|14| El mejor papá.

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Ava

Ryan está vuelto loco con su fiesta, está tan entretenido con los preparativos que ni siquiera ha notado que su papá no ha venido a verlo, pero quién si lo ha hecho es Kim. Cada vez que la subo en su columpio pregunta por él, así lo llama pues no sabe su nombre. Quien si ha venido es Giorgio, justamente ahora nos está ayudando a poner los dulces en las bolsas de regalo. Mientras nosotros hacemos eso, Kim trata de comerse todos los dulces.

—Kim, no te comas eso —Giorgio le quita de las manos el empaque vacío de un dulce y ella hace un puchero—. No llores y toma este —le da otro dulce.

—Ese ya es el último, Kim, después no vas a poder dormir —la señalo y ella me ignora pues está entretenida con su dulce.

—Mami —veo a Ryan—, ya terminé —me da la última bolsa, la reviso al igual que las anteriores que hizo y al ver que estaba bien la pongo con el resto—. ¿Puedo jugar?

—Claro que sí, mi amor —se baja de la silla y cuando está a punto de irse, se detiene.

—Mami, ¿y mi papá irá a mi cumpleaños? —suspiro.

—No lo sé, mi amor —no quiero mentirle, ni ilusionarlo.

Por el momento debo aceptar que Ryan se está comportando, pero no sé si mi miedo de que sólo fuera temporal se ha hecho realidad.

—Voy a jugar —cabizbajo se va a su habitación.

—Mami, Ayan —Kim señala el camino por dónde se fue si hermano.

—¿Quieres ir? —asiente. Me pongo de pie, la saco de su silla y en cuanto está en el piso va detrás de su hermano.

—Oye Ava, ¿a qué se refería el pequeño Ryan con que si su papá iría a la fiesta? —prácticamente nadie sabe que Ryan salió de prisión, pues casi nunca se le ve por las calles o en los lugares donde se quedaba siempre—. Ryan sigue en prisión, ¿no?

Suspiro, me vuelvo a sentar en mi lugar y me dispongo a contarle todo.

—Ryan ya está libre.

•••

Los invitados empiezan a llegar al parque con regalos de todos los tamaños colores y formas que tienen emocionado a mi hijo que los toma, los lleva a su mesa de regalos y regresa corriendo a jugar con sus amigos. Creo que nunca había visto a mi hijo tan feliz, aunque su felicidad casi se ve afectada por la inasistencia de su papá y de su abuelo.

—Está feliz —dice Giorgio cuando se acerca a mí con una sonrisa en sus labios y Kim en sus brazos.

—Lo está y yo también, nada me hace más feliz que ver a mi hijo feliz.

—¿Nos podemos tomar una foto? —me pregunta Giorgio.

—Claro —asiento y llamo a Ryan con la mano, de inmediato se acerca.

—¿Qué pasa mami?

—Vamos a tomarnos una foto —llamo al fotógrafo, se acerca a nosotros, posamos los cuatro y nos toma un par de fotos.

—¿Dónde está el cumpleañero? —pregunta Max y mi hijo corre a sus brazos.

—¡Abuelo! —Max lo carga y le da un sonoro beso en su mejilla.

—Te traje un regalo.

Le da una caja, pone al niño en el piso y éste la abre, dentro de la caja hay un cuadro de madera que en la parte de adelante tiene tallado a los personajes de Toy Story. Mi hijo ve el cuadro mediano, luego a su abuelo y sonríe.

—Me gusta mucho, lo pondré en mi habitación —abraza a su abuelo—. Gracias.

—De nada pequeño —su abuelo le pasa una de sus manos por el cabello.

—Abuelo, ¿y mi papá? —pregunta mi hijo y me siento mal por él.

—Aquí estoy —Ryan estaba casi frente a nosotros y no lo había visto.

—¡Papá! —Ryan se agacha y abre los brazos para que el pequeño Ryan lo abrace.

—Feliz cumpleaños, hijo —besa su mejilla y le da una bolsa de regalo.

—¿Lo puedo abrir? —pregunta Ryan y su papá asiente y le ayuda a abrir la bolsa—. Es un Buddy y un tiro al blanco —su papá sonríe, al verlo feliz.

—Me alegra que te haya gustado, porque me la pase toda la tarde buscando tu regalo —mi hijo ríe.

—Me encanta. ¿Ya viste las películas? —Ryan baja la mirada—. ¿No? —Ryan ve a mi hijo sonríe.

—Ya las vi todas, incluso vi Toy Story atrapados en el tiempo y Toy Story de terror —a mi hijo le brillan los ojos al comprobar que su papá las vio.

—¿Y te dio miedo? —pregunta refiriéndose a Toy Story de terror.

—Por supuesto —dice Ryan con expresión de miedo.

Por un momento al igual que el pequeño Ryan, pensé que diría que no las había visto, pero la respuesta me tomó por sorpresa y a la vez me emocionó ver hasta donde llegan sus ganas de estar con los niños. Recuerdo que cuando Ryan era un bebé y lo dejaba a su cargo le decía que viera caricaturas con el niño porque siempre se había distraído así, pero decía que primero muerto antes que ver esas tonterías estúpidas. Pero ahora vio todas las películas de Toy Story.

—¿Es real lo que acabo de oír? —me pregunta Audri en un susurro.

—Te aseguro que yo soy la más sorprendida con esto.

Ambos Ryan hablan de las películas animadamente y yo no quepo de felicidad al ver que lo que tanto deseé durante años, ahora está pasando; mi hijo y su padre juntos.

—Mami, él —Kim está señalando a Ryan que al verla sonríe ampliamente y se pone de pie.

—Hola, princesa —se acerca a Giorgio, que tiene a mi hija en sus brazos y quiere que la suelte para ir con Ryan—. Ven con papá —él extiende sus bazos y ella se lanza a ellos, por lo que a Giorgio no le queda de otra que soltarla.

—Eto —frunce sus labios y besa la mejilla de Ryan.

No me explico como es posible que Kim le tenga tanto amor a Ryan si a penas y lo conoce.

—A ti también te traje un regalo —en su otra mano trae una bolsa le pide a Max que le ayude, éste abre la bolsa y saca una caja—. Mira, Jessie.

—Eti —dice y toma la muñeca que le da su abuelo.

—¿Quién es él? —veo a Audri.

—Dice que Ryan, pero algo me dice que en la cárcel lo cambiaron, porque éste no es el Ryan que yo conocí —suspiro al verlo abrazando y besando a Kim.

Y pensar que hace años ni siquiera quería que la trajera al mundo y ahora está tan enamorado de ella, porque es justo así como la ve, como un padre enamorado ve a su hija y ella, ella lo ve con tanto amor. Creo que si Ryan sigue así, mis hijos podrán tener al papá que tanto han querido.

—Mami —mi hijo se para frente a mí y lo cargo—, ¿viste el regalo que me dio papá? —me muestra sus juguetes.

—Si mi amor, están muy lindos.

—Tengo al mejor papá del mundo, mami —me dice en un susurro y sonrío al borde de las lágrimas, de emoción por supuesto.

Levanto la mirada y veo a Ryan con Kim en sus brazos, que lo único que hace es abrazarlo y besarlo y el sólo ríe.

—El mejor papá del mundo —repite mi hijo al darse cuenta que estaba viendo a su papá.

La familia que necesito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora