Capítulo 91

495 47 185
                                    

Pasado

—Avery —dice Moody y April levanta la mano—. Avery—ahora levanto yo la mano—. ¿Por qué hay dos Avery? Ah, ya os veo.

Nos mira con su ojo raro, el que da vueltas por todos los lados. Y ese ojo no deja de observarnos mientras que pasa la lista. April solo garabatea en un pergamino que tiene al lado y no quiere ni levantar la cabeza. Cuando salí de pociones fui a buscarla, pero estaba encerrada en su habitación. Cuando salió para comer lo hizo con los ojos totalmente rojos y tenía muy mal aspecto, algo normal cuando se ha cortado un dedo. Me ofrecí a llevarla con Madame Pomfrey e incluso Adrian estuvo a punto de cogerla en brazos y llevarla, pero ella se negó. A cambio ganó que no nos apartasemos de ella porque tenía una cara realmente espantosa. Comió bastante poco diciendo que después de haber vomitado no tenía hambre ninguna y, al final, se vino a clase de Defensa Contra las Artes Oscuras antes de tiempo. Por eso teníamos asientos en primera fila.

—¿Cuántos gemelos hay en esta clase? —pregunta Moody y toda la clase ríe, pero él solo gruñe, como si no le hiciera gracia—. Tengo que prepararos bien durante este curso, libros fuera, vamos. Supongo que queréis saber que vamos a dar, ¿no?

Toda la clase corea un sí y entonces empiezan los murmullos por las ganas de empezar.

—Maldiciones imperdonables, maleficios, contrahechizos. Veremos a los dementores en profundidad, no como el año pasado, e intentaré prepararos para que el año que viene lancéis vuestros patronus. Quizá a final de curso os digo como se hace, nunca se sabe que puede pasar. También vamos a batirnos en duelo este año, ¿por dónde queréis empezar? 

Y todas las voces se alzan a la vez. Parece que las maldiciones imperdonables ganan a los duelos por poco, pero el profesor Moody parece satisfecho. Y pregunta por la primera.

—La maldición imperius —dice Alexa en voz baja, pero Moody la oye perfectamente. Claro que la conoce, es normal que lo haga, su padre era conocido por ser uno de los que mejor la ejecutaban.

—¿Familiarizada con el tema, Travers? —pregunta el profesor Moody y me giro para mirar a Alexa, que se cruza de brazos y frunce el ceño. No me gusta como va el tema—. He conocido a tu padre, está en Azkaban por mi.

—Y le agradezco su ayuda —le responde ella—. Yo no soy como mi padre.

—Eso tendré que verlo yo mismo —dice y entonces nos mira—. Al igual que con las señoritas Avery. ¿Cuál de las dos puede decirme una maldición imperdonable?

Cruciatus —dice April, sin levantar la mirada de la mesa.

—Supongo que la conocerás en persona, ¿no es así, Avery? —dice Moody y la clase entera contiene el aliento—. Mandale un mensaje a tu padre, estoy detrás de él y de su cuñado. Os tengo bien vigiladas.

—Mandeselo usted —le contesta April y, por fin, levanta la vista del pergamino y se enfrenta al profesor.

—¿Cuál es la última maldición, Avery? —ignorando el desafío de April ahora me mira a mi.

—La mandición asesina —respondo, y él sonríe. Está loco.

—Vamos a probarlas. ¿Algún voluntario para la primera?

Nadie se levanta ni levanta la mano, así que Moody golpea el suelo con su bastón y luego lo levanta, señalando a Johnson.

—Ha sido elegida, señorita Johnson, pongase de pie —ella lo hace, sin apartar la mirada ni por un segundo—. Imperio.

Johnson empieza a hacer cosas realmente extrañas, como posturas imposibles para su cuerpo, caminar como una gallina e incluso fue a la pizarra a escribir algo en runas. April funció el ceño cuando entendió lo que ponía y entonces me fijé en que los demás que había a nuestro alrededor también lo hacían. Miro a mi hermana, que garabatea en el pergamino la traducción mientras que Johnson no deja de pasearse por encima de las mesas. Entonces Moody levanta la maldición y parece que vuelve en sí.

Primavera [Fred & George Weasley] [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora