Capítulo 23

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Pasado

No consigo comer nada el día de nuestro primer partido, por mucho que Adrian insiste no pruebo bocado, y no soy la única. April no se molesta en ir a desayunar, por mucho que lo necesita. No la había visto levantarse, así que lo más probable es que ya estuviera en el campo de Quidditch, practicando. Algo que dijimos que no íbamos a hacer.

—Come, de verdad —vuelve a insistir Adrian y coge la tostada para darme de comer—. Necesitas desayunar, May, de verdad.

—Tengo el estómago cerrado —le contesto, pero no me hace caso y estrella la tostada contra mi boca—. ¡Oye!

—¿Te quieres comer ya la mermelada que tienes alrededor de la boca? —dice Alexa sin levantar la mirada de El Profeta. Puede parecer que tiene la cabeza llena de aire, pero en realidad la tiene llena preguntas importantes.

—Haz caso a tu amiga, por Merlín, May —dice Adrian y al final acabo cogiendo la tostada de su mano y dándole un pequeño mordisco—. No, te la comes entera, ya la has probado.

—Pero no tengo hambre —me quejo y mi estómago me contradice gruñendo.

—¿Decías?

—Avery, al campo en cinco minutos, no lleguéis tarde —me dice Bletchey y yo asiento, cogiendo la tostada y levantándome.

—Nos vemos después del partido, no sé qué querrá Flint.

—Vamos contigo —dice Alexa doblando el periódico.

—No hace falta —le digo, pero ella no me escucha.

—No me pienso perder el primer partido de mis mejores amigas —añade y no puedo evitar sonreír.

Empezamos a andar hacia el campo de Quidditch y justo en ese momento entran los gemelos Weasley ya vestidos con el uniforme del equipo de Gryffindor. Sus números son el cinco y el seis, y pronto distingo que Fred lleva el cinco y George el seis. Parecen totalmente tranquilos, lo cual contrasta con como me encuentro yo. Y seguramente como se encuentre April.

Desde que conseguimos el puesto en el equipo de Quidditch no habíamos vuelto a hablarnos. Nos había llegado una carta de padre, avisándonos de que sabía que les habíamos hablado y, no solo eso, que habíamos entablado una amistad con el hijo mayor que estaba en estos momentos en Hogwarts, Charlie. Le escribí diciendo que era mentira, pero como contestación recibí la carta que Orion Mulciber le había mandado. April, por su parte, no se había molestado en decir nada, sabía las consecuencias y que no merecía la pena tratar de evitar lo que pasaría. Con lo que no contaba es que no pensaba dejar que la volviera a tocar.

April seguía teniendo algunos problemas con los movimientos fuertes, causándole grandes dolores. Flint nos había llenado de entrenamientos de Quidditch todas las semanas, sábados y domingos incluidos y eso había logrado que las costillas de mi hermana no llegarán a sanar del todo. Y ahora estábamos en el primer fin de semana de noviembre y April seguía teniendo el dolor.

—¿Estás nerviosa? —me pregunta Adrian antes de que entre a los vestuarios y yo asiento—. Lo vais a hacer genial, de verdad.

—Eso espero.

Me despido de mis amigos con un abrazo y entro en los vestuarios. Me cambio rápidamente a mi túnica y entro a la zona mixta, donde April está ya sentada en el suelo, con la escoba al lado. Está mirando al suelo, sin apenas moverse y totalmente rígida.

—No voy a poder jugar, May —susurra y entonces veo como tiene los ojos llenos de lágrimas.

—¿Qué estás diciendo? Claro que puedes jugar, vamos a demostrar a estos inútiles lo que podemos hacer —le digo, pero ella niega y trata de ponerse de pie, pero se tropieza y por los pelos llego a sujetarla—. Tenemos que ir a ver a Madame Pomfrey ahora mismo.

Primavera [Fred & George Weasley] [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora