|5| Después de tanto tiempo.

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Ava

—Mami, tengo sueño —Ryan hace un puchero.

—Mami —Kim bosteza.

Ambos están sentados en el sillón grande, en pijamas, Kim tiene su cabeza recostada en las piernas de su hermano. Es sábado y hoy su abuelo vendrá por ellos para llevarlos a dar un paseo y a comer como lo hace siempre, pues durante la semana al igual que yo trabaja mucho y no siempre puede venir a verlos.

—Su abuelo va a venir y ustedes no van a estar listos.

—Un poquito más —Ryan ladea cabeza y no puedo resistirme.

—Está bien, duerman sólo un ratito, mientras preparo el desayuno —les digo y ellos asienten.

Ayer se durmieron tarde viendo todas las películas de Toy Story, por esa razón ahora están cansados. Los dejo dormir unos minutos más y voy a la cocina a preparar el desayuno. Les haré panqueques con fruta, tal vez así se animan. Saco todos los ingredientes y empiezo con la preparación.

Cuando termino llevo todo a la mesa y decoro la misma. El timbre suena y voy a abrir la puerta, cuando lo hago me encuentro con Max.

—Hola —le doy un abrazo y beso su mejilla.

—Hola, hija —entramos a la casa—. ¿Cómo estás? —me pregunta.

—Muy bien, ¿y tú? —se ve muy contento.

—Más feliz que nunca —nos sentamos en la sala.

—¿Y eso por qué? —puedo notar que está batallando entre decirme o no.

—Es que —bufa—, Ryan ya salió de prisión —esa noticia me cae como un balde de agua fría.

Ryan está libre.

En mi interior siento una enorme combinación de emociones, entre ellas el miedo, miedo de quiera quitarme a mis hijos, miedo de que me busque, pero principalmente miedo a que lo haga y volver a caer como estúpida en sus mentiras.

No quiero eso. No quiero tener a Ryan cerca, tengo miedo de volver a caer antes sus encantos.

—Ava —Max pone una mano sobre la mía—, ¿estás bien?

—No —siento un nudo en la garganta—. No estoy bien, Ryan está libre y puede quitarme a mis hijos —me pongo de pie—. No quiero a Ryan cerca, él lo único que hace es traer problemas.

—Ava, Ryan ya no es el mismo —lo veo—. Él ha cambiado, incluso está libre por buen comportamiento. Es alguien completamente diferente al Ryan que conocíamos.

—Lo mismo pasó cuando quedé embarazada de Ryan, prometió cambiar y lo hizo, todo parecía un sueño hecho realidad, pero poco antes de que naciera todo volvió a ser igual.

No me doy en cuenta en que momento pasa, pero empiezo a llorar.

—Esto es diferente.

—No lo quiero cerca, ni de mí, ni de mis hijos, así que lo mejor será que no te los lleves.

—¿Qué? —frunce el ceño.

—No quiero que Ryan los vea.

—Te aseguro que no lo hará, él ni siquiera sabe que estoy aquí, yo no voy a hacer nada en contra de tu voluntad.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo —toma mi mano—. Ryan los verá hasta que tú lo decidas, porque en algún momento tendrá que hacerlo y en algún momento ustedes dos tendrán que hablar.

La familia que necesito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora