Reencuentro

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-Ah, perdona por no tener una familia tan perfecta como la tuya, perdón por tener este padre. No te metas, es lo único que te pido. Es mi problema.

-¿Y qué vas a hacer cuando te quedes sin dinero por pagarle todo a tu papá?

-Me buscaré la vida como lo he hecho desde muy pequeña, ¿te crees que te necesito para salir adelante?

-Está claro que no. -él se da media vuelta y se va.

-¡Can! ¡Can! ¡Espera por favor! -él se gira, con el ceño fruncido.

-¿Qué quieres?

-Toma, tu chaqueta.

*****

Su ceño se frunce aún más y gira la cabeza hacia un lado como si no entendiera de qué estoy hablando. Levanto la chaqueta hacia él y retrocede un paso, mirándola como si no le perteneciera. Se la pongo contra el pecho y él la coge con una mueca de disgusto.

-No la quiero, quédatela. -Can me imita y pone la chaqueta contra mi pecho.

-Es tuya, te la puedes llevar.

-Quédatela, adiós.

La deja caer al suelo, me mira una última vez y se va. Sus pasos suenan rápidos por la escalera y el ruido que hace la puerta del portal al cerrar hace que me sobresalte en el sitio. Me agacho y cojo la chaqueta, mientras cierro la puerta la llevo hasta mi cara e inspiro con fuerza. Las lágrimas acuden en cuestión de segundos y me inundan los ojos mientras doy traspiés por el pasillo buscando el sofá. Imbécil.. Él sólo quería ayudar. Me maldigo una y otra vez, y cuando estoy a punto de romper a llorar, suena el teléfono. Lo cojo al instante con la esperanza de que sea Can.

-¿Sí?

-¡Demo! -grita con entusiasmo Beste. -¿Vienes esta noche con las chicas a cenar?

-Otro día.

-¿Te pasa algo? te escucho rara.

No puedo decir más. El llanto me desencaja el rostro y cuelgo el teléfono. Me tapo la cara con la chaqueta de Can y lloro con fuerza. Durante un rato, sola en mitad del silencio del salón, lloro como llevaba tiempo sin hacerlo. Últimamente todo es más difícil.. Cuando consigo calmarme, voy con pesar hasta la ducha y me meto bajo la alcachofa de la ducha. El agua caliente hace que me calme, hace que me sienta mejor pero irremediablemente vuelvo a llorar.

-¡Joder! -grito.

Un gemido sale de mi garganta y lloro. Hoy el día es de llorar. Tras salir de la ducha, me seco rápidamente con la toalla y me seco el pelo con el secador. Encima del pijama me pongo la chaqueta de Can sin importarme que me quede más grande de lo normal. Después de echarle de comer a Civan, me acurruco en el sofá con una manta de pelo y dejando lo primero que encuentro en la tele, me duermo.

..

Me visto con rapidez ante la llamada inesperada de Beste, necesita mi ayuda y acepto con tal de despejarme y saber de qué se trata. Más animada que anoche, me visto con sencillez cogiendo por el camino una gorra y unas gafas de sol. Aún tengo los ojos hinchados de tanto llorar. Beste pasa a recogerme y le sonrío tímidamente, pidiéndole perdón por haberle colgado anoche.

>El tráfico de Estambul nos engulle con rapidez, cientos de coches pasan a toda prisa por la autovía principal y Beste se ve obligada a subir la velocidad. Después de unos minutos, llegamos hasta una pintoresca y acogedora tienda. Aparcamos el coche en un aparcamiento público y cuando entramos, me quedo boquiabierta con los vestidos de noche que hay. Miro a Beste y mi mejor amiga me mira a mí con una sonrisa pícara, y acercándose cuchichea..

Mi mejor destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora