Capítulo 4

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Daddy's Lambo Yelawolf


Esperaba que hubiera más tráfico, en cambio, las calles están muy despejadas, algo que es inusual, y he llegado antes de lo esperado. Aparco no muy lejos de la puerta del club y aviso a Tristan de que me quedaré en mi coche hasta que lleguen. Al menos, aquí dentro no me congelaré. Han previsto grandes nevadas a partir de mañana, así que las temperaturas están bajando rápidamente.

El móvil descansa sobre el salpicadero mientras reproduce Legacy de Eminem a todo volumen. Mantengo los ojos cerrados, apoyado cómodamente en el respaldo de mi asiento, y sigo la letra en sin emitir un solo sonido. Pasan varias canciones cuando escucho que golpean suavemente la ventanilla. Abro los ojos y veo que están todos. Resoplo con fastidio, ya que me veo obligado a quitar Dysfunctional de Tech N9ne Collabos justo a la mitad.

Me guardo el móvil en el bolsillo del pantalón y me pongo la capucha de la sudadera antes de salir del coche. Saco la llave para cerrar y me giro hacia ellos. Tristan y yo hacemos nuestros saludo y al resto sólo les dedico un movimiento de cabeza. Fiona me mira con el ceño fruncido, pero con una sonrisa. Me devuelve el gesto casi con burla. Al menos, la conmoción de este medio día ya se le ha pasado.

Camino tras Doug y Kelsey, viendo con diversión cómo ésta se agarra al brazo de mi amigo para no darse de bruces contra el suelo. Sus tacones son demasiado altos como para que caminar con ellos sea apropiado. Intenta lucirlos como si estuviera sobre una pasarela, aunque realmente parecen los zapatos de una fulana borracha que ha tenido una larga noche de trabajo en el puticlub. Pero está bastante guapa, sólo le sobra los dos kilos de maquillaje que se habrá echado en la cara y, posiblemente, en el escote. La piel de sus brazos está erizada y no es de extrañar, ya que lleva un vestido minúsculo negro y dorado con unas medias tan finas que da la sensación que van a romperse mientras camina.

Tristan y Jeff cuchichean entre risas. Se han arreglado bastante, lo que me hace pensar que pretenden ligar esta noche, algo no muy complicado en el Reed's. Por lo que sé, Jeff no ha querido nada con chicas desde que cortó con su ex, de lo cual harán un par de meses como mínimo, así que habrá decidido que llegó el momento de volver al mercado. Tristan, por su parte, irá en busca de algún vestido que levantar en el baño de chicas para dar un poco de celos a Joan, quien trabaja como camarera en el turno de noche del club y con la que lleva acostándose más de seis meses. Dicen no tener nada entre ellos, pero suelen ponerse celosos cuando el otro se ve con otra persona. Aun así, es lo más parecido que ha tenido Tristan a una relación en años.

Reed's ya está atestado de gente cuando llegamos. Hay que bajar unas escaleras para entrar en el local, que está situado en el subsuelo, bajo un bloque de pisos bastante antiguo. Al menos, está bien silenciado. Sobre todo, desde que llegaron las denuncias anónimas debido a las molestias que producía la música a altas horas de la noche. Evidentemente, fueron los pobres vecinos.

Las luces generales están apagadas y la pista de baile se ilumina con los focos de colores que hay en el techo. Una luz azul fija alumbra la barra, donde apenas hay hueco para pedir.

—¿Quién de vosotros va a conducir de vuelta a casa? —Pregunto con el ceño fruncido.

La música está bastante alta, así que tengo que gritar para que me oigan.

—Tú —responde Doug con burla.

—Todos no cabéis en mi coche.

Tristan, quien nos está ignorando, se dirige hacia la barra a paso rápido.

—Tristan va a pasar la noche con Joan —dice Jeff—. Cabemos perfectamente en tu coche.

—¿Qué más da? Tú no bebes, ¿por qué nunca quieres llevarnos? —Pregunta Doug.

𝐅𝐢𝐨𝐧𝐚 © [F #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora