Escapadas

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-Le he comprado un regalo. -Burak alza la cabeza rápidamente, sorprendido. -Pensaba arreglar las cosas hoy con él pero tenía miedo de que su decisión fuera definitiva. -Burak niega con la cabeza.

-Se va a poner loco de contento, Demet. Eres un ángel.. ¡Gracias por salvarme! -me río con ganas y Burak me sigue. -Ve a por él, corre.

-Espera, antes vamos a dejarle un regalo.. Dame tu móvil. -Burak me lo pasa y nos hacemos una foto juntos que cuelgo en su historia de instagram. -Gracias.

Abrazo al mejor amigo de mi próximo novio, porque lo va a ser y salgo corriendo de la caravana, esta vez sin golpear a nadie. Camino rápidamente hacia el trailer de Can, que está iluminado únicamente por una luz y llamo a la puerta con decisión. Él abre sin mirar y comienza a hablar.

-Hermano, ¿dónde te habías meti.. Demet?

-Can..

Subo los escalones sin prisa y poniéndome de puntillas, le beso.

****

Can se queda petrificado en la puerta del trailer, separo mis labios de los suyos lentamente, aceptando una derrota más. Está bien, no pasa nada. Repito una y veinte veces. Él suspira y mueve la cabeza sin abrir los ojos y comienzo a retirarme lentamente, intentando no llorar con todas mis fuerzas. Entonces él alarga su brazo y agarra el mío. 

>Sus labios atacan con furia los míos, sobresaltándome. Nuestras lenguas se funden en una sola, las manos de Can pasan por mi nuca y ocupan toda mi cabeza, atrayéndome más a él. Llegamos hasta la pequeña encimera del trailer entre gemidos y mordiscos, enrosco las piernas en su cintura, pegándome más a él, sintiéndole más. Paso las manos por debajo de su camiseta, acariciándole el pecho, le araño suavemente con las uñas y él gruñe. Las camisetas vuelan por encima de nuestras cabezas y Can ataca mi cuello sin piedad.

>Enrosca mi pelo en su muñeca con fuerza y tira de mi cabeza hacia atrás, dejándole el camino completamente libre. Le sostengo la cabeza con mis manos dirigiéndolo hacia mis pechos, pero el se desase con un movimiento brusco.

-Para, joder para. -dice con la voz ronca por el deseo y los labios hinchados.

-¿Por qué? -y en ese momento caigo. -¡Joder! 

Bajo de la encimera con un salto, con las piernas temblándome y el pelo completamente enredado en busca de mi camiseta. Cuando la alcanzo me la pongo con rapidez y me giro hacia Can, que está riéndose como si fuera un niño que acaba de hacer la travesura más maravillosa del mundo. Me agacho y cojo su camiseta, se la tiro a la cara.

-Vístete. Joder.. Cómo se me ha podido ir tanto la cabeza. -él se acerca por detrás y apoya sus manos en mi cadera.

-Eres irresistible. -en cuanto lo escucho, me doy la vuelta bruscamente.

-Hace unos días no decías lo mismo.

-Hace unos días estaba cabreado y triste. -Can dobla las rodillas y pone su cara a la altura de la mía. -Lo siento.

-¿Ya no lo estás? -él niega con la cabeza. -¿Me perdonas?

Se inclina un centímetro más. Apoya la palma de las manos sobre mis mejillas y  me besa en la frente. Cierro los ojos y suspiro de alivio. Me besa en la mejilla y después en la nariz. Se mueve con una lentitud deliberada como si cada beso fuera cada motivo por los que me perdona. Motivos que quiere que entienda.

Can agarra mis manos y me besa la palma de cada una de ellas, dándome después un pequeño mordisco en cada una. Abro los ojos y nos miramos mutuamente en silencio, alargo mis brazos hasta su cara, acaricio cada centímetro de piel que la barba está ocultando. Perfilo sus labios con la yema de mis dedos. Él cierra los ojos y acerca aún más su cara a mi mano. Recorro sus gruesas cejas con cuidado, sin desordenar ni un solo milímetro de ellas.

Mi mejor destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora