Cantamos el feliz cumpleaños para Ryan, antes de partir el pastel. Mi hijo que está frente al pastel ríe, Ryan y yo que estamos a su lado también sonreímos al ver que nuestros hijos están felices. Cuando terminamos de cantar el feliz cumpleaños, Ryan parte el pastel y su papá le llena la nariz con este, yo sólo los veo divertirse con el pastel.
Luego de darle su porción de pastel a todos los niños, que se sientan a comer, Audri y yo también lo hacemos para comer nuestro pastel.
—Ava —Giorgio que ha sido una gran ayuda todo este día se acerca a mí—, me tengo que ir, acaban de llamarme para una reunión —hace una mueca de fastidio.
—Que lástima —me pongo de pie y nos damos un abrazo.
—De todas formas nos veremos mañana, ¿no?
—Sí, creo que sí, no tengo planes —los domingo sólo voy a iglesia con los niños y ya, el resto del día me la paso en casa con los niños, haciendo tareas y jugando.
—Entonces yo te aviso —besa mi mejilla.
—Adiós Audri —se despide de los niños y se va.
—Oye, ¿alguna vez te has planteado la idea de darle una oportunidad a Giorgio? —veo a Audri.
—La verdad no, aunque es un buen hombre, nunca me he imaginado tener algo con él —sigo comiendo mi pastel.
Creo que soy alérgica a los hombres buenos, Giorgio no es el primer hombre bueno que se muestra interesado en mí, pero yo no les presto atención a ninguno, a mí me encantan las atracciones fatales, así como Ryan, un problemático de lo peor. Aunque ese Ryan parece haber desaparecido, pero la verdad es que no me hago muchas ilusiones.
—¿En qué tanto piensas? —parpadeo un par de veces y me doy cuenta que Ryan está sentado a mi lado—. Si tuviera un súper poder me encantaría que fuera leer la mente, así estaría al tanto de todo lo que tus labios no se atreven a decir.
—Ay Ryan, ¿poesía barata?
—No, sinceridad —cruza los brazos sobre su pecho y me sonríe.
—Bueno, yo iré a dar una vuelta —Audri se pone de pie y con una mirada de súplica intento que no se vaya—. Prefiero cualquier cosa que estar aquí con ustedes que son como fuego y pólvora.
Me dice en un susurro y frunzo el ceño, se despide con la mano y se aleja de la mesa en la que ahora estoy sola con Ryan.
—A tu amiga le caigo muy mal, ¿verdad? —pregunta Ryan cuando Audri se aleja.
—¿Tú qué crees? —esboza una sonrisa de lado.
—Oye, no había tenido tiempo de decírtelo, pero te ves muy linda —me ve a los ojos y noto la sinceridad en sus palabras—. Ese vestido ha sido el causante de muchas envidias.
Bajo la mirada a mi sencillo vestido blanco con flores de distintos colores, pegado en la parte de arriba y holgado abajo, me llega unos dedos arriba de la rodilla y tiene algo de escote, pero la verdad no entiendo el comentario de Ryan.
—Madre de dos preciosos niños y con ese cuerpo, eres la envidia de todas las mujeres presentes —ruedo los ojos—. Es la verdad Ava.
—Si, claro —sigo comiendo el pastel.
—Físicamente ya queda muy poco de aquella chica tímida, bajita y delgada que eras.
—¿Delgada? Por favor Ryan, no era delgada, era una tabla, no tenía nada de trasero ni nada de pechos —ambos reímos.
—Bueno sí —asiente—. La verdad es que es un milagro que no me quedara alguna astilla luego de tocarte —abrí la boca indignada por su comentario.
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La familia que necesito
Romansa«La familia es suficiente razón para ser fuerte» Saga Bebés y Amores #1