𝐅𝐢𝐨𝐧𝐚 © [F #1]

Capítulo 33

Home - Machine Gun Kelly ft. X Ambassadors, Bebe Rexha

¡¡Feliz cumpleaños, Terry!! ¡Otro año más viejo!❤🎉

– Fiona, 12:00 a.m.

El día ha comenzado con un mensaje en la bandeja de entrada y he sentido ganas de vomitar al leerlo. Pero no es culpa de Fiona. Probablemente, sus Navidades hayan sido más dignas que las mías, al igual que sus cumpleaños. Y me alegro por ella, pues a nadie le desearía la mierda que tengo que soportar un día como este.

Aun así, no he sido capaz de responderle. Han pasado horas desde su mensaje y todavía sigue ahí, en la bandeja de entrada y sin leer. Aunque lo marcara como leído, no sería capaz de responder. Ni siquiera me esforzaría en mentir y agradecerle por su felicitación. Hay cosas que ni Fiona puede cambiar.

Suspiro, mirando la hora en el despertador que hay en mi mesilla, y giro la cabeza hacia Camille, quien sigue dormida con la boca abierta a mi lado. El calor del radiador ha debido sofocarla durante la noche, pues está completamente destapada. Sólo lleva una camiseta mía demasiado vieja y su ropa interior negra. Su sujetador cuelga del pomo de la puerta con toda la confianza del mundo y su ropa debe de estar en algún rincón de la habitación, arrugada.

Anoche nos quedamos dormidos viendo un capítulo de Orange Is The New Black, su serie favorita. Yo estaba un poco perdido en toda la historia, pero ella parecía disfrutar del drama, la acción y las esporádicas escenas de sexo lésbico. No se me escapó el detalle de que, mientras lo veía, mencionó como una decena de veces a Stella. Sabiendo de una historia de amor como la suya, no me extrañaría que siguiera extrañándola aunque su férreo orgullo diga lo contrario.

—Despierta —murmuro, todavía un poco soñoliento, zarandeando su cuerpo ligeramente—. Cam, es tarde y tengo que ducharme.

Ella abre un ojo vagamente y se gira para dormir bocabajo.

—Te duchaste ayer —murmura con la cara pegada a la almohada.

—Lo siento, tengo por costumbre ducharme todos los días —bromeo, frotándome un ojo mientras me desperezo—. Si no te desperezas tomaré medidas drásticas.

No dice nada al respecto, permanece inmóvil y su respiración se vuelve un poco más calmada.

—Hablo muy seriamente, Cam.

Nada.

Suspiro y me incorporo. No quería llegar a esto. Me arrodillo en la cama y, colando las manos bajo su cuerpo, la hago rodar hasta caer al suelo.

Camille suelta un grito, aturdida, y se levanta con rapidez. Aparta su enmarañado cabello de su rostro y con ojos cansados me mira furiosa.

—Eres un capullo —gruñe.

—Tú siempre de tan buen humor por las mañanas —sonrío.

—¿¡Cómo voy a estar de buen humor si me despiertas así!? —Gime cansada y se sienta en el borde de la cama—. Quiero seguir durmiendo —se deja caer de espaldas sobre el colchón.

—Ah, no, no, no —digo rápidamente, tomándola por los hombros para sentarla. Ella se resiste—. Tengo que prepararme para mi cita con Fiona. Mueve el culo.

—Si me dejas dormir, te ayudo a prepararte —intenta negociar, mirándome por encima del hombro mientras aún sujeto su cuerpo.

—Oh, no dudes de que lo harás —río un poco y la suelto. Ella se gira hacia mí, aún sentada en la cama—. Pero para hacerlo tienes que estar despierta. Así que desayuna y vístete que no puedo llegar tarde.