Capítulo sesenta y siete

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Los hermosos cánticos a los siete dioses sonaban de esquina a esquina en el septo de Baelor mientras Margaery entrada vestida de color perla con rosas bordadas y un escote demasiado provocador para la realeza.


La luz era poca pero suficiente para distinguir cada detalle y decoración de la ceremonia. Nunca antes se había permitido decoración en el septo de baelor en las bodas anteriores de la realeza, ni siquiera cuando se trataba la boda de un rey.

Olenna Tyrell.

Las reglas no aplican para mujeres como ella. Crean sus propias reglas, incluso por encima de las viejas tradiciones.

La asignación de los asientos sin embargo no cambió. Primeramente el rey, seguido de sus herederos y su consejo privado.

El evento era una oda a la extrema aristocracia entre sus luminosas joyas, copas de vino y enormes peinados costosos.

La llegada al evento había causado ciertas discrepancias en la familia real. Cómo era de esperarse Jon sé había negado rotundamente al orden anteriormente establecido. Negado completamente a caminar detrás de su padre como si fuera su pequeño juguete para controlar.

Hoy merezco ser reconocido, pero el día de mañana nadie verá mi rostro hasta el día de su muerte. Si no voy formar parte de su familia tampoco seré parte de su corte.

Daenerys suspiró ante la idea pero decidió acompañarlo en su rebelión.

No jugarán con nosotros. No voy a permitirlo, Dany.

No protesto por la ubicación de sus asientos. A pesar de que el estómago le dolía al tener que estar sentado inmediatamente junto a su padre, quién de hecho a sus ojos no lo quería cerca.

Daenerys no podía estar prestando más atención a la ceremonia. Su rostro era una media sonrisa mientras su hermano realizaba los antiguos rituales de boda de acuerdo con la religión de los siete dioses.

Aquello le hizo extrañar el día de su boda. Cuando pensó que sería la mujer más desdichada del mundo y resultó ser todo lo contrario.

Tenía sentimientos por Jon cuando su boda se realizó, pero había demasiado dolor en su corazón para poder amarlo libremente.

Cómo se habrían amado desde aquellos días si tan solo hubieran confiado el uno en el otro.

Tomó la mano de Jon entre las suyas y jugó con sus dedos mientras Viserys colocaba la capa sobre los hombros de Margaery.

Tal vez podríamos tener otra boda... Una hermosa boda en el norte con los dioses de Jon.

Sintió mariposas en el estómago ante el pensamiento. Ella le plantearía su idea a su esposo más tarde.

Por otra parte, el príncipe Aegon no prestaba ni un segundo de su atención a las acciones de la ceremonia, los canticos o malditas flores a su alrededor.

Él solo estaba mirándola a ella.

La mujer que le había quitado todo por lo que había luchado con solo abrirle las piernas a su padre.

Ella estaba sentada entre los cortesanos, vestida con seda color rosa y adornada con joyas que solo una reina debería utilizar.

Él nunca había lastimado a una mujer y jamás había sentido deseos de hacerlo hasta ahora.

La forma en que ella reía y entre susurros con el resto de las damas de la corte, la manera en la que se atrevió a hablarle frente a los ojos de la corte y humillarlo por tener el control de la mente de su estúpido padre.

Valar MorghulisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora