|27| Mil motivos.

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Después de ponernos un poco de ropa, en mi caso sólo la ropa interior junto con la camisa de Ryan, fui a preparar café, aún está lloviendo y no entiendo cómo es posible que llueva tanto si no es temporada de lluvia. Cuando le doy el café a Ryan, me toma de la mano y hace que me siente entre sus piernas, nos cubro con una manta y me abraza desde atrás, me da un beso detrás de la oreja y sonrío.

-El clima es perfecto, ¿no crees? -me pregunta. Veo por la ventana que tenemos a nuestra izquierda, llueve a cántaros y no se ve nadie afuera.

-Uy sí, perfecto -digo con sarcasmo.

-Para este momento lo es -muerde el lóbulo de mí oreja, justo en el instante que estoy tomando un trago de café y por poco lo escupo.

-Ryan ya -lo golpeo con mi codo y ríe.

-¡Mami! -escuchamos el grito de Kim, así avisa cuando se despierta para que la saquemos de su cuna.

-Yo voy a ir por mi princesa -me hago hacia delante y Ryan se pone de pie, toma su pantalón, se lo pone y sube las escaleras.

Mientras espero que ellos lleguen me pongo mi short, pero aún conservo la camisa de Ryan, huele delicioso, a su jabón y su perfume y a todo él. Me siento en el sillón con mi taza de café y veo cuando Kim y Ryan vienen bajando las escaleras.

-Hola princesa -pongo la taza en la mesa de al lado y abro los brazos para que mi bebé venga conmigo y lo hace.

-Mami -me abraza y me da un beso en la mejilla.

-¿Dormiste bien? -le pregunto cuando me ve.

-Sí mami -Ryan se sienta a nuestro lado, le pasó su taza de café y sigue tomándosela.

Kim se sienta entre ambos y poco a poco se va recostando en una de las piernas de su papá y queda frente a mí, me sonríe, toma mi mano y empieza a jugar con ella.

-Quiero más tardes como esta -dice Ryan y bosteza-. Que gran tarde -su celular suena y lo saca del bolsillo de su pantalón, ve la pantalla y sonríe-. Hola Luna.

Frunzo el ceño, ¿por qué lo está llamando ahora? ¿para qué rayos lo quiere?

-Está bien, lo haré -ríe un poco-. Espero verte pronto -frunzo el ceño-. Está bien, adiós -cuelga la llamada.

-¿Qué pasó? -le pregunto.

-Nada, el esposo de Luna vendrá en unos días y como él no conoce yo soy seré su chofer -sonríe mostrando sus bonitos dientes y yo me quedo más tranquila.

-Papi -dice Kim y su papá la toma en sus brazos y la levanta, ella lo toma de la cara y le da un beso en la boca.

-Te amo, hermosa.

Es tan lindo ver que mi princesa ahora tenga a su caballero de armadura brillante que la protegerá de todo y de todos. Aunque para cuidarla, el pequeño Ryan y yo estábamos muy dispuestos. Pero me alegra tanto que tenga a su papá.

•••

Llegamos a un rancho, muy bonito, Ryan baja de la camioneta, baja a los niños y yo bajo unos segundos después, el lugar está muy bonito, me puse los lentes oscuros, el sol está muy fuerte. Ryan aún no nos ha dicho qué estamos haciendo aquí, hay muchos animales por acá y a mis hijos les gustan.

-¡Hey! -un hombre de sombrero viene en un caballo, se baja en un movimiento rápido de este y se acerca a nosotros-. Miren quién está aquí, el señor apuestas -bromea con Ryan.

-Hola Ken -ambos se dan la mano y luego terminaba con un fuerte abrazo-. Traje a mi familia para que conozcan a mi amigo -el hombre nos ve-. Ellos son mis hijos, Ryan y Kim.

-Hola niños -agita su mano.

-Hola -mis hijos devuelven el saludo.

-Y ella es mi... novia -dice Ryan viéndome-, Ava.

-Mucho gusto -me extiende su mano y la tomo-. Yo soy Ken.

-Un gusto -digo con una sonrisa.

-Pues no perdamos más tiempo y vamos -seguimos a Ken adónde sea que nos lleve, porque aún ninguno de los dos no has dicho qué iremos a ver.

Llegamos a unos establos, habían varios caballos enormes, se nota que son pura sangre y los cuidan muy bien. Un par de hombres están cepillando a dos de los caballos, entre ellos hay un caballo negro con varias manchas blancas. Ryan silba y grita:

-¡Tiro al blanco! -los niños y yo lo vemos, está emocionado.

El caballo negro de manchas blancas se acerca a nosotros y yo hago que los niños retrocedan un poco, es muy grande e intimidante.

-Les presento a mi amigo, Tiro al blanco -dice Ryan y los niños se acercan.

Sospecho que están emocionados, no tanto por el caballo, sino por su nombre.

-¿Tiro al blanco? -pregunta mi hijo y confirma mis sospechas-. ¿Cómo el de Buddy?

-Así es -mientras Ryan habla con los niños, Ken se acerca a mí.

-Es sorprendente cómo ese caballo se ha vuelto tan manso, cuando antes no permitía que nadie siquiera se le acercara y ahora míralo, es un amor -ambos vemos cono Ryan sube a los niños sobre él.

-¿No es peligroso que suba a los niños? -le pregunto a Ken con los nervios de punta.

-Tranquila, él ya lo domó -me ofrece una sonrisa-. Bueno, debo seguir trabajando, así que nos vemos después -se va y yo me quedo viendo a mis hijos montados en el caballo.

-¿Luego quieres ir tú? -me pregunta Ryan y niego.

-No gracias -meto la mano al bolsillo de mí pantalón y saco mi celular-, yo les tomaré fotos.

-Más vale que me vea bien -se ríe y empieza a jalar al caballo de las riendas para que camine.

Kim está sentada delante de su hermano, quién la tiene rodeada con sus brazos, mientras se sujeta de las cuerdas. Ambos se ven muy emocionados, bueno, Ryan también lo está y por supuesto yo no quepo de tanta felicidad al verlos a los tres juntos. Lo mejor que pude haber hecho fue darle una segunda oportunidad a Ryan, volver a confiar en él y dejarlo cerca de los niños, él los hace muy feliz, al igual que a mí.

-Mami, me gusta -dice el pequeño Ryan y sonríe.

Yo les tomo fotos y no paro de reír al verlos tan felices. Eso es lo bueno de ser mamá, no importa que tan mal vaya todo, tus hijos siempre te darán mil motivos para sonreír, para ser fuerte y feliz.

La familia que necesito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora