Capítulo 10

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Pasado

—¡WEASLEY! —grito con todas mis fuerzas en el Gran Comedor. Puedo ver como mi pelo está cambiando de rubio a rojo. Le voy a matar.

—¡El rojo te sienta mejor, Avery! —me grita de vuelta.

No me importa el castigo que voy a tener, lo único que me importa ahora mismo es que él sufra lo mismo. Me levanto de la mesa de Slytherin, dejando a Alexa y Adrian riéndose de mi nuevo color de pelo y me acerco a la mesa de los leones. Puedo ver de reojo como la profesora McGonagall se acerca hacia donde estoy por lo que saco la varita y susurro el hechizo para que el zumo de calabaza de Weasley le haga cambiar de color de pelo a verde.

—Va a acompañar esta semana al señor Weasley en el castigo, señorita Avery —dice la profesora McGonagall y me limito a asentir mientras que veo como el color de pelo de Weasley cambia a verde—. Diez puntos menos para Gryffindor y diez puntos menos para Slytherin. Escribiré más tarde a sus respectivos padres para que sepan de este comportamiento.

Las lechuzas llegan justo en ese momento y puedo ver como la nuestra deja un paquete a May y viene hacia mí con un sobre. Por suerte sigue sin ser un vociferador. Vuelvo a mi mesa, ignorando las quejas de Weasley sobre su nuevo color de pelo. No quiero abrir la carta.

—Mamá envía galletas —Alexa trata de coger una de la caja que May tiene abierta para enseñarmelas, pero May es más rápida y le da un golpe en la mano para evitar que coja una—. Si quieres galletas pideselas a tu madre, no pienso compartir contigo esta caja.

—¡Pero serás egoísta! —chilla Alexa y no puedo evitar sonreír ante el pequeño espectaculo que están montando—. ¿Qué te han dicho?

—Todavía no la he abierto —murmuro. May me mira fijamente y luego extiende la mano—. No vas a leerla tú, ni si quiera va contigo.

—Iba a tirarla, solo van a decirte que están decepcionados por tu comportamiento.

—Y por eso tengo que leerla.

May suspira dramáticamente y yo aprovecho para sentarme a su lado. Abro la carta para ver qué son sólo unas líneas bastante sencillas.

— April, dos puntos— empiezo a leer en una voz lo suficientemente alta como para que May me oiga y los demás no sean capaces gracias al bullicio del Gran Comedor—. Seguimos decepcionados contigo, cuando vuelvas en las vacaciones de Navidad estarás castigada. Las galletas son solo de May.

—No ha sido tan mala —murmura ella—. Te voy a dar de mis galletas, no te preocupes, sé que las echas de menos.

—Son tuyas, ya lo has oído—digo y ella hace una mueca, mostrando desacuerdo—. Ahora que estoy castigada durante las vacaciones seguiré pudiendo hacer aquí lo que me dé la gana, y creo que no pienso parar hasta que Weasley este castigado lo que queda de curso.

—Vas a ser arrastrada tú también al castigo —me advierte y le contesto encogiéndome de hombros.

Nunca me ha importado estar castigada. Y menos ahora que ya les he decepcionado. Aún más de lo que he hecho siempre.

***

—Bajarán a las cocinas, ayudarán a los elfos en lo que queda de semana a preparar las mesas durante las cenas —dice la profesora McGonagall y cuando ve que Weasley va a protestar le deja callado con una sola mirada—. Síganme.

Primavera [Fred & George Weasley] [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora