Capítulo 16

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Presente  

May. May estaba aquí. Han sido lo suficientemente estúpidos como para dejarla venir a la boda.

Me desequilibro. No me puedo creer que hayan sido tan tontos como para hacer eso. Miro a mi alrededor, esperando que alguien se haya dado cuenta, pero parece que el caos es suficiente como para que nadie se haya percatado. Hasta que veo a tío Thorfinn.

—Espero que sepas que estás haciendo, April —dice, y sé que ha visto a May. No ha servido de nada que lleve el pelo corto y esté más rubia.

—¿De qué me estás hablando? Siento lo del Ministerio, no pensaba que íbamos a matar al ministro —digo, tratando de defenderme de lo que ha pasado antes. Si el Ministro moría el Ministerio estaría en nuestras manos, lo que significaba que May estaba en un peligro aún mayor.

—Sabes a que me estoy refiriendo —insiste tanto con sus palabras como con la mirada. No tengo escapatoria de esto—. Hablaremos en otro momento, tenemos cosas que hacer.

No me molesto en contestarle esta vez. Sigo teniendo la imagen del ministro de magia en mi cabeza, que se ha volado los sesos según me ha explicado tío Thorfinn. No había entendido muy bien que quería decir, al igual que no había entendido que había usado, pero si que puedo describir como la sangre de Scrimgeour había llenado la pared del fondo de su despacho. Como había llegado la sangre incluso al escritorio, donde había múltiples órdenes de arresto para distintos mortifagos. Entre los que se encontraban Bellatrix, mi padre y tío Thorfinn. Y pronto yo estaría en esas listas también. Pensaba que una maldición asesina bastaría, incluso por un momento había pensado que me harían lanzarla a mí para probar mi lealtad. Porque después de tratar de interceptar a Potter no confiaban mucho en mí.

—April, céntrate —oigo decir a padre, y entonces empiezo a seguirle e imitarle.

Todos aquellos que son sospechosos de pertenecer a la Orden del Fénix son apartados a un lado, el cual está vigilado por mortifagos. Jugson y Dolohov. No son muy complicados de vencer, pero ninguno de los que forma parte de la Orden del Fénix son estúpidos.

—¿Apgil?¿Egues tú? —el acento francés hace que me gire de vuelta al grupo de gente para ver a la rubia con una túnica blanca preciosa—. ¿Estás con ellos?

—Felicidades por tu boda, Fleur —digo, intentando sonar sincera, pero sueno totalmente hipócrita.

Egues.. Egues... —empieza a decir Fleur—. Tu es une menteuse! Tu as fait beaucoup de dégâts à ta soeur et vous ne vous en souciez pas? Ne répond pas, je connais la réponse. Va te faire foutre! (1)

J'espère qu'un jour tu pourras me pardonner (2) —le contesto, con una pronunciación que deja mucho que desear, pero bastante decente como para que Fleur me entienda.

No quiero escuchar su respuesta, ni quiero mirar a su ahora familia. Al menos ahí no está la familia de Fleur.

—Cuando vengan a interrogarlos quiero que me aviséis —ordeno a los dos que están allí mirando, y ambos asienten de una forma demasiado brusca. Supongo que temen a la protegida de Bellatrix.

—Y si vienen a por la chica Weasley que no la interroguen, tiene dieciséis, no tiene ninguna idea de qué está pasando aquí.

—Pero las órdenes son...

Primavera [Fred & George Weasley] [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora