Una más.
La sangré corría por su boca y su cuerpo temblaba mientras Arya sujetaba sus rizos y Daenerys y Sansa trataban de mantenerlo erguido.
El estaba temblando, gritando y llorando mientras sus manos se aferraban a la sábana como un salvavidas.
- ¡El maestre!
La noche había pasado inquieta de pesadillas incontrolables se repitió igual que las otras. Una y otra vez hasta que eso cuerpo era demasiado débil para permanecer conciente.
Ella estaba destrozada.
Su pecho se contraía con el dolor de verlo destrozarse a si mismo y no poder hacer nada al respecto.
No podía soportar más.
- El día de nuestra boda... Estaba tan asustada.
Sollozó Daenerys llorando mientras abrazaba el torso desnudo de su esposo, húmedo gracias a las lágrimas que no habían dejado de brotar de sus ojos desde hace horas.
- Se que estaba enojada... Pero ya no soy capaz de recordar porqué.
Daenerys sonrió amargamente.
- Viserys va a casarse... ¡Finalmente! No pudo retrasar más su boda... Nunca te lo había dicho pero siempre buscaba pretextos para mover la fecha porqué... Está enamorado de tu hermana... Es un patán a veces pero lo conozco lo suficiente para saber que se queda sin palabras cuando tu hermana está cerca.
Ella se incorporó en el lecho y acomodo algunos rizos rebeldes del cabello de su esposo.
- Pero es un príncipe... Hará lo correcto para el reino... Margaery es una joven muy bonita...
Ella lo miró en silencio unos segundos.
- Estoy cansada de hablar contigo y que no digas nada.
El llamaba su nombre en mitad de la madrugada justamente antes de una nueva convulsión que amenazaba con quitarle la vida si no era controlada a tiempo.
- El maestre dice que no mejoras si no abres tus ojos... Nada cambiará, Jon. Un día te perderé. Una fiebre te alejara de mi lado.
Daenerys lloró de rabia y desesperación. Su esposo era un hombre fuerte pero incluso ella temía que no fuera suficiente para soportar.
- Por favor, mi amor... Solo abre tus ojos, por favor - Sollozó - Dijiste en tu carta que sentias algo por mí... Sea lo que sea... Solo abre tus ojos mí... Vuelve a mi... Lo prometiste.
Daenerys se dejó caer sobre el pecho de su esposo y escucho el latido lento de tu corazón como una melodía que era compañía de las lágrimas que no paraban de salir.
¿Ella en serio estaba decorando adiós?
No podía soportar verlo morir. Había luchado por él pero el no estaba luchando por si mismo. Se rindió ante de la enfermedad y dejó que su cuerpo fuera débil y destrozado.
Afuera estaba lloviendo. Una tormenta digna de Storm's land y eso solo aumento la rabia de Daenerys.
-¡Lo prometiste, Jon Snow!
No podía tomar más de esto. No lo soportaba. Dolía como nunca antes había dolido.
Él iba a morir y ella no podía salvarlo.
Él empezó a temblar.
Ella huyó de la recámara lo más lejos que pudo de el. Incluso hasta el otro extremo de los jardines reales no era suficiente la distancia para dejar de sentir el dolor.