La decisión

6.4K 205 14
                                    

Mañana voy con Burak a navegar, te quieres venir? ✅✅

No no, pasa tiempo con él. Ya nos vemos. ✅✅

Can lee el mensaje y espero durante unos minutos su contestación, contestación que no llega. Me doy por vencida y pido otro café para aguantar el resto de la noche, me recuesto sobre la silla y me pongo los auriculares al máximo volumen. Gamzelim suena la primera en mi lista de Spotify y los recuerdos del coche vuelven a mi mente. Repiqueteo con los dedos de las manos sobre la mesa, siguiendo el ritmo, tal y como había hecho Can sobre el volante del coche. Cuando estoy a punto de cambiar de canción, una mano pasa por delante de mi cara y me quita los cascos del tirón, dándome un susto de muerte. ¿Qué cojones...?

*******

Can

Leo su último mensaje y me siento como una mierda. ¿En serio le he dicho que se venga conmigo mientras su madre está mal? ni siquiera le he preguntado por qué está en el hospital. Bien hecho tío, bien hecho. Agarro mi pelo en un puño, intentando contener la impotencia que tengo por ser tan capullo. No puedo arreglar las cosas por el móvil, está feo y tampoco puedo esperar a ese 'ya nos vemos', ¿qué significa 'ya nos vemos'?. Mi cabeza gira entre tanta pregunta y siento que me vuelvo un poco más loco, pienso en coger el coche e ir hasta el hospital pero he bebido un poco y tampoco sé como se lo va a tomar. Me encojo de hombros. Que se lo tome como quiera, quiero verla ya.

>>Cuando llego al hospital al que me envía su móvil, tengo ganas de salir huyendo. Estoy enfermo, ¿de verdad he seguido el rastro de su móvil para verla? no me reconozco y en estos momentos me doy un poco de pena. Podría haberle llamado y haber preguntado el nombre del hospital, pero seguramente no me lo habría querido decir, porque Demet es así. Difícil. Y me muero de ganas por verla. Supongo que todos hacemos cosas estúpidas alguna vez en nuestra vida pero nunca había hecho tantas cosas estúpidas desde que llegó Demet a mi vida. Paso por la sala de espera y veo a su hermano mirando el móvil, los recuerdos de hace unas horas vienen a mi mente y me golpean con fuerza.

*flashback*

Demet me muerde los labios con fuerza y un gemido de satisfacción me desgarra la garganta. Baja por mi barbilla, sus dientes muerden ligeramente mi barba, haciendo que todo el cuerpo se me estremezca y me vuelva loco. Los besos se hacen cada vez más feroces y profundos, abarco con mis manos sus caderas, suaves y firmes, y la atraigo aún más para mí. Demet intenta desabrocharme el pantalón pero estamos tan unidos que se le complica la situación. Sonrío animándola, a punto de explotar.. Pum,pum,pum.. ¡Joder!

*fin flashback*

La calor que sentí en el coche vuelve a instalarse por todo mi cuerpo y maldigo a mi mente por traerme ese recuerdo, aun así sonrío radiante pensando en la noche que he pasado con mi futura mujer. Porque tiene que serlo. Se lo pediré. Sacudo la cabeza. Me estoy volviendo loco y el alcohol que he ingerido no ayuda, ¿desde cuándo he sido así? a veces lo que siento por Demet me abruma de una forma sobrecogedora, pero por mucho que intente negarlo o escaparme de mis sentimientos, es ella, lo sé. Me freno delante de Volkan, el hermano de Demet y antes de que pueda decirle alguna palabra me indica que ella está en la cafetería.

>>No hay absolutamente nadie en la cafetería cuando abro la puerta, excepto Demet. Su pelo ondulado se mece de un lado a otro y sus uñas suenan sobre la mesa al ritmo de una canción. Me acerco silenciosamente y escucho atento, su voz tararea susurrando la canción que está escuchando y la recuerdo al vuelo; Gamzelim. Sonrío de oreja a oreja acordándome del viaje en coche; el baile de sus manos sobre su cabeza, sus pies golpeando el suelo del coche y su pelo moviéndose con alegría. En este momento me doy cuenta de cuanto me gusta, sólo tengo ganas de verla, haciendo cualquier cosa pero verla así que paso la mano por delante suya y le quito los auriculares del tirón. Demet se levanta con rapidez, a la defensiva y yo levanto los brazos en alto.

Mi mejor destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora