Comida especial

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Cenamos entre risas y anécdotas de nuestra vida. Le cuento la conversación con su padre y se muestra conforme con mi invitación hacia Ibrahim y él para mañana. Planeamos juntos la comida que vamos a hacerles y nos repartimos las tareas entre los dos. Cuando terminamos de comer, le sorprendo con su helado favorito, el de nata y nueces.

-Si me vas a cuidar así siempre no me vas a sacar de aquí nunca.

-Ese es el plan. -él se ríe, aunque yo lo digo completamente enserio.

-¿Te gustaría tener hijos en un futuro? -pregunta de golpe. Comienzo a toser, atragantada con el helado.

-Claro, claro que sí. -digo cuando me recompongo. -Me gustaría tener dos o tres hijos no muy lejos. ¿Y a ti?

-Lo mismo. No quiero ser padre muy mayor aunque ya tengo veintinueve años..

-Si esto funciona podríamos.. Podríamos.. Intentarlo.

-Sí, podríamos. -él sonríe, radiante. -Pero antes tendría que pedir tu mano.

-¿Vas a pedirle mi mano a mi hermano? ¿estás seguro de ello?

-No mucho, tu hermano da un poco de miedo. -nos reímos. -Pero me jugaré la vida por ti, no me importa.

-Te ha quedado muy bonito eso, eh. -me río. -¿De verdad te casarías conmigo?

*****

-El amor de verdad solo se encuentra una vez en la vida y yo ya lo he encontrado, ¿cómo no me casaría con el amor de mi vida? -sonrío como una imbécil mientras él agarra mis manos con las suyas. -¿Tú te casarías conmigo?

-¿Me estás pidiendo que me case contigo?

-Ahora mismo no. -sonríe tranquilizándome. -Pero quiero estar seguro de que cuando te lo pida, me digas que si.

-Sí, me casaría contigo. -Can se queda en estado de shock durante unos segundos hasta que le aprieto las manos. -¿Can?

-¿En serio? -sonríe tanto que a pesar de su densa barba, logro ver sus hoyuelos.

-Claro que sí, tonto. ¿Cómo no me casaría con el amor de mi vida? -sonrío repitiendo su pregunta.

-¿El amor de tu vida?

-Eso siento. He estado negándomelo a mí misma muchas veces pero estoy cansada de ponerme trabas para no ser feliz, creo que me lo merezco de una vez. -Can aprieta mis manos con las suyas, asimilando mis palabras. Reúno todo el valor que soy capaz y me vacío completamente. -Can, lo que siento por ti no lo he sentido por nadie más. Nunca. Así que sí, me casaría contigo, tendría hijos contigo, animales, hasta comería cebolla si eso te hiciera feliz.

-Si repites lo de la cebolla me da igual tu hermano, nos casamos ahora mismo. -nos reímos juntos, con las lágrimas medio saltadas de la emoción. -Te quiero tanto Demet.. 

-Vamos ahora mismo y nos casamos, ¿por qué no?

-¿Quieres ser viuda antes de tiempo? 

Can se ríe mientras asiento con la cabeza y se inclina hacia mí por encima de la mesa. Sus labios se quedan a milímetros de los míos y acabando el espacio que hay entre los dos, le beso. Nuestras lenguas se acompasan entre ellas en un ritmo lento y delicioso, conociéndose a la perfección. Nos separamos sonriendo, parando a sabiendas de que no podríamos parar minutos más tarde.

-¿Echamos la revancha entonces? -le digo a Can.

-¡Me pido al Real Madrid! -grita mientras sale corriendo.

Mi mejor destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora