|22| Es real.

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Ava

Llego a la casa, no hay nadie, así que aprovecho para arreglarme, no sé a dónde iremos, así que tampoco estoy segura de qué debo ponerme. Cuando mi ducha de veinte minutos termina, voy a mi closet y veo toda mi ropa, toda esa que no uso porque casi nunca salgo o mejor dicho, nunca lo hago. Entre en esta tengo vestidos cortos, largos y los término medio. O sea: puedes ver pero no tocar, no puedes ver pero si imaginar y puedes ver e imaginar.

Estos últimos normalmente tienen escote y por eso pueden ver, pero el resto se deja a la imaginación. Al principio pensaba usar uno largo para dejar que Ryan imaginara, pero luego me imaginé lo que Ryan podría imaginarse y cambié de opinión. Consideré el corto, pero si es algún lugar dónde hay muchos hombres y me falten al respeto, Ryan probablemente termine involucrado en una pelea y eso lo mande a prisión. Así que opté uno término medio, con algo de escote que hacía que mis pechos se vieran muy bien, al igual que mis curvas, pero sin necesidad de mostrar tanto.

Era de color blanco, sólo espero que a dónde vayamos no haya suciedad. Me senté frente a mi espejo y empecé a maquillarme, un poco más de lo que lo hago cuando debo ir a algún evento de los niños, porque esto es un maquillaje para noche.

Al ver mi reflejo en el espejo, mientras maquillo mis cejas, sonrío, porque recuerdo lo emocionada que estaba la primera vez que Ryan me invitó a salir.

Ese día cuando volví a casa literalmente salté sobre mi cama...

-¿Qué te pasa, niña? ¿Por qué tanto alborotó? -preguntó mi mamá.

-Tengo una cita mamá -sonrió.

-¿Con quién, cariño? ¿Con el chico que será doctor? -preguntó refiriéndose a un enamorado.

-No mamá, saldré con Ryan -su rostro cambió de uno feliz, a uno decepcionado.

-¿Ryan Woods? -asentí-. Él es un delincuente, no te conviene.

-Él es el chico que quiero y nadie va a impedir que salga con él.

Y fue así como cometí el peor de los errores, según mi madre, cuando decidí vivir con Ryan ella no estuvo de acuerdo y prácticamente se olvidó que yo era su hija, al nacer Ryan lo único que quería era tener a mi mamá conmigo, que me aconsejara, pero ella no estaba ahí. La familia más cercana que tengo son las arpías de mis primas, que prácticamente es como que no tenga nada.

Termino de maquillarme, tomo mi bolsa y bajo a la sala, la casa está sola, los niños no están, luego de la escuela almorzamos todos juntos, después de eso Ryan se los llevó y ahora no sé dónde están y quién los va a cuidar.

Escucho una bocina y sé que es Ryan, así que salgo, abro la puerta y ahí está él, trae un pantalón de mezclilla azul, camisa blanca y zapatos negros. Se ve muy bien.

-Nos combinamos, ¿eh? -señala su camisa y sonrío.

-Así parece.

-Te ves hermosa -suspiro-. Me encantas.

-Ok -no demostraré emoción, eso hará todo más emocionante-. ¿Nos vamos?

-Sí, vámonos -vamos a su camioneta, me abre la puerta y subo con su ayuda, él da la vuelta y sube al lado del conductor-. ¿Y dónde están los niños?

-Están con Audri -frunzo el ceño y lo veo-. Mi papá tenía un compromiso, tiene más vida social que yo -ríe.

-¿Cómo lograste que Audri los cuidara por ti? O sea, tú y ella -hago una mueca-. Su relación no es muy buena.

-Prefiero no hablar de el tema, en serio, tu amiga es muy -bufa- intensa.

-Cuéntame -niega de inmediato.

-Que te cuente ella, yo ya tuve suficiente de eso -rio y él sigue conduciendo.

Todo aparenta a que Audri lo dejó traumado, mañana mismo tengo que hacer que me cuente que fue lo qué pasó.

-¿Y a dónde vamos? -pregunto y sonríe.

-Estás muy preguntona hoy, ¿cierto?

-Tengo curiosidad -me encojo de hombros y saco mi celular.

»Mañana debes contarme todo acerca de tú y Ryan hablando y poniéndose de acuerdo para cuidar a los niños.

Guardo el celular y presto atención al camino, se me hace muy conocido este lugar y me trae ciertos recuerdos.

-¿A dónde vamos? -le pregunto.

-¿En serio no sabes? -entonces sí vamos a donde pensé.

-¿Por qué vamos ahi?

-Porque es un lugar especial para nosotros -veo a través de la ventana y ahí está.

Es una pequeña casa en la que cuando éramos novios pasamos buenos momentos, ahí perdí mi virginidad e incluso creo que ahí hicimos al pequeño Ryan. La última vez que vi esta casa estaba casi cayéndose, ahora se ve bien, se ve cómo nueva, tiene nueva pintura, muchas luces y hay muebles nuevos en el porche.

-¿Te gusta? -veo a Ryan.

-Se ve bien, ¿lo hiciste tú? -detiene la camioneta.

-Todo para ti -se baja y da la vuelta para abrir mi puerta-. Tienes que verla por dentro, ven acá -me toma de la mano y caminamos hacia la casa.

-Se ve muy bien -digo cuando nos vamos acercando más.

Él abre la puerta y entramos, por dentro es mucho más acogedora, los muebles de acá también son nuevos, en el techo hay un candelabro de madera en forma de círculo con varias luces en él que le da la luz necesaria a la sala. Hay dos ventanas por las cuales se puede ver el jardín, en dónde hay varias flores que por él momento duermen, me encantaría verlas de día.

-¿Te gusta? -me pregunta.

-Sí, me gusta mucho, no queda ni seña de lo que era antes -río al recordar el desastre que era.

-Sí, definitivamente no queda ni seña, ¿recuerdas la vez que tuvimos que ir al hospital porque tenía un clavo en mi pie? -niego con una sonrisa.

-Eso fue muy loco -de su pie salía muchísima sangre, tanta que ya me sentía desesperada pues pensaba que se desangraría.

En ese tiempo la casa estaba espantosa, el piso estaba levantado y habían varios clavos sueltos, por eso el accidente.

-Ese día tú me cuidaste, cómo siempre.

-Que bueno que aceptas que yo siempre te cuidé a ti -me cruzo de brazos-. En cambio tú nunca estuviste para mí.

-Yo sé, cometí muchos errores, pero yo te amaba y te sigo amando -sonríe, pero yo no lo hago.

-No sé si creer que me amabas, tus actos me mostraban cosas muy diferentes -frunce el ceño-. Creo que sí me hubieras amado cómo ahora dices que lo hacías, me habrías preferido a mí antes que a las drogas.

Se aleja un poco de mí y me ve con los ojos llenos de lágrimas.

-Sé que antes te dije muchas mentiras, pero mi amor por ti siempre ha sido real, lo más real que he tenido en la vida y me duele que dudes de ello, sabes que yo sólo te he amado a ti, tú has sido y serás la única en mi vida.

La familia que necesito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora