Las horas

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-Es precioso, ¿a que sí?

-Sin duda.. -Can parece sumido en sus pensamientos y se me ocurre un plan para sacarle de lo que sea que esté pensando..

-Pero tú lo eres más.. Mucho más. -beso su hombro con mimo y dejo de abrazarle para acariciarle el pelo todavía húmedo por la escena. -Mucho mucho más.. -beso su cuello y él se remueve, ¡bien! bajo por su columna, repartiendo besos en los lunares que decoran su espalda..

-Por el amor de Alá.. No empieces si no vas a acabar..

-Claro que voy a acabar.

Can se gira bruscamente y me quita la copa de vino de las manos, dejándola en la mesa de cristal de la terraza. Apoyo las manos en su pecho desnudo y me fijo en que aún lleva el tatuaje de Albatros, bien, hoy va a volar.. Mil veces mejor.

****** (+18)

Recorro su cara con calma, recreándome en cada centímetro de su piel. Las yemas de los dedos me arden por la necesidad de seguir tocándole. Can me mira expectante, con los ojos brillantes y entre su respiración entrecortada coge tiempo para lamerse los labios. Bajo por su barba, arañándole suavemente con las uñas de mis dedos. Sonrío cuando lo noto soltar un pequeño jadeo. Can posa sus manos a ambos lados de mi cadera y se las aparto con suavidad, hoy mando yo. Él pilla el juego y sonríe como un niño al que le acaban de hacer el regalo más valioso del mundo.

>>Paseo las yemas de mis dedos por su pecho, trazando curvas y senderos hacia más abajo. Me detengo en el tatuaje de Albatros, pintado sobre su corazón, y me agacho lentamente para darle un beso justo en el centro del dibujo. El gemido de Can me da valor y dejo mis manos apoyadas en su cadera, siguiendo esta vez, su cuerpo con mis labios. Can acaricia mi pelo mientras suelta ruiditos de satisfacción que me hacen más valiente. Llego hasta su ombligo, colocándome de rodillas y le acaricio con la nariz. Su escaso y corto bello me hace cosquillas en los labios, haciendo así que me quede un rato más jugando en esa parte de su cuerpo.La erección de Can aprieta contra su pantalón y lucha por salir, desato el cinturón sin prisa, recreándome en el momento y él, impaciente, me sube hacia él cogiéndome en brazos.

>>Sus pasos suenan rápidos sobre la tarima mientras lame y besa mi cuello con furia. Topamos contra una pared, Can sube rápidamente su camiseta que llevo puesta y rompe la tela de mi ropa interior de un tirón. Se introduce en mí con fuerza, haciéndonos jadear a los dos. Apoyo los brazos en sus hombros, mientras tiro de su pelo hacia atrás para besarle. Muerdo sus labios, él muerde los míos. Araño su espalda mientras grito su nombre infinitas veces. Cada embestida hace que me quede más cerca del orgasmo, Can que está a punto de explotar en un éxtasis infinito, aumenta sus embestidas.

-Vamos Demet.. Vente conmigo. -dice entre jadeos con la voz ronca.

Y su voz es suficiente para hacerme estallar. Acabamos en el suelo, su cuerpo se extiende en toda la longitud del pasillo conmigo encima. Nuestros pies juegan enredándose y Can suelta un suspiro de satisfacción seguido de una pequeña risa.

-Eres un bestia! -me quejo de broma, alzando la cabeza de su cuello para mirarle.

-Es culpa tuya! me estabas volviendo loco y..

-Tendrías que haberme dejado acabar, ibas a volverte más loco aún. -Can coge aire y sonríe de medio lado.

Me quedo mirándole durante un buen rato, con una mano apoyada en su pecho y la otra en el suelo. Su pelo se esparce por el suelo como una nube de color oscura, sus ojos negros, brillan debajo de sus cejas, también negras. Repaso con los ojos sus facciones, recreándome en el hombre más guapo de Turquía. Y todo mío. Sonrío ante la expectativa de estar con él como una pareja seria, y tal vez en..

Mi mejor destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora