Capítulo 46

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Slow Loud & Banging Chamillionaire


Decidimos quedarnos sentados dentro del coche, sin decidir un rumbo. Observo por el rabillo del ojo a Fiona, que mira por la ventana en busca de tranquilidad, y guardo silencio, paciente. Tras largos minutos de espera, cojo el móvil para poner algo de música en la radio del coche. Pongo una melodía suave, algo que relaje el ambiente. Por suerte, hemos perdido de vista a Craig, a quien ni siquiera he visto salir del cine.

Fiona juega con los anillos de su dedo corazón, en especial, con el anillo dorado. Si mal no recuerdo, eran de su madre. Ella parece estar perdida en la nada, quién sabe si con la mente en blanco o repleta de pensamientos asfixiantes. Mueve sus anillos de un lado a otro, como si fuera un tic nervioso. No está bien. Casi es palpable la ansiedad acumulada en su cuerpo. No quedan rastros de alegría, toda ella desprende un aura que me eriza la piel. Tal vez el hecho haber tenido que soportar la presencia de Craig la haya desestabilizado, lo cual no me extrañaría; quién no acabaría loco de tanto escuchar a ese gilipollas. O, tal vez, no haya superado por completo el hecho de que Candace y yo nos hayamos acostado. En ese caso, no sabría qué hacer.

Frunzo el ceño cuando comienza a reproducirse una canción de Snoop Dogg, con el pensamiento de que no es algo que Fiona tenga ganas de escuchar en estos momentos. Entonces, lo recuerdo; tengo varias canciones en la lista de reproducción que podrían gustarle. Cuando una de las canciones rompe el silencio en el que está sumido el coche, ella me mira ligeramente, pero no lo suficiente como para que pueda ver su rostro, oculto tras su frondoso cabello. Apoya la cabeza en la ventanilla y un suspiro escapa suavemente de sus labios.

Lamentablemente, no soy la persona indicada para acompañar a Fiona en momentos como éste. En vez de buscar una solución y tratar de terminar con su angustia, espero a que todo pase para volver a la normalidad. Simplemente no sé cómo acercarme a ella, desde mi punto de vista, lo mejor es darle su espacio. No quiero crear una situación violenta o que se sienta presionada.

—Siento todo lo que ha pasado.

Fiona me mira con algo de tristeza en los ojos. Su voz está cargada de una buena dosis de culpabilidad.

—¿Por qué? No ha sido culpa tuya —intento hacer que cambie de opinión.

El ambiente es frío, distante, y no sé qué hacer. Su cuerpo está apoyado contra la puerta del copiloto y su cabeza descansa en la ventanilla. Su rostro serio, casi haciendo pucheros, luciendo terriblemente afligida. No me atrevo a decir nada más, a enfrentar la situación. ¿Tanto le ha afectado la presencia de Craig? ¿Sus palabras tal vez? Intento encontrar alguna forma de deshacernos de esta situación, pero si yo fuera ella, no querría que nadie me hablase.

Sin saber si estoy metiendo la pata o no, permanezco en silencio. Meto la llave del coche en el contacto y enciendo el motor; tal vez, estemos mejor en mi apartamento. Cuando comienza a sonar una canción extremadamente triste, de esas que le gustan, Fiona la quita de inmediato. Vuelve a girar la cabeza para mirar por la ventanilla y la visión de su rostro queda de nuevo fuera de mi alcance. Aprieto el volante con fuerza y suelto el aire por la nariz de igual forma. Acostumbrado a su buen humor habitual, esta situación se me hace insostenible.

Aunque no hay tráfico y el trayecto ha sido relativamente corto, me ha dado la sensación de que llevamos alrededor de unos mil años en el coche. Cada semáforo en rojo era una tortura, casi tanto como no escuchar la alegre voz de Fiona canturreando de forma espantosa todo el tiempo. Por si fuera poco, no hay estacionamiento cerca de mi edificio, por lo que tengo que seguir hacia adelante, llegando casi al apartamento de Fiona. Estamos más cerca de su edificio que del mío, así que me replanteo la idea de llevarla a mi apartamento.

𝐅𝐢𝐨𝐧𝐚 © [F #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora