Capítulo 43

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Pasado

—Primero iremos a Madame Malkin —dice Draco, visiblemente emocionado—. Luego a por la varita. Le seguirán los libros.

—Tengo que comprar más material para pociones, necesito un nuevo kit —le recuerdo a Draco y él asiente, rápidamente.

—También tengo que comprar mi caldero, no te preocupes, pasaremos por allí —dice con una sonrisa que pocas veces muestra. La perfección es todo para nuestras familias—. ¿Habéis visto la nueva Nimbus 2000?

—Claro que la hemos visto —dice April, totalmente indignada ante su pregunta. Lleva hablando de la escoba desde que salió en El Profeta que estaba a la venta—. Madre dice que no nos la van a comprar porque acaba de salir y no se fía de su seguridad.

—¿Y qué vais a hacer? —pregunta Draco y ambas nos encogemos de hombros.

—Aguantarnos, no hay ninguna nueva barredora y si no nos van a comprar la nimbus no tiene ningún sentido pedir una nueva, quizá podemos conseguirla en Navidades, que estará más probada —le respondo y él asiente, supongo que ve sentido al plan.

—Pero seguramente nos quedaremos sin escoba nueva —dice April, que suspira—. ¿Podemos ir a verla al menos? Quizá madre se ablanda y nos la compra.

—Es una pena que los de primer año no podamos tener escoba propia —se queja Draco, cuando jugamos con él suele ser cazador, como nosotras, aunque muchas veces le hemos visto perseguir la snitch como diversión y lo hace bastante bien—. El año que viene os haré compañía en el equipo.

—Si hay pruebas —le digo y él se ríe—. ¿Acaso piensas comprar al equipo si no las hay?

—¿Por jugar con vosotras? Por supuesto —dice, orgulloso, y April sonríe. Draco no deja de ser como nuestro hermano pequeño, así que April le revuelve el pelo y él tarda poco en quejarse porque le ha despeinato y no tiene el pelo perfectamente peinado hacia atrás.

—Nos vamos ya, Demeter debe de estar ya con las niñas en el Callejón Diagon —madre llega, seguida de Cissy y se acerca a la chimenea con el saco de polvos flu—. No os mováis de las chimeneas, ¿entendido?

—Sí, madre —dice April, cogiendo un puñado de polvos flu y metiendose en la chimenea—. ¡Callejón Diagon!

—May, vamos —madre me mete prisa e imito a mi hermana, para llegar al Callejón Diagon bastante limpia.

Draco es el siguiente en llegar, luego Cissy y finalmente madre. Nuestra primera parada, como ya bien había dicho Draco, era Madame Malkin, donde Demeter nos esperaba en la puerta con Daphne y Astoria, que estaba cruzada de brazos. Ella todavía tenía que esperar un año más para entrar en Hogwarts y estaba visiblemente enfadada por ello. Daphne, por su parte, tenía una gran sonrisa y, cuando estuvimos a su lado, casi nos arrastra a la tienda.

—Bienvenidos a Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones, ¿uniformes de Hogwarts? —pregunta madame Malkin nada más entramos y los cuatro asentimos.

—Draco, cariño, iré a mirar las varitas, recuerda que tu padre está mirando los libros, ¿sí? —dice Cissy, que sale de la tienda seguida de madre, Demeter y Astoria.

Por supuesto, antes de salir se aseguran de darnos a cada uno un saco con suficientes galeones como para pagar las túnicas sin ningún problema. Es una suerte que, al menos aquí, tengamos algo de libertad.

— Pasad al fondo, os tomaré las medidas inmediatamente —dice mientras que la cinta métrica empieza a desenrollarse de su cuello—. ¿Casa?

—Slytherin —dice April, subiendose al banquillo para que pudiera tomarle las medidas.

A penas tarda unos segundos, en los que ajusta la túnica de April y mientras tanto me subo soy yo la que se sube al banquillo para que repitamos el proceso. April y yo somos de la misma altura, pero aún así tengo que tomarme las medidas para que las túnicas sean perfectas. April baja y la siguiente es Daphne, que tampoco tarda mucho en tomarle las medidas.

Primavera [Fred & George Weasley] [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora