Capítulo veintinueve

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Vino, comida, música y baile.

Todo aquello inundaba los jardines redecorado del Red Keep.

Todo estaba perfectamente  impecable, pomposo y ordenado como todos los eventos de Targaryen. Nya había hecho un gran trabajo con la fiesta. Todos los invitados disfrutaban gustosos del vino y la comida, incluso los principes devoraban gustosos un poco del gran banquete.

"Espectacular" tal vez el nuevo termino para  denominar el evento. Se sabía desde hace mucho que no habría boda para Rhaegar, incluso siendo el próximo rey. Sin embargo la familia real se había tomado la molestia de celebrar la boda del segundo heredero como si se tratase del rey mismo.

Los recién casados estaban sentados en una mesa principal. Conformada por la familia real y como invitados del príncipe Aegon, Lord Stark y su señora esposa.

Daenerys estaba sentada junto a su esposo pero evitaba mirarlo a cualquier costo. Aunque lo desease, la incómodad estaban cayendo sobre sus hombros poco a poco como una avalancha.

Jon al contrario no apartaba la mirada de ella, disimulando a través de su copa de vino.

- Felicidades, altezas - Dijo Lord Tyrell en compañía de sus hijos y su madre.

- Deseo que su matrimonio sea provechoso - Dice Lady Margaery con una sonrisa.

- Le agradezco, Mi Lady - Respondió Jon con cortesía -Estamos complacidos por vuestra presencia.

- Esperamos que la próxima boda sea la vuestra con mi hermano Viserys - Dijo Daenerys a Lady Margaery.

- También la espera, alteza. Muy pronto seremos hermans - Respondió la lady con su animosa como siempre.

Muchos otros Lores se habían acercado a dar sus felicitaciones, a las que ellos respondieron con toda la cortesía y amabilidad posible.

Lacomenzó a animarse aún más cuando la luna se asomó al cielo. La música se volvió animada, y los jóvenes lores comenzaron a invitar a las doncellas a danzar.

Daenerys amaba las danzas. Veía las parejas moverse al compás de la música y tamborileaba sus dedos en la mesa siguiendo el ritmo.

Su esposo por otro lado, notó su ánimo por ir a la pista. Él sabía que ella adoraba bailar y lo hacia con gracia y elegancia como nunca antes lo había visto. En ese momento se lamento de que ahora estuviera casada con un hombre que nunca la llevaría a la pista de baile por su propia voluntad.

Dioses, el detestaba bailar.

- ¿Por que no bailas con Daenerys? - le preguntó Rhaegar.

- No me gusta bailar - Respondió Jon tratando que Daenerys no lo escuchara.

- Entonces complace a tu esposa y baila una pieza con ella.

La princesa notó entre los jóvenes a un pequeño grupo de sus doncellas que estaban danzaban solas y animadas en un círculo, incluyendo a Nya.

- Yo... Ire con Lady Nya si no te molesta - Daenerys se puso de pie.

- Esta bien - Dijo no muy convencido.

Su esposa podía llamar la atención más de la cuenta de vez en cuando.

Ella se fue rápidamente, y segundos después, entre risas la vio moverse con gracia junto con sus doncellas.

Jon aprovechó la oportunidad para estirar un poco sus piernas, paseándose entre los invitados, recibíendo saludos y felicitaciones mientras escuchaba uno que otro comentario sobre lo hermosa que era su esposa. Dirigió su mirada a la pista de baile, y de alguna manera sintió que estaba asegurándose de que ningún lord ebrio la mirara con depravación. Así se quedó, viéndola un rato absorto hasta que su padre lo sacó de su ensoñación.

- No había podido felicitarte.

- Te lo agradezco, padre

- ¿Estas feliz con todo esto?

Lord Stark le causaba gracia que su hijo no dejara de vigilar a su esposa.

- Creo que es muy pronto para saberlo - Respondió apartando la mirada.

La música se detuvo de la nada, mientras una llamativa figura se alzaba sobre la mesa real en vestiduras de negro y rojo, con la corona de acero Valyrio sobre su cabeza.

Por primera vez, el rey Aerys Targaryen había hecho apareció en la celebración. Su semblante era bueno, fresco, tranquilo e imponente a la vista de todos. Sin embargo, su familia estaba consiente de que por dentro su malestar era grande.

Todos los invitados se reverenciaron ante su rey, hasta este tomó asiento en la mesa real en el lugar que no había ocupado en todo el día.

- Daenerys - Llamó con su débil voz, proyectando lo más que pudo.

Ella se acercó a su padre y beso su mano como símbolo de respeto.

- Padre, estoy feliz de que estes aquí -

- Aegon - llamó el rey.

Jon se quedó pegado al suelo unos segundos, luego avanzó hasta el rey y lo reverencio como su símbolo de respeto.

- Estamos honrados con su presencia, majestad - Dice Jon

- Ahora que ambos están casados, una gran responsabilidad recae en los dos. Ahora son una sola alma, una sola carne, un solo corazón. Cómo descendientes de Valyria, su deber es mantener nuestra sangre de dragón pura e inmaculada, dando herederos a nuestra casa, así como también a el reinar juntos, aprender el uno del otro, escucharse y respetarse.

Jon y Daenerys estaban de pie juntos.

- Su unión tiene mi bendición.

Los aplausos se escucharon nuevamente y la música volvió a sonar más animada.

Daenerys quería regresar a bailar pero su esposo la tenía tomada de la mano. no sabía si sólo irse o perdí permiso. Esto era nuevo para ella, una nueva visión de alguien a  no había visto más alla que su fastidioso sobrino norteño.

Tampoco sabía como llamarlo ¿Esposo? ¿Mi príncipe? ¿señor esposo? ¿Jon?

La música era alegre, el baile encendido, y según el estado de la gente y la rapidez en que tomaban vino no faltaba mucho para que el festejo termine.

- Puedes ir a bailar - dice Jon dudoso - Si eso deseas

Él tampoco sabía como llamarla.

Daenerys le regalo una sonrisa a su esposo, y se fue de nuevo con sus doncellas.

Por otro lado, el no apartó la mirada de ella, como un lobo acechando a su pequeña presa, protegiéndola de todo.

Ella  giraba con gracia y sonreía sin darse cuenta.

Él se preguntaba si esa risa era verdadera o sólo estaba fingiendo.

En su interior sabía que Daenerys quería a Robb, y eso lo enfurecia aunque quisiera evitarlo.

Dioses, ella era su esposa, y así como el se entregó completo a ella, esperaba que ella hiciera lo mismo.

-¡Encamamiento!

Esas palabras detuvieron su corazón por un segundo.

Valar MorghulisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora