-¿Demet, estás bien?
-Perfectamente maestro Yoda. -me río aún más. -Que la fuerza te acompañe.
-Has perdido la cabeza..
-¿Yo? ¡eres tú que crees que vas a llegar hasta el bebé! ¡ojalá fuera tu para poder tocarle antes que nadie! -me río.
La puerta suena con insistencia y Can corre hacia ella, intentando buscar una salida mientras continúo riéndome como una loca, imaginándome a Can con orejas puntiagudas y una capa como la de Yoda. Lloro de la risa. Me acerco hasta la puerta para ver quién es el que ha llegado mientras me seco las lágrimas. Mi risa cesa de inmediato.
Papá.
*****
El que era mi padre, demacrado, con la ropa rota y llena de sangre me mira desde la puerta. Sus ojos me son familiares a pesar de que ya no tienen el brillo de antes, ya no queda nada de la alegría que desprendían cuando me hacía reír contándome historias antes de dormir. Can le hace pasar y llega hasta una de las sillas del comedor con las piernas temblorosas. Le miro de arriba a abajo. No queda nada de él. Nada de la persona dulce y alegre que conocí de pequeña. Sólo queda la persona en la que se ha convertido, la que rompió mi corazón siendo una niña.
-¿Qué estás haciendo aquí? -le grito. -¿Quién te crees que eres para venir a mi casa? -Can me sujeta del brazo y se lo retiro con brusquedad.
-Dem, soy tu padre.. -me quedo bloqueada, impactada de volver a escuchar la forma en la que me llamaba. -Necesito tu ayuda.
-Tú no eres mi padre. Dejaste de serlo en cuanto un dedo de tu mano tocó a mi madre. -él se levanta y pongo su cara a centímetros de la mía. -¿Crees que voy a ayudarte? Puedes pudrirte esperando. Estuve llorando meses y meses esperando a que volvieras arrepentido, a que llamaras para escuchar tu voz. ¡Era una niña! -rompo a llorar. -¡Yo no tenía la culpa de que fueras un puto alcohólico!
-Demet.. -Dice Can acercándose. Intenta abrazarme pero me aparto antes de que llegue a mí. -Vamos a calmarnos, tranquilízate.
-Dem lo siento mucho, hija.. No quería haceros daño, estaba pasando por un mal momento y encontré la peor de las salidas.
-Déjame adivinar.. Y ahora no puedes salir de tu maravillosa salida, ¿verdad? -él asiente con la cabeza agachada. -Puedes morirte si quieres en ella. He tenido muchos malos momentos, ¿sabes? Tuve que dejar a mis amigas en otra ciudad para huir de ti, mis hermanos tuvieron que dejar de estudiar porque no teníamos para comer, aguanté las lágrimas de mi madre cada día, me gradué y no estabas.. -me seco las lágrimas con rapidez y me acerco a él. -¿Sabes? Aun así nunca dejé de luchar. Me rompí y me fui curando poco a poco.
-Lo siento, lo siento hija. Me arrepiento mucho, ojalá pudiera cambiar todo el pasado. Dem, por favor, perdóname. -suplica llorando. -Podemos empezar de cero. Estar juntos, ver como retomar el tiempo..
-Nosotros no podemos estar juntos en esta vida. Aléjate de mí.
-Si no me quieres perdonar al menos ayúdame hija. Me van a matar. ¡Si no les devuelvo lo que les debo me matarán! -grita.
-Fuera de mi casa. -le cojo del brazo sin importar sus quejas y le llevo hasta la puerta. -No hay ninguna solución para esto. No me importa si mueres, yo estuve muerta mucho tiempo por tu culpa.
Le dejo en la puerta y corro hacia la cocina. La sangre zumba en mis oídos y la ansiedad me oprime el pecho. Jadeo intentando respirar pero no consigo ni una bocanada de aire. Por encima de mis jadeos escucho la voz de Can gritando mi nombre y mientras me siento en el suelo con la cabeza entre mis piernas, le señalo el bolso. La vista se me nubla por la falta de aire. Can acerca el inhalador a mi boca y.
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Mi mejor destino
FanfictionDemet Özdemir estaba saturada de trabajos que no le convencían, hasta que le llegó una oferta realmente buena a la que no tardaría demasiado en decirle que sí. Llamada por el contexto del proyecto y por los actores involucrados, dará un paso hacia u...