Capítulo treinta y siete

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El principe no sabía con certeza cuanto tiempo había pasado sentado en ese maldito mueble mientras uno de sus pies se movía impaciente sin parar y sus ojos estaban clavados sobre el pálido y pequeño cuerpo de su esposa.  

El anciano que la revisaba no hacía más que revisar sus pupilas, comparar el tono de su piel y mezclar una muestra del líquido que la princesa expulsado, con movimientos lentos que solo aumentaban la ansiedad de Jon.  

- ¿Estara bien? - Preguntó por quinta vez. 

El maestre no respondio y continuó sus extraños experimentos. 

Jon se pasó las manos por el cabello queriendo arrancar sus rizos oscuros de su craneo. 

Habían demasiadas posibilidades en los síntomas  de su esposa. 

¿Embarazo? 

Tenía que se realista, era demasiado pronto como para saberlo. 

¿Comida en mal estado? 

Ambos compartieron las comidas desde entonces y él no había sentido malestar alguno. 

El peor de los escenarios era la fiebre que padecía el rey. Él maestre Había dicho que no era contagiosa, pero tal vez estaban equivocados 

Se puso de pie y fue hasta el lecho tomando la mano de su esposa entre la suyas y plantando un beso sobre su palma. 

- ¿Que tiene? - Preguntó Jon impaciente. 

El maestre lo miró preocupado. 

- Alteza, es mejor que hablemos este asunto a solas. 

El anciano ladeó la cabeza hacia Nya. 

Jon fruncio el ceño pero le pidió a la joven doncella que los dejara a solas con un asentimiento. 

- Alteza, me temo que este asunto es más grave de lo que parece - El maestre le entregó un pergamino a Jon - La princesa presenta síntomas de envenenamiento. 

-¿Que? - Pregunta incrédulo - ¡¿Porque?! 

- Hay ciertas plantas utilizadas para matar alimañas. Su sabor es dulce como la miel, pero son extremadamente venenosas. Creo que la princesa estuvo ingiriendo pequeñas cantidades a largo plazo. 

-Daenerys esta siendo envenenada desde hace tiempo - Dijo Jon para sí mismo. 

- Me temo que sí. Dos meses o más  

- ¿Cuanto necesita consumir para estar en ese estado? 

- Bastante - Responde el Maestre escondiendo las manos en su túnica -Creó que este tema debe ser expuesto ante el consejo y el rey lo antes posible.

El príncipe desvió la mirada a su esposa 

-Le informaré a mi padre sobre esto ¿Ella se recuperara? 

- Me temo que no hay un remedio... sólo debemos esperar que mejore.  Se debe impedir que siga consumiendo más de esa planta. Sólo entonces se recuperará. 

Valar MorghulisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora