Observó la enorme ciudad de la lejanía. Murallas que se alzaban por sobre los cielos y edificaciones magníficas como jamás había visto en su vida. Una maravilla a los ojos de la humanidad. Esta es su ciudad, su pueblo y su gente. Este era el hogar de aquellos que la llaman “Mhysa” y la aclaman como un ser divino de salvación.Durante muchos años, se sintió en una carrera interminable, un número infinito de batallas, una tras otra sin final. Ahora ella estaba aquí. En la supremacía de su posición, en la soledad de su habitación, mirando hacia su hermosa ciudad.
Cada año que pasó y cada batalla dejó una hermosa cicatriz en su alma. Por cada vida que salvó, fueron cientos las que tuvo que terminar a cambio. Jamás imaginó el peso del poder, el deber y de la obligación tan concurrentes en su espalda.
Con cada año que pasó, ella estaba cada vez más cerca de su verdadero objetivo. Su reino, su venganza. Durante años sintió que la consumía por dentro, que la quemaba y no dejaba rastro de la mujer que alguna vez fue.
Diariamente se castigaba a sí misma con los recuerdos del pasado. Su antigua vida, su antiguo amor y todo aquello que tuvo que destrozar para llegar hasta donde estaba ahora.
Ya habían pasado unas horas y ella sabía que él morirá pronto, sin importar cuantos trapos húmedos pasará por su frente, Drogo no podría salvarse.
- Mi sol y mis estrellas -Sollozó Daenerys - Quiero... Quiero contarte una historia...antes de que...
Las palabras se atoraron en su pecho, respiro profundo y continuó, ella sabía que él escuchaba.
- Del otro lado del mar angosto, lejos de las tierras del eterno verano, hace un tiempo. Vivía una princesa encerrada en una torre roja. Un día, la princesa viajó a las tierras frías y áridas del invierno. Obligada por su padre, un rey amargado y solitario. La princesa era un ser miserable e infeliz. Pero en el viaje, Ella conoció a un príncipe, un príncipe bastardo - Sonrió - La princesa odiaba al príncipe con todas sus fuerzas, y lo odio más cuando ambos tuvieron que vivir en el mismo castillo en el sur. El príncipe se mudó a su hogar y era una guerra constante entre ambos. Un día, el rey decidió que el Príncipe y la princesa tendrían que casarse, y empezar una familia, debían mantener la pureza de su sangre y así lo hicieron. Se casaron en la ceremonia más grande, ostentosa y hermosa de todos los tiempos... Aunque nada cambió entre ellos, el Príncipe era un buen hombre, valiente, fuerte y honesto pero al mismo tiempo era orgulloso y obstinado. Con el paso del tiempo, la princesa decidió que abriría su corazón al príncipe y él hizo lo mismo por ella.
Las lágrimas de Daenerys comenzaron a rodar por sus mejillas.
- Ambos cometieron errores, muchos errores estúpidos que... Cobraron vidas inocentes, pero el Príncipe no se rindió jamás. Fue a batalla tras batalla en nombre de su princesa, buscando protegerla de sus enemigos y todos aquellos que la dañaron. Pero nada dura para siempre. Por más que luchó contra los monstruos que querían lastimar a la princesa, él... No puedo ganar... Murió.
La voz de Daenerys se quebró. Posó su cabeza en el torso desnudo de Drogo, dejando sus lágrimas correr libremente.
- Ella logró vivir. Logró escapar y atravesó el mar con el hijo del príncipe en su vientre, creciendo lentamente en su interior... Ella volvió a casarse para protegerlo. Ella se casó con un guerrero fuerte y alto que al principio no le parecía agradable, pero luego con el tiempo... Ella aprendió a quererlo y pudo ver que el la amaba... Dicen que el odio es el sentimiento más fuerte que existe y ese odio por los hombres que mataron a su príncipe fue más grande que el cariño que sentía por el guerrero, así que... Le mintió - Ella bajo la cabeza ocultando sus lágrimas - El hijo que tuvo esa princesa... No era hijo del guerrero… Era hijo de su príncipe. Pero ella no tuvo opción, le había prometido un hijo a cambio de su venganza... Mi sol y mis estrellas… Perdóname por haberte engañado - Sollozó ella - Aegon... No es tu hijo… yo solo.... Lo lamento.