Capítulo 23

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1942 G-Eazy ft. Yo Gotti, YBN Nahmir

—En serio, no es necesario que me compres con comida para que te ayude —le aseguro, dejando mi abrigo sobre una silla—. Además, hubiera sido tan sencillo como pedirme que fuera a tu casa.

Fiona se encoje de hombros y deja las bolsas con comida sobre la mesilla.

—No es necesario que empieces hoy, de verdad —me asegura y se sienta en el sofá—. Además, sólo son unas simples cortinas. Es decir, juro que he intentado por todos los medios ponerlas otra vez, ¡pero es imposible!

Suelto el aire por la nariz, reprimiendo una pequeña sonrisa, y niego con la cabeza, sentándome a su lado. No se aparta ni un solo centímetro, pese a estar pegados cuerpo a cuerpo. Su pierna está en contacto con la mía al completo, incluso nuestras rodillas. Pero ella parece estar cómodo con ello, ya que, inconscientemente, la roza con la mía.

—Dudo que sea imposible —digo, intentando concentrarme—. Por cierto, ¿cómo se han caído? —La miro con el ceño fruncido.

Pone los ojos en blanco mientras saca la comida de las bolsas.

Brutus estuvo jugando con ellas cuando estuve cuidando de él —explica, y saca comida india de los envases de plástico— y, una de las veces, escuché un crujido. Pensé que las había roto, pero estaban en perfecto estado. El problema era que los carriles de la cortina estaban un poco sueltos y me he dado cuenta esta mañana, poco antes de que se cayeran.

—Debe ser una alegría encontrarse con ese panorama antes de ir a trabajar —digo con humor y ella me golpea el brazo.

—Tonto —dice, sin poder evitar mostrar una sonrisa.

Sus ojos brillan con diversión, atrapándome con ese maravilloso color verde que hoy parece estar más claro de lo usual.

Miro la comida y arqueo las cejas, sorprendido al ver mi plato indio favorito.

—¿En serio me has traído Uttapam?

Es lo que cené el día que la conocí. Estaba tan callada, tímida. No tardó en abrirse, pero podía apreciarse en ella un poco de reparo al hablar. Parecía buena, tranquila e incluso un poco cursi.

—Sí, recuerdo que te gustaba y, además, tiene muy buena pinta —comenta con una sonrisa.

Le ayudo a sacar las cosas y voy a por algo de beber.

Dejo dos vasos de agua en la mesa y ella me mira, arrugando la nariz.

—¿Tienes Coca-Cola?

—Eh...No —respondo inseguro, a pesar de que estoy segura de que así es—. No suelo beber nada que no sea agua o zumo —confieso.

—Oh, no importa —vuelve a sonreír—. Realmente eres un chico saludable.

—Pensé que había quedado claro que mis hábitos son saludables, no yo —bromeo, recordando aquella vez que nos topamos con este mismo tema de conversación.

Artemis entra en el salón, desperezándose entre maullidos, y se acerca a mis piernas, ronroneando y frotando su cabecita contra ellas.

—¿Crees que la gatita estará bien sola? —Fiona me mira preocupada.

—Sí. Mientras le hayas dejado agua y comida, todo irá bien —sonrío para relajarla—. No pasa nada por pasar unas horas sin verla. Crecerá más rápido de lo que crees.

—Dios... Cualquiera diría que es mi bebé y no mi gata —bromea.

—Tú tranquila, sólo...

𝐅𝐢𝐨𝐧𝐚 © [F #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora