Capítulo cuarenta

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Los incesantes golpes en la superficie de madera fueron más como un nuevo choque con el mundo real.

El príncipe despertó sobresaltado por el estruendo, poco acostumbrado ser perturbado de esa forma en su recámara. 

A su lado, su esposa se movió un poco incómoda pero gracias a los dioses siguió en sus sueños.  

Se levantó del lecho, cubriendo su desnudez atlética con pantalones de lana antes de abrir.  

- Alteza - Dijo uno de los guardias reales - El rey solicita su presencia en la sala del trono - 

Jon frunció el ceño 

- Iré enseguida. 

- El rey también solicita la presencia de la princesa, su alteza. Lo antes posible

-¿Le paso algo malo al rey - Pregunó Jon preocupado.

- No, alteza. El consejo a pidió una reunión urgente. 

- Bien. 

Cerró rápidamente la puerta a sus espaldas y comenzó a buscar algo que ponerse en el cuarto de baño. 

- ¡Daenerys, despierta! - Dijo en voz alta 

Ella solo se quejó. 

 - El rey nos necesita. Parece ser importante. 

Daenerys frunció el ceño y se incorporó rápidamente. 

- ¿Mi padre? ¿Le paso algo? ¿Esta mal? 

- No. Se trata del consejo - 

Jon trataba de atar los nudos de un jubón color negro . 

- Ve a vestirte. 

Daenerys salto de la cama y se fue enseguida hacia el cuarto de baño, aún destrozado por su encuentro de la noche anterior. 

Unos minutos más tarde, los principes caminaban por los pasillos del Red Keep. Ambos completamente impecables. Jon tenía puesto un jubón color negro, pantalones de cuero del mismo color y botas, mientras su esposa lucía un vestido color gris plomo con detalles en plata y un dragón enroscado alrededor de su cuello. 

Sus pasos se acortaron cuando divisaron el salón del trono real. 

El lugar estaba ocupado por lo que quedaba del consejo en King's Landing. 

Lord Varys y el Maestre estaban parados cada uno a cada lado del rey Aerys, quien yacía sentado en su trono con la enorme corona de tres dragones en acero valyrio y sus vestiduras color rojo y negro de la casa Targaryen.

 Lo más llamó la atención de Daenerys fue la presencia del Alto Septon. Entre las pocas personas de la corte, que no eran más que las doncellas de Daenerys, Lady Olenna y su nieta Margaery. 

Junto al Trono de Hierro, estaban dispuestas dos sillas vacías, generalmente ocupadas por la reina consorte y la mano del rey.

- Princesa Daenerys Stormborn de la casa Targaryen - Anunció el escudero del rey - Príncipe Aegon de la casa Targaryen. 

Valar MorghulisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora