Ryan
Me detengo frente a la guardería, Ava ya está aquí, así que bajo de la camioneta y voy hacia ella, cuando me ve se sorprende, pero luego de ofrecerle una sonrisa, me la devuelve.
-Hola, Ryan -me saluda-. ¿Qué haces aquí?
-Hola, Ava, sólo vine por los niños -frunce el ceño.
-¿Qué? ¿Otra vez? -esta sería la cuarta vez que los llevo conmigo, pero creo que será la última porque lo del show está listo.
-Sólo tenemos que ajustar algunos detalles, ya sólo faltan dos días -suspira.
-Está bien, pero regresalos temprano.
-Por supuesto -asiento. Ambos nos quedamos en silencio y esperamos que nos den a los niños.
Cuando Audri sale con ellos, se queda sorprendida al verme y de inmediato vuelve la mirada a Ava, que sólo se encoge de hombros. El pequeño Ryan vine hasta a mí y lo cargo, le pregunto cómo estuvo su día y eso es suficiente para qué empiece a contarme cada cosa que hizo con lujo de detalles y sin detenerse un momento. Empiezo a creer que este niño no respira, siempre es así y me emociona escuchar sus historias, la confianza que me tiene y esa manera tan suya de expresarse.
Todo de mis hijos me emociona.
-Entonces, los llevo a casa en la tarde, si nos retrasamos en algo te llamo -le digo a Ava luego de subir a los niños y sus cosas en la camioneta. Ella sólo asiente.
-Está demás que te diga que los cuides, porque sé que lo siempre lo haces, pero no se me ocurre nada más que decir.
-¿Qué tal un, Ryan acepto esa invitación a cenar del otro...?
-No -dice de inmediato impidiendo una vez más que siquiera termine de hablar-. Adiós amores, nos vemos en la tarde, los amo -le dice a los niños por la ventanilla y ellos se despiden de ella-. Adiós Ryan.
-Adiós A -le doy un beso en la mejilla y ella en un intento por apartarse provoca que se lo dé en la comisura de los labios-. Si quieres que te bese sólo dímelo, porque yo me estoy muriendo por hacerlo.
-Lárgate Ryan -dice seria y río.
-Ya sabes, sólo tienes que decírmelo -le guiño y antes de que se queje, subo a la camioneta-. ¿Listos para otro día ensayando con papá? -veo a mis hijos por el retrovisor.
-¡Sí!
-¡Papi!
Sonrío y empiezo a conducir.
•••
Me acerco lentamente y paso una mano por su hocico, se queda quieto, ambos únicamente nos vemos, después de tanto tiempo, creo que ha llegado el momento. Me paro a su lado, tomo impulso y cuando menos lo pienso estoy sobre él, ahora estoy esperando dos cosas: que camine o que me tire.
Lo que menos espero pasa, él empieza a caminar tranquilamente y no me tira como lo hacía de costumbre. Empezamos a cabalgar dentro del corral y la sonrisa que tengo en la cara se me hace imposible borrarla. Después de tanto tiempo y de tantas caídas y de tantos golpes; al fin pasó, estoy cabalgando con mi caballo sin nombre.
-¡Esto tiene que ser un maldita broma! -Ken está recostado en la valla-. ¿Cómo lo lograste? -pregunta.
-No lo sé -me detengo frente a él-, sólo pasó.
-Yo venía con muchas esperanzas de verte caer -se quita el sombrero y se pasa una mano por el cabello rubio-. Pero me alegra que lo hayas logrado -me extiende su mano y la tomo.
-Gracias -asiento.
-Ahora escoge un nombre para tu caballo -sonrío. Sé perfectamente que nombre ponerle y sé que mis hijos lo amarán.
-Tiro al Blanco -lanza una carcajada-. El nombre perfecto.
•••
Regreso a la habitación, me pongo la camisa a cuadros, el jean y unas botas café bastante desgastadas, cuando estoy listo tomo mi guitarra, el sombrero y salgo corriendo de la habitación y por consiguiente de la casa. Subo al carro de mi papá, porque él se llevó mi camioneta, arranco y conduzco hacia la escuela.
Por estar entretenido con Tiro al Blanco, se me fue el tiempo y ahora voy un poco retrasado para el show, lo bueno es que mi papá se encargaría de el escenario. Me estaciono frente a la escuela, bajo corriendo y entro por donde me indican luego de decirseles que participaré en el show, en cuanto entro escucho la presentación.
-Llegó el turno de el pequeño Ryan Wood, acompañado de su papá y su hermanita menor -busco a mis hijos, pero no están.
-Ryan, están en el escenario -dice mi papá y salgo de inmediato.
Ambos están asustados y no saben que hacer, pero cuando me ven sonríen. Les guiño y me siento sobre el banco que está ahí frente al micrófono y me pongo el sombrero.
Mis hijos están vestidos como Buddy y Jessie, se ven simplemente preciosos, en el escenario hay heno, una valla de cartón, también están los juguetes que los niños tienen de Toy Story, en cajas como las de la película. En la parte de atrás, en cuanto empiece a cantar, se reproducirá un vídeo de nosotros.
-¿Listos? -les pregunto a los niños.
-Listos, papá -dice Ryan y sonrío.
Tomo una bocanada de aire y empiezo a tocar la guitarra, los niños mueven la cabeza al compás de la guitarra y sonrío.
Hemos practicado mucho y sólo espero que nos salga bien, lo que más me preocupaba de todo esto era que se pusieran nerviosos al estar frente a tantas personas, pero creo que lo han superado muy bien, incluso Kim que es la más pequeña está emocionada.
Empiezo a cantar y ellos me siguen.
No canto bien, pero por ellos soy capaz de pasar vergüenza si es necesario.
Con cada momento que pasa siento que los niños se sienten más cómodos y yo también. No es fácil estar haciendo esto frente a tantas personas.
Cunado terminamos la canción, dejo la guitarra al lado del taburete donde estaba sentado y abrazo a mis hijos, ambos me devuelven el abrazo y los besos.
-Gracias -me dice Ryan-. Eres un papá fiel.
Esas palabras me conmueven como muy pocas cosas lo hacen y hasta tengo ganas de llorar, pero es algo que no haré, ni de felicidad, es un día sólo de sonrisas.
-Y tú eres el mejor hijo del mundo.
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La familia que necesito
Romance«La familia es suficiente razón para ser fuerte» Saga Bebés y Amores #1