Maratón 2/3

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-Sí, me acuerdo. -digo sonriendo.

-Tú eres mi sitio favorito en el mundo, el más bonito que he visto nunca.

****

-¿Lo estás diciendo en serio? -pregunto, alzando la cabeza desde el hueco de su cuello.

-Totalmente en serio, lo sé desde que te conocí.

-Te quiero mucho.

-Yo te quiero mucho más.

Me acurruco aun más en él mientras me rodea con sus brazos. Suspiro aliviada, aquí es donde quiero estar toda mi vida. Civan también se une en el sofá con nosotros y a pesar de no haber cenado, nos quedamos como estamos mientras vemos un capítulo de Söz. Al poco tiempo, caemos rendidos en el sofá.

....

Muevo la nariz a los lados y olfateo en el aire. El olor a tortitas recién hechas invaden mis sentidos, abro los ojos de golpe y camino hacia la cocina dando tumbos medio cegada por la claridad. En cuanto llego a la cocina veo la isleta llena de fruta, bacon y tortitas, la boca se me hace agua. Can me mira sonriente y me acerco a él para darle un beso.

-Buenos días cariño. -digo con alegría.

-Buenos días marmota. ¿Cómo estás hoy?

-Cansada y tengo que hacer muchas cosas antes de ir al set esta tarde. ¿Y tú?

-Cansado también, ayer fue un día intenso.. Tengo que irme al gimnasio, ¿estarás bien de verdad?

-Claro pero.. -me corta, dándome un beso que me sabe a gloria. -¿No te quedas a desayunar conmigo? -él niega con la cabeza mientras sonríe y se va sin decir nada más.

Miro la hora molesta y me sorprendo al ver lo temprano que es. ¿Por qué se ha ido tan pronto? me encojo de hombros y decido comenzar a comer. El olor del bacon junto a las tortitas me hace la boca agua y sin poder esperar, ataco la primera tortita a la que le echo nocilla por encima. Medio babeando como un pitbull, comienzo a darme el atracón de mi vida. El timbre suena con fuerza y pego un salto de la silla. Espero que no venga a por tortitas porque no le voy a dejar ni una. Abro sin mirar y comienzo a hablar.

-Can no te voy a dar ni una tortita, por dejarme tirad.. ¿Volkan? -mi hermano aparece delante de mi, con un ramo de rosas rojas.

-Hola hermanita, ¿puedo pasar a desayunar contigo? 

Asiento impactada y él entra hacia la cocina sabiéndose el camino como si fuera su propia casa. Nos sentamos en la isleta del centro de la cocina y nos miramos mutuamente, esperando que alguno de los dos diga cualquier cosa. Él es el que da el primer paso.

-Me he enterado de lo que pasó ayer.

-¿Cómo?

-Can me ha llamado de madrugada. Lo siento.

-¿Por qué lo sientes?

-Por no llamarte, por intentar forzarte a perdonar a papá cuando no quieres hacerlo y por enfadarme contigo por ese motivo.

-Yo también lo siento por ser a veces una irracional, pero debes de entender mi postura, no voy a poder perdonarle nunca.

-Lo entiendo, estos días he estado pensando y me he dado cuenta de que ni yo debería de haberle perdonado pero es lo que yo he elegido. Al final es mi padre.

-Que sea nuestro padre no significa que haga de padre, ni que sea buena persona. Nosotros somos buenas personas, Volkan, pero él no. Ojalá fuera de otra manera, ojalá hubiéramos sido una familia feliz y unida pero las cosas son así y perdonarle no va a borrar todo lo que ha hecho. Ni siquiera intenta cambiar, nos está pidiendo dinero de nuevo.

-No le perdono para borrar lo que ha hecho Demet, le perdono porque así estoy en paz conmigo mismo, no sirve de nada tener odio dentro de ti, sólo te haces daño tú misma. Yo he decidido perdonarle y eso no significa que vaya a ir a comer con él cada domingo, simplemente que no quiero odiarle.

-Pensaré en ello.. -él asiente mientras intenta robarme una tortita. -Ni se te ocurra, las tortitas de Can son las mejores tortitas del mundo.

-Me alegra mucho que hayas encontrado a Can, hermanita. Él ha hecho que abra los ojos y venga a verte, ¿sabes?

-¿En serio?

-Sí, es muy buen hombre, cuídale.

....

Después de media tarde en la peluquería donde me hacen un tratamiento que dura dos semanas, Volkan y yo vamos hasta el banco para conseguir el dinero que debemos de darle a nuestro padre. Por el camino pienso en que este mes tendré que ir algo más justa de dinero gracias a su aparición estelar, lo que me pone de mala hostia. Mi hermano intenta calmarme con mi música favorita y a la segunda canción, me siento mejor. Miro el móvil en busca de señales de Can y me encuentro cuatro llamadas perdidas, le doy a devolver. Tras el tercer pitido, lo coje.

-¿Si? -su respiración trabajosa resuena por los altavoces.

-He visto que me has llamado, ¿cómo estás?

-¡Genial! le acabo de dar una paliza a Umut. -dice riéndose. -¿Y tú, has ido ya a por eso?

-¡Ten cuidado con los ojos!-le regaño. -Y dale un abrazo a Umut de mi parte. Aún no he ido, estamos llegando.

-Vale cariño, ten cuidado.

-Espera.. ¿Cómo sabes que..?

-¡Te quiero! -dice interrumpiéndome antes de colgar el teléfono.

En lo que guardo el móvil ya hemos llegado al banco. Volkan aparca en el primer hueco que encuentra y entramos hasta el despacho del director. Miro hacia mi hermano y acabo con la curiosidad que me está reconcomiendo por dentro.

-¿Tú le has dicho que veníamos al banco?

-Si, él ha puesto la mitad del dinero para papá.

-¿Perdona? ¿que ha hecho qué?

-Ha dado la mitad del dinero a cambio de que papá no te vuelva a molestar nunca más.

-¿Ha sobornado a papá? -Volkan asiente. -Estás de broma. -niega con la cabeza. -¿Por qué se tiene que meter? Le mato.. Yo le mato.

-¿Qué más te da si así papá no te vuelve a molestar?

-No quiero que sepa nada de mi vida, ¿no lo entiendes? no quiero verle cerca de Can, no quiero.

-Te estás comportando de forma irracional otra vez, muerto el perro se acabó la rabia, hermanita. Lo pagamos, él te deja en paz y se acabó.

-¿Qué le ha dado Can a cambio?

-Burak y él van a defenderle en un juicio.. Gratis. -le miro y asiento. Está bien..

...

Las ruinas en las que quedamos con nuestro padre están a las afueras de Estambul lo que nos lleva más de una hora en llegar hasta allí. Aún recuerdo la noticia que dieron hace dos años sobre esta zona, varios atentados simultáneos y miles de muertos. Ahora sólo queda el recuerdo de las personas que cayeron y las pocas ruinas que quedan en pie.

>En cuanto llegamos al punto que nos ha indicado, Volkan se baja del coche y le espera apoyado en lo que queda de pared de la que era una casa. Las piernas me tiemblan de los nervios y echo el cierre en el coche, al menos nadie podrá abrir desde fuera. En el momento en el que voy a llamar a Can, aparece mi padre. Apenas le reconozco. Se acerca a mi hermano con la rapidez que le permite su cojez y sin hablar apenas unos minutos, coge el dinero y se va. El coche en el que se monta pasa a toda velocidad por delante del nuestro y comienzo a ponerme más nerviosa de lo normal. Abro el bloqueo y salgo hacia afuera.

-¡Vamos Volkan, sube al coche!

Mi hermano mira al frente, paralizado por algo que ve y entonces todo empieza.

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Segunda parte!! Quería hacer unos capítulos un poco más arriesgados.. Espero que os gusten!

Mi mejor destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora