Mi nombre es Estaban Radle, aparentemente soy un chico normal; sin embargo, hay algo diferente en mí, hay algo especial en mi genérica. Yo, junto con un grupo de chicos más, somos parte de una raza extinta conocida como, Los Silver Element.
Es algo...
Hoy fue un día muy agotador, creo que no había tragado tanta agua de piscina en mi vida, solo no debo recordar que esa agua está repleta de orines, me lleva, ya lo recordé, como sea. Al menos todos se divirtieron mucho, hasta Makoto, él, por primera vez en mucho tiempo, me dio las gracias. Todos nos fuimos a distintos lugares, Rajá, Marco y Makoto se fueron juntos, Dániel y Otome se fueron juntos, y yo; bueno, solo acompañe a Sahionje a la estación de tren, yo prefiero irme caminado, será un largo camino, solo yo, y mis pensamientos, que divertido,
La tarde ha llegado, el color naranja del sol, ilumina toda la calle, yo, sigo caminando, teniendo al sol de la tarde en frente de mí, como si caminara hacia él. Mientras camino tranquilamente, a lo lejos, se logra ver una silueta conocida, claramente me apresure, para ver quién era; y cuando vi a la persona que estaba ahí, me sentí feliz.
— Tal parece que todo ha terminado... — eso fue lo primero que Michel me dijo, ni siquiera un hola o algo así — los grandes regentes de alto rango están demasiado confundidos, y no puedo negar que yo también. Al parecer, ellos confirmaron la desaparición de la energía del punto B del universo.
— Sinceramente... creí que ya te habías ido. — contesté de una forma tan melancólica.
— No... Pero... pronto lo are. — y ella contestó de una forma tan fría.
— ¡¿Qué?!
— Este es uno de los planetas más hermosos que haya conocido — un silencio corto acompañó el final de esa frase — solo estaré hasta el día domingo de la próxima semana, después de eso... me iré para siempre... — ¡¿De verdad, ella se irá para siempre?! — considero que todo este tiempo estuvimos observando a la persona incorrecta.
— ¡No, no te puedes ir aun! ¡¿Es decir, que pasara conmigo?! ¡Digo... yo no...! — mi boca no logra encontrar una palabra para justificar el hecho de querer que se quede — Es solo... yo... ya me acostumbre a tenerte conmigo.
— Los grandes regentes de alto rango tienen la seguridad de que tu podrás manejar cualquier situación que se te presente a partir de ahora.
— ¡Pero yo... yo...! — un suspiro corto sale de mis labios — no quiero que te vallas.
No soportaba la idea de que ella se fuera de mi vida, es decir, ¿Qué pasara con todo lo que hemos pasado juntos?, digo, fura de los intentos de asesinato y las apuñaladas, supongo que fueron muy buenos momentos. No quería que solo fueran recuerdos perdidos en el viento, yo la quería a ella, de alguna manera, parece que le terminé agarrando afecto a esta curiosa y frívola mujer. No pude resistirlo, yo, la abrace de una forma muy fuerte, tratando de manifestarle de alguna manera que, simplemente, no quería que se fuera; aunque ella no sienta nada hacia mí, yo si la aprecio en gran manera. Sinceramente, creo que derrame un par de lágrimas.
— Quisiera sentir lo que tu sientes... — ella me separó de sí, de una forma bastante delicada — en verdad lo siento... eres un gran ejemplar. Estaré aquí un par de días más, y después lo inevitable pasara... — mientras yo limpiaba algunas lágrimas de mis ojos, ella extendió su mano hacia mí, y dejó caer en mi mano un objeto extraño — toma... cuando estés en problemas, solo acciona este aparato... y yo tratare de venir a salvarte.
Después de eso, ella, solo se desprendió de mí, y se fue corriendo. El aparato que me dio, no era muy grande, no tenía ni el porte de un teléfono celular. Siendo franco, no quería que ella se fuera, yo la quiero demasiado; pero, según veo no hay nada que hacer, creo que está de más decir, que no pude dormir muy bien esa noche.
Bueno, creo que debo de continuar con mi vida, por mucho que me duela saber que ella se irá, yo debo seguir adelante. Esa mañana, desperté llorando sin saber porque, solo, sentía en mi corazón y mi pecho, un sentimiento de pérdida, un sentimiento de desolación. Pero bueno, tengo que irme; solo me puse el uniforme, y recordé lo de Marco, así que me fui directamente a la plaza central, no creo que me pase nada si falto un día a clases. Tome el metro que me llevaba a la plaza central, di vueltas por toda la plaza, con la esperanza de ver a Marco; sin embargo, al único que vi fue a Rajá, al parecer, el también ayudara en esto.
Luego de esperar un rato juntos, al fin llego Marco, y juntos nos fuimos a la estación de tren. Tomamos el que se dirigía al suroestes de la ciudad, no teníamos ni idea de a dónde íbamos, Rajá y yo, simplemente, seguíamos a Marco, el cual no llevo a una zona donde había unos edificios algo descuidados, donde según parece, vive gente en unos apartamentos igual de descuidados.
— Aquí es... — Marco se detuvo en la entrada de uno de los edificios descuidados.
— ¿Estás nervioso? — preguntó Rajá.
— Solo un poco... solo espero no equivocarme esta vez.
— ¿Cuánto tiempo llevas con esto? — pregunté confundido.
— Desde el mes de diciembre... — vaya, sí que lleva tiempo — este hombre... es mi última opción.
— Bueno, entonces... hay que entrar... — le insistí a Marco, de una manera amable — no te preocupes... pase lo que pase, estamos aquí nosotros para apoyarte.
Marco me volteo a ver, y después a Rajá, este último, estaba con una sonrisa en el rostro, y levantando ambos pulgares. Marco, solo sonrió, y juntos entramos a ese lugar.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.