Ava
Llego a casa y dejo todo sobre la mesa de la cocina, Audri me ve sin saber que hacer pues las lágrimas corren por mis mejillas sin esperanzas de que se detengan.
—Amiga, tranquila —pone su mano en mi hombro.
—No puedo estar tranquila después de haberlo visto —me lanzo al sillón y abrazo un cojín—. ¿Cómo tiene el descaro de hablarme después de todo lo que me hizo?
Cierro los ojos y a mi mente vienen tantas cosas que me causan más dolor y me hacen querer tenerlo muy lejos de mí.
—Ryan, otra vez estás borracho —voy a él, lo tomo del brazo y lo siento en el sillón—. ¿Por qué tomaste otra vez?
—¿Por qué estás despierta? —me ve molesto.
—Te estaba esperando —respondo con la voz rota.
—¿Yo te dije que me esperaras? —niego—. Entonces vete a dormir y déjame en paz —me hizo a un lado y se fue al baño.
Recuerdo que esa noche no dejé de llorar, sus palabras me dolieron mucho, pues yo como estúpida siempre me quedaba en vela muy preocupada, esperando a que llegara y pidiéndole a Dios que no le pasara nada, pero eso él nunca lo valoró y siguió lastimándome.
—Mira como te dejaron —tiene la cara cubierta de sangre y varias heridas, en la ceja izquierda tiene una cortada, en la nariz también y el labio superior roto—. Mi amor —lo abrazo.
—Ava, ¿qué haces aquí? —me pregunta.
—Vine a buscarte —estábamos a fuera del bar en el que anteriormente tuvo una pelea, en el que dos tipos lo golpearon.
—No deberías estar aquí, estás embarazada —niega.
—No podía estar tranquila sabiendo que te podía pasar algo. Te amo Ryan y no voy a dejarte solo.
Yo siempre andaba como estúpida buscándolo en todas partes, lo amaba tanto que incluso lo ponía antes que a mí y en ese momento que al pequeño Ryan que estaba en mi vientre. Cometí muchos errores con respecto a Ryan, pero ya no más, no volveré a dejarme de lado a mí por cuidarlo a él, así que mejor lo quiero lejos, de mí y de mis hijos.
Un celular empieza a sonar, es el de Audri que se va a la cocina a atender la llamada.
Me alegra que los niños no estén conmigo, no me gustaría que me vieran así, siempre trato de ser fuerte frente a ellos, pero por ahora no puedo serlo.
—Ava —Audri sale de la cocina—, ¿te sientes bien? —me pregunta preocupada.
—¿Te tienes que ir? —sé que es eso, pero no me lo quiere decir.
—Sino te sientes bien puedo quedarme —sonrío.
—No es necesario, estoy bien —su cara aún refleja preocupación—. Si pasa algo prometo que te llamo.
—Está bien —me abraza—. Sabes que yo siempre estoy para ti y los niños —asiento.
—Eres la mejor amiga del mundo —besa mi cabello.
—Lo sé —sonrío—. Me tengo que ir, pero por cualquier cosa que pase...
—Te llamo
—Así es —asiente una vez—. Nos vemos luego —toma sus llaves y se va.
Ya estoy sola y sólo tengo dos opciones: seguir llorando de rabia e impotencia o pensar en algo para que Ryan no se acerqué a mis hijos. Me decido por la segunda opción, porque es lo que más me preocupa, mis hijos, tengo mucho miedo de que Ryan me los quite. Aunque dudo mucho que fuera capaz de hacerlo, si se fue cuando sólo iba a ser padre, no me imagino si le tocara hacer de padre y madre.
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La familia que necesito
Romance«La familia es suficiente razón para ser fuerte» Saga Bebés y Amores #1