|28| Con hechos.

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Ryan

Luego de unos largos veinte minutos de paseo, bajo a los niños de Tiro al Blanco y los llevo con Ava, ambos están emocionados y no dejan de contarle lo bien que se sintieron durante el paseo.

-Es tu turno -le digo a Ava y ella niega. Saca unos jugos y se los da a los niños.

-No soy muy fan de los caballos -se encoge de hombros.

-¿Se divirtieron? -pregunta Ken.

-¡Sí! -responden los niños emocionados.

-Ese caballo es muy lindo -Ken se acerca y acaricia a Tiro al Blanco-, lástima que no pude domarlo -se quita el sombrero y se pasa la mano por el cabello-. Y pensar que él ni siquiera sabía cómo hacerlo -me ve y me encojo de hombros.

-Algunos no necesitamos experiencia, traemos talento innato -me encojo de hombros, Ava ríe y Ken finge estar ofendido.

-Sin mi ayuda no habrías podido, presumido -doy una palmada en su hombro y reímos.

-Claro que sí habría podido, después de caerme unas diez veces más de las que me caí.

-De los golpes se aprende -dice Ava viéndome y asiento.

-Así es.

-Bueno, los dejo -Ken se pone el sombrero-, tengo que seguir trabajando antes que papá vuelva.

-Está bien, ve a trabajar, sólo así aprenderás -le digo y luego de darme un leve golpe en el brazo se va.

-Creo que es hora de irnos -Ava ve su reloj-, Ryan debe hacer tareas.

-Está bien -ya se está haciendo tarde, así que es hora de irnos-. ¿Quieren volver otro día? -le pregunto a los niños mientras caminamos a la camioneta, luego de despedirnos y dejar a Tiro al Blanco en su lugar.

-Sí, hay que volver muy pronto -subimos a la camioneta y empiezo a conducir rumbo a casa de Ava.

-Mañana no creo poder venir a verlos, vendrá el esposo de Luna y tendré que llevarlo a dónde deba ir.

-Está bien, no hay problema -vemos por el retrovisor y los niños ya están dormidos-. Se divirtieron mucho, gracias por eso -la veo y sonrío.

-Gracias a ustedes por estar conmigo, fue uno de los mejores días de mí vida -me estaciono frente a la casa y entre los dos bajamos a los niños, los llevamos a su habitación y luego bajamos juntos-. Bien, nos vemos... pronto, espero que sea mañana, pero no...

-Quédate esta noche -me toma de la mano.

-¿En serio? -asiente.

-¿Qué dices? Te puedes quedar conmigo, si quieres y...

-Por supuesto que quiero -la tomo de las mejillas y la beso.

-Hey, me refería a dormir.

-No te creo -se ríe-. Ven acá -la cargo y rodea mi cintura con sus piernas.

-Hablaba en serio con lo de dormir -me da un beso en el cuello-, pero ya he cambiado de opinión.

Camino con ella aún sujetada a mi cintura y besándome, llegamos a la habitación, abro la puerta, camino hacia la cama y la recuesto en esta, luego me acuesto yo a su lado.

-Creo que deberíamos dormir -le digo sin verla y de inmediato se sienta y me ve.

-¿Bromeas, verdad? -sonrío.

-Por supuesto.

Se sube sobre mi ahorcajadas, me siento y ella aprovecha para quitarme la camisa, besa mis labios, baja a mi cuello y lentamente a mi pecho y abdomen. Sus manos se detienen en el cinturón de mi pantalón, lo desabrocha y mete su mano en mi pantalón, por encima de la ropa interior acaricia mi miembro ya erecto y con sus caricias cada vez más duro, mientras ella me acaricia, yo meto las manos debajo de su blusa, bajo el sostén lo más que puedo hasta que mis dedos hacen contacto con sus pezones. Con mis índices y pulgares, los halo y pellizco un poco, ella sonríe, mientras su mano aún sigue en mi pantalón y mi cuerpo se estremece con una holeada de placer cuando siento el contacto de la piel cálida de su mano con la mía, la ropa interior ya no estorba más.

Luego de un rato me levanto con ella, la siento en la cama y me quito el pantalón, ella me pide que me acerque con su mano, lo hago y baja mi bóxer, toma mi miembro una vez más entre sus manos y lo acaricia completo; agacha su cabeza y lo mete en su boca, pongo mis manos en su cabeza y echo la mía hacia atrás disfrutando del delicioso y placentero momento de mi miembro entrando y saliendo de su boca. Cuando ya no aguanto más la detengo, hago que se ponga de pie y rápidamente me deshago de su ropa.

La recuesto en la cama me coloco sobre ella y luego de darle un profundo beso en los labios, me introduzco en ella, gime, un gruñido sale de mi labios. Me encanta y creo que nunca dejará de hacerlo. Empiezo a moverme lento y poco a poco acelero el ritmo, hago lo que ella me pide, rápido o lento, duro o suave. Estoy para complacerla a ella. Sus piernas se tensan al rededor de mi cintura, ambos terminamos juntos.

-Te amo -le digo un rato después cuando empieza a quedarse dormida. No responde, sólo sonríe y eso me basta.




•••


Bajo las escaleras rápido al escuchar las risas de mis hijos, entro a la cocina y ahí están los tres, Ava es la primera en verme y sonríe, me acerco a los niños, los abrazo y les doy besos, luego hago lo mismo con su mamá.

-¿Te vas a quedar a desayunar? -me pregunta y veo los panqueques que está haciendo.

-Me encantaría, pero ya debo irme, en una hora llegará el esposo de Luna y debo ir por él -asiente. Me despido de los niños y Ava me acompaña a la salida-. ¿Cómo lo haces? -la tomo de la cintura y la atraigo hacia a mí, ella rodea mi cuello con sus brazos.

-¿Qué hago? -me da un pequeño beso en los labios.

-Esto. ¿Cómo lo haces? ¿Cómo es que cada día que pasa me enamoras más y más? -ríe un poco y me abraza fuerte-. Cada día que pasa lo compruebo, este amor que siento por ti es infinito, las posibilidades de dejar de amarte no existen.

-Yo también te amo, este nuevo Ryan cada día que pasa me enamora más.

-Te juro que lo único que quiero es ser el padre que mis hijos necesitan y el hombre que tú te mereces. He cometido muchos errores y sé que no vas a olvidarlos, pero quiero reemplazar todos esos malos momentos por buenos.

-Lo estás logrando -nos besamos y luego nos quedamos abrazados un rato, hasta que recuerdo que debo irme a trabajar.

Con el esposo de Luna me la paso llevándolo de un lugar a otro, ya para la tarde estoy cansado de estar conduciendo, yendo y viniendo, por suerte me pide que lo lleve al hotel y lo hago, nos despedimos y quedo en llegar al día siguiente por él. Llego a casa y encuentro a papá ahí, ha preparado la cena, me dice que me siente a comer, pero primero voy a tomar un baño, cuando estoy listo bajo y cenamos juntos, al terminar papá prepara café y yo lavo los platos.

-Hijo, yo tengo algo para ti -de uno de los gabinetes de la cocina saca una caja de metal-. Bueno, en realidad tu mamá y yo guardamos esto para ti hace mucho tiempo, nunca perdimos la esperanza de que algún día cambiarías -pone la caja frente a mí-. De todas formas sino lo hacías planeaba dárselo a Ava para los niños.

Frunzo el ceño ante sus palabras. No tengo ni idea de lo que hay ahí. Él se vuelve a sentar frente a mí, sigue tomando su café y con una mirada me anima a abrir la caja. Dudoso lo hago, ahí dentro hay dinero, bastante dinero.

-Mientras estuviste en prisión yo ahorre más de lo que tenía con tu mamá -siento como en mis ojos se agolpan las lágrimas.

Les fallé tantas veces y ellos nunca perdieron las esperanzas, en este momento me siento mucho peor de lo que me he sentido durante todos estos años.

-Papá... -digo con un nudo en la garganta.

-Sólo has algo bueno con ese dinero, piensa en los niños, en Ava y en su futuro -asiento.

-Perdóname -sonríe levemente.

-Siempre lo he hecho, eres mi hijo, con problemas o sin ellos siempre lo serás -me pongo de pie y lo abrazo.

-Les fallé tantas veces -ya no aguanto más las lágrimas.

-Ningún hijo es perfecto -me abraza fuerte.

-Y-yo... nunca les di nada...

-Ahora nos lo estás dando, has cambiado a pesar de todo y eres un buen padre, nada me hace más feliz que verte con tus hijos, ver sus caritas de felicidad cuando te ven.

-Prometo que nunca más te volveré a fallar. Lo desmotraré con hechos cada día que pase.

La familia que necesito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora