|30| Lastimar.

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Atiendo una y otra mesa, no he parado en todo el día y al igual que los anteriores me he quedado a hacer horas extras, mientras lo hago Audri y Bryan cuidan de mis hijos, pues Ryan también dice que está trabajando y a veces sólo llega por las noches a la casa para ver a los niños, nosotros hablamos un rato y luego se va. Su actitud al principio me causó mucha desconfianza -no lo voy a negar-, pero luego Max me confirmó lo que dijo Ryan y me quedé más tranquila.

Estoy en la cocina esperando un último pedido y ya no aguanto más los pies, me duelen muchísimo, pero aún me faltan veinte minutos para terminar, así que saco fuerzas y atiendo más mesas. Cuando mi turno termina le doy gracias a Dios por eso, no habría podido aguantar un rato más de pie, me cambio de ropa, me despido de Gabriel y voy a casa, cada paso que doy es una tortura, pero lo soporto porque pronto estaré con mis hijos.

Llego a casa y ahí están Audri y Bryan con los niños, que al verme corren a saludarme, los abrazo a ambos y me siento mucho mejor teniéndolos en mis brazos.

-Los extrañé -les digo a ambos besando sus mejillas.

-Te extrañamos -dice Ryan y ambos vuelven a abrazarme.

Todo vale la pena por ellos.









Me encuentro sentada entre las piernas Ryan, él besa mis hombros desnudos y acaricia uno de mis pechos, yo no puedo dejar de pensar en el asunto de la mensualidad de la casa, necesito conseguir el dinero.

-¿Qué te pasa? -Ryan intenta ver mi cara, pero la aparto-. Amor, has estado muy distraída, ¿qué tienes?

-No es nada -sonrío levemente-. Sólo estoy pensando.

-Sí hay algún problema dímelo -suspiro.

No quería hacerlo, pero aún no logro completar el dinero, por más que trabajo y consigo propinas, lo he utilizado para pagar otros insumos como luz y agua.

-Debo pagar la mensualidad de la casa y aún me falta dinero, el dueño vendrá en unos días sino es que mañana mismo y yo no tengo el dinero.

-¿Por qué no me lo habías dicho?

-Porque siempre he podido yo sola...

-Date cuenta que ya no estás sola, yo estoy acá -dejo caer mis hombros-. Sé que antes no fui responsable, pero también eso lo he cambiado y lo sabes, si hay algún problema debes decírmelo.

-No estoy acostumbrada a pedir ayuda -me giro y lo abrazo, meto mi cara en el hueco entre su cuello y hombro.

-Acostumbrate a que yo estoy aquí -me da un beso en la mejilla y luego en los labios-. Mañana te daré el dinero que necesites, he estado trabajando bastante y tengo suficiente dinero guardado -asiento aún en mi posición anterior-. Ahora vamos a dormir.

Nos recostamos, nos cubrimos con las sábanas y abrazados nos quedamos dormidos.


Estoy terminando de arreglarme, mientras los niños se terminan de alistar para que Ryan, que se está bañando los lleve a la guardería, cuando termino bajo las escaleras y precisamente en ese momento escucho que tocan el timbre, voy a abrir y es Audri, entra a la casa y está apresurada.

-Yo voy a llevar a los niños -sin decir nada más les pone sus mochilas, ellos se despiden de mí y salen de la casa.

-¡Hey! -la tomo del brazo-. ¿Qué pasa?

-Ava -vuelvo a ver a un lado y ahí están las personas que jamás esperé volver a ver.

-Nos vemos después -Audri se va con los niños.

Yo no sé qué hacer, estoy sorprendida y a la vez dolida.

-¿Qué haces aquí... mamá? -pregunto.

-¿Podemos pasar? -veo al rededor, hay personas en la calle y no quiero tener una discusión acá. Los dejo pasar a ambos, a ella y a su esposo.

-Vuelvo a preguntar, ¿qué haces aquí? -ella suspira y me ve.

-Vine por ti -elevo una ceja.

-¿Después de cinco años? -sonrío sin gracia-. ¿Ahora para qué? -la veo y no noto ningún tipo de remordimiento después haberme dejado a mí suerte, es cierto que yo no le hice caso y me quedé con Ryan a pesar de todo, pero creo que como madre al ver por la situación por la que estaba pasando debió apoyarme o por último darme palabras de aliento, decirme te lo dije, no lo sé, pero ella sólo se fue.

-Eres mi hija...

-Pensé que después de haberme ido a vivir con Ryan, yo ya no era más tu hija.

-Cometiste un error, pero eso ya pasó, yo quiero estar cerca de ti y quiero conocer a mis nietos -elevo una ceja.

-¿Tus nietos? ¿Ahora son tus nietos?

-Ava, ya. Ambas cometimos errores, pero tú ya los enmendaste alejándote de ese tipo y yo aquí estoy intentándolo contigo.

-En realidad... -antes de que pueda decirle que está equivocada porque estoy con Ryan, él aparece.

-Vámonos, niños -cuando se da cuenta que los niños no están y en su lugar está mi madre y su esposo, frunce el ceño-. ¿Y los niños?

-Audri vino por...

-¿Es en serio? -mi mamá me ve y luego a Ryan-. ¿Sigues con éste delincuente? Pensé que habías aprendido la lección. Deberías dejarlo...

-Tú no eres quién para decirme qué hacer, durante estos años yo he estado sola, por tanto tengo la capacidad para tomar decisiones yo sola, ¿no crees? -Ryan se mantiene callado y mamá sólo lo ve de pies a cabeza como si fuera la persona más repugnante del mundo.

-Yo, me iré a trabajar -dice Ryan tomando sus llaves.

-Trabajar -mamá ríe-. ¿Así le llamas ahora a meterme en un bar?

-Tú no sabes nada -le digo- y no tengo que darte explicaciones, sólo confórmate con saber que Ryan y yo estamos juntos y eso no va a cambiar porque tú lo quieras -abre la boca, pero no permito que hable-. Por favor, vete -señalo la salida.

-Bien, él volverá a lastimarte -camina hacia la salida.

-Tú también me lastimaste, la única diferencia es que él volvió para arreglar las cosas, tú sólo volviste por volver -ella baja la mirada y ambos se van de mi casa.

Lágrimas se acumulan en mis ojos, me lanzo a los brazos de Ryan y no pasa mucho cuando me abraza fuerte, lloro y él me consuela.

-Nunca más te volveré a lastimar. Te lo prometo.

La familia que necesito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora