Ryan
Luego de ir a correr y trabajar un poco en mi proyecto más preciado, subo a mí habitación para tomar un baño, cuando estoy desnudo y listo para entrar a la ducha, escucho que mi celular suena. Tomo el celular que está en mi cama y respondo la llamada.
—Bueno —el número sale como privado, así que no sé de quién pueda ser.
—Ryan —es la voz de un hombre, un hombre que para mí desgracia conozco.
—¿Quién te dio mi número?
—Fue muy difícil conseguirlo.
—¿Qué mierda quieres? ¿Para qué me llamas?
—Tú y yo tenemos negocios pendientes —escucho su maldita risa y aprieto la mandíbula—. Tenemos que vernos pronto...
—Déjame en paz y vete a la mierda —cuelgo y apago el celular.
No quiero saber nada de ese tipo, no quiero ni siquiera volver a verlo, en parte por su culpa me metieron a la cárcel, el huyó y me dejó a mí, pero no lo hizo por mucho, dos semanas después la policía lo atrapó por otro robo y se encargó de hacerme la vida imposible. Tuve que mantenerme lo más alejado de él para no meterme en problemas y poder salir antes de prisión. Yo no puedo permitir que se acerque a mí, estoy bajo libertad condicional, no puedo consumir nada, para comprobar que no lo hago me hacen exámenes de vez en cuando, tampoco puedo portar armas y mucho menos estar cerca de personas que las porten, consuman drogas y cosas por estilo. No quiero volver a la cárcel.
Luego de bañarme bajo las escaleras y me despido de papá que se encuentra en el porche leyendo el periódico. Subo a mí camioneta y conduzco hacia la cafetería dónde trabaja Ava, me siento en una mesa y ella se acerca para tomar mi orden.
—¿Qué vas a pedir? —me pregunta con una sonrisa.
—A ti —sonríe, pero yo no logro hacerlo.
—No sólo estás aquí por mí, ¿qué pasa? —se sienta frente a mí y toma mi mano. Sabe que algo me pasa y está de más ocultárselo.
—Recibí una llamada, el tipo con el que entré a robar a esa tienda —me paso una mano por la cara—. Al parecer ya salió de la cárcel y... sé que va a buscarme.
—¿Qué te preocupa: que te busque o que puedas volver a lo mismo de antes? —me ve y aparto la mirada.
—Quiero alejarme de todo mi pasado, no porque pueda volver a lo mismo, no lo haré, pero prefiero evitar problemas —sonríe y aprieta mi mano.
—Todo estará bien —se pone de pie y me da un beso en la frente—. Ahora dime, ¿qué vas a desayunar? Y más vale que no digas que a mí.
•••
—Me gusta esto —lanzo un poco de confeti con mi mano y Bryan me ve mal—. Tienes mucho acá, relájate.
—Deja de gastarte la mercancía en tus tonterías —me señala y río—. No seas un imbécil, Ryan, deja de reír.
—Buenas —mi risa se termina cuando veo a la mamá de Ava entrar al local de Bryan. Su mirada se posa en mí y levanta su mentón—. A ti te estaba buscando —me señala. Frunzo el ceño y veo a Bryan, luego nuevamente a ella—. Quiero hablar contigo.
Me pongo de pie y salgo del local, ella me sigue, me cruzo de brazos y espero que hable.
—No sé qué has hecho para que mi hija te vuelva a aceptar a su lado, pero sé que todo es falso, porque tú nunca vas a cambiar...
—¿A eso vino? ¿A decirme lo que ya sé? —niego—. No sé cuál sea su objetivo viniendo a buscarme, pero déjeme decirle que no lo va a conseguir.
—Lo único que quiero es que te alejes de mi hija, porque hasta que tú no te vayas, ella nunca volverá aceptarme.
—Que mal por usted entonces, porque no me voy a alejar de mi familia —entrecierra los ojos—. Y le doy un consejo, en lugar de intentar que yo me aleje de ella, usted intente acercarse a ella, porque el problema no es que esté conmigo, el problema es que usted no ha cambiado y ella lo sabe.
Me despido de Bryan con la mano, subo a mi camioneta y conduzco hacia la guardería, ya es hora de que los niños salgan. Me detengo a fuera y espero a que Audri los saque, cuando lo hace abrazo a ambos.
—Papi —ambos me abrazan fuerte. Los subo a la camioneta y los llevo a una heladería.
—Yo quiero uno de chocolate —pide el pequeño Ryan, Kim pide el mismo.
—Yo quiero uno de chicle —pido. Cuando nos dan nuestros helado, salimos para comerlos en el parque.
Ninguno de los tres decimos nada, sólo disfrutamos de estar juntos comiendo helado.
La petición de la mamá de Ava me ha dejado pensando, yo no voy a dejarla ni hacer nada malo para perderla, no otra vez, no importa lo que ella o alguien más diga, voy a estar con Ava y con mis hijos. Necesito a mi familia a mí lado para continuar como ahora, ellos son mi fuerza.
•••
Abro los ojos, todo está oscuro, me duele mucho el cuerpo, la cabeza, absolutamente todo. Estoy tendido en el piso y me siento, la sangre brota de mi nariz y de mi frente, me siento mareado, mi cabeza punza, sujetándome de la pared más cercana me pongo de pie, estoy en un callejón, rodeado de bolsas y contenedores de basura, ellos me trajeron hasta acá. Escupo y la saliva sale de mi boca combinada con sangre. Saco las llaves de mi bolsillo y hago que suene la alarma de mi camioneta, cuando lo hace con mucho dolor al caminar llego hasta esta, sino y conduzco hacia un hospital, me duele mucho la cabeza y las costillas también, en realidad me duele todo.
Al llegar al hospital bajo y un enfermero que está fumando un cigarrillo a fuera, me ayuda a llegar a dentro, me pone en una silla de ruedas y me lleva a dónde un doctor que me atiende de inmediato. Limpia mis heridas y me manda a hacerme rayos X para saber si tengo fracturas, mientras me hacen todo esto en lo único que puedo pensar es en Ava, en mi papá, en mis hijos y en los chicos de Aliento de Esperanza. Esta sería una gran noche para la fundación, sería como un reencuentro entre muchos de los chicos con sus familias, a los cuales frente a todos harían la promesa de ir por el buen camino. Justamente ahí iba cuando dos tipos se pusieron frente a mí camioneta dispuestos a no moverse, hasta que me bajé de esta y entre los dos empezaron a golpearme.
Me preocupa mucho que piensen mal de mí por no llegar, seguramente se están imaginando muchas cosas malas. No quiero decepcionar a nadie. No otra vez.
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La familia que necesito
Romance«La familia es suficiente razón para ser fuerte» Saga Bebés y Amores #1