Capítulo 27

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Pasado

Cuando Penny dice salid del castillo a George le falta tiempo para agarrarme de la mano y salir corriendo. Ni siquiera me da tiempo a avisar a April de que nos siga. Volvemos a las escaleras, donde el hielo maldito empieza a bajar por ellas y veo como todavía podemos seguir bajando hasta la planta baja. George vuelve a tirar de mi y le sigo rápidamente, sin pensarlo. Todos conocemos el castillo, pero ellos parecen hacerlo especialmente bien por lo que me dejo guiar. Hasta que para en el tercer piso y quiere seguir corriendo por allí.

—¿A dónde vas? No podemos salir del castillo por aquí —le digo, sujetándole.

—Confía en mi, podemos salir por aquí, tenemos que darnos prisa —me dice, y como parece una súplica confio en él—. Por favor, May.

Asiento y él vuelve a correr, conmigo detrás. Atravesamos todo el pasillo del tercer piso hasta que George se para de golpe y saca la varita. No llego a entender que dice ya que decido mirar a nuestro alrededor.

—¿George? —le llamo, pero él solo tira de mi brazo—. ¡George!

—¿Quieres entrar al pasadizo o no? —me dice, volviendo a tirar de mi—. Rápido, se tiene que cerrar antes de que llegue el hielo o se extenderá hasta Hogsmeade también.

—¿Hogsmeade? —le pregunto, con los ojos abiertos como platos y él asiente—. Pero April y Fred no han llegado y...

—Llegarán, pero vámonos ya, el hielo está cada vez más cerca —insiste y me empuja suavemente hacia la estatua. Que ya no es una estatua, si no una puerta—. Es un tobogán, vamos, tírate.

Decido hacerle caso y me tiro por el tobogán, que es bastante más corto de lo que esperaba por lo que me quedo sentada en el suelo. Y me hubiera quedado allí si no hubiera sido porque George choca contra mi espalda al tirarse él.

—Vamos, tenemos que avanzar, por si acaso el hielo atraviesa la estatua también —me dice, levantándose y luego me tiende la mano. Si padre me viera no sé qué sería capaz de hacerme.

Cojo la mano de George y me ayudo de ella para levantarme del suelo. El pasillo no está iluminado, pero parece que se lo sabe de memoria, aún así saco mi varita del bolsillo y murmuro un Lumos que nos hace ver el suelo por el que andamos. Y también el vaho de nuestras respiraciones. No tardo en girarme para ver a nuestras espaldas si el hielo maldito ha venido con nosotros o se ha quedado en el castillo, encerrado. Pero, para nuestra mala suerte, nos sigue. Y cada vez más cerca.

—George, corre —le digo, lista para quedarme atrás intentando parar el hielo por lo que suelto su mano, enfrentando al hielo maldito—. Sé que no voy a tener nada que hacer, pero al menos corre.

—No te voy a dejar sola.

George se pone a mi lado, con la varita también en alto. Es estúpido estar los dos enfrentándonos a esto, tenemos doce años, no tenemos nada que hacer frente al hielo.

—George, no seas imbécil, vete y trata de avisar en Hogsmeade que va a llegar la maldición.

—Ven conmigo entonces.

George baja la varita y vuelve a darme la mano, listo para que sigamos andando por el pasadizo. Y esta vez me adelanto a él y soy yo quien tira cuando veo que el hielo está a punto de llegar a sus zapatos.

Los dos corremos sin descanso hasta que llegamos a una pequeña escalera y George se adelanta para empujar lo que parece ser una trampilla.

—Mierda —le oigo murmurar mientras que sigue dando golpes a la trampilla—. Creo que los dueños de Honeydukes han dejado una caja encima de la trampilla.

—¡Hazla levitar!

—¡No puedo si no la veo!

—¡Pues usa algún hechizo!

—¡Incendio!

El fuego pasa casi rozandome el brazo, directo al hielo maldito que estaba a punto de atraparme.

—Sube hasta aquí, tenemos que intentar combatirlo hasta que MC pueda acabar con ello —dice George y viendo que la otra opción es quedarme congelada en el hielo no dudo en ponerme a su lado, con la varita en algo y apuntando al hielo. Que cada vez avanza más.

—¿Por qué todo el mundo la llama MC? —le pregunto después de lanzar un incendio al hielo, que consigue derretirlo durante unos segundos para que vuelva a salir con más fuerza.

—Creo que nadie sabe cómo se llama en realidad, todo el mundo la llama MC o Achternaam. Charlie dice que cuando encontraron a su hermano él también la llamó MC.

—¿Crees que el fuego será más débil contra la luz del sol? —le digo, cambiando de tema bruscamente.

—¿Puede? —me responde, visiblemente confuso—. Es hielo, la luz solar lo derrite.

—¡Lumos solem!

El rayo de luz sale de mi varita y hace un agujero en el hielo que tarda menos en arreglarse que cuando utilizamos Incendio. George vuelve a lanzar el hechizo de fuego a nuestros pies, pero ya es tarde y nos atrapa.

—Nunca pensé que podía estar lejos de April cuando fuera a morir —murmuro sintiendo el frío atravesar el uniforme de quidditch.

—Yo tampoco pensaba estar lejos de Fred —me contesta George, para luego pasar un brazo por mis hombros—. Al menos se tendrán el uno al otro.

—¿De verdad lo crees? —pregunto, pegándome más a George. Desprende calor y yo tengo mucho frío—. Porque yo creo que se matarían mutuamente.

—Seguro que están en Hogsmeade gritandose porque no nos encuentran —dice George—. Me los imagino perfectamente caminando por las calles del pueblo dando gritos y consiguiendo que medio pueblo se entere.

—¿Y por dónde han salido?

—Hay otro pasadizo, estaba un poco más lejos, pero seguro que han conseguido llegar —el hielo empieza a llegarnos por la cintura y eso logra que los dos temblemos a la vez—. Hay un espejo en el cuarto piso, hay que llegar hasta casi el final del pasillo. Fred y yo lo hemos usado varias veces, es más largo que este pasadizo, pero no te lleva a un posible callejón sin salida.

—Quizá deberíamos haber elegido el otro —murmuro, sintiendo como los brazos se me congelan, dejándome totalmente pegada a George, que ya no desprende ningún calor.

—Siento que nos hayamos quedado encerrados aquí —murmura, para luego quedarse callado.

—George —le llamo, pensando que el hielo ha llegado hasta su cabeza y ya le ha congelado. Lo tengo por el cuello y aún así consigo mover un poco la cabeza para poder verle, que agacha un poco la cabeza hasta que nuestras frentes se tocan y el corazón me da un vuelco.

—May —me responde él, dejando salir una gran nube de vaho al hablar.

—Tengo miedo —susurro y George mueve la cabeza para dame un beso suave en la cabeza.

—Yo también.

El hielo sigue avanzando sin problemas hasta que me cubre la boca y luego la nariz, dejándome sin respiración. Noto como sube por mi nariz y me obligo a cerrar los ojos, sabiendo que ya no queda nada para quedar bajo los efectos del hielo maldito.

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Me temo que voy a tener que subir cada dos semanas a no ser que un milagro ocurra :(

Hay otra opción, os subo capítulos hasta que me quede sin ellos (vamos, dos semanas más, no tengo escritos el resto) y luego voy actualizando según termine los capítulos. ¡La decisión está en vuestras manos!

Primavera [Fred & George Weasley] [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora