Killshot – Eminem
Dejo los platos limpios y secos en la alacena mientras Fiona me observa con una pequeña sonrisa y los brazos cruzados. Cuando he llegado a su apartamento, tenía preparada una deliciosa cena que me ha dejado con ganas de más. Pero, después de todo lo que he comido esta noche, no creo que deba pensar en tomar un solo bocado más. Como si hubiera leído mis pensamientos, ha preparado un delicioso pescado al horno con guarnición de patatas asadas y un poco de ensalada.
—He hecho demás, por si mañana te apetecía comer otra vez conmigo —comenta con una sonrisa más ancha.
—¿Y comer dos veces seguidas este delicioso pescado? —Sonrío y finjo pensármelo, pellizcándome la barbilla—. Bueno... Por un lado, la comida estaba deliciosa y, por otro, eres muy buena compañía —suspiro y sigo bromeando—. Me temo que no me quedará más remedio que comer contigo otra vez.
Fiona se ríe y se acerca a mí para rodearme con sus finos brazos y pegar la cara a mi pecho. Cierra los ojos y yo le aparto el pelo de la cara para poder mirarla. Sus labios gruesos están libres del color rojo de su barra de labios. Podría deberse a que ha estado comiendo, pero la realidad es que me la he comido a besos al llegar.
La comodidad que siento cuando estoy con ella es casi abrumadora, como si no consiguiera creérmelo todavía. Ella hace eso posible, pues cuando siento que algo no va como debería o que he metido la pata, ella hace lo posible por tranquilizarme, por asegurarme que todo va de maravilla.
La abrazo de vuelta, dejando un beso sobre su coronilla. Ella levanta la cabeza para mirarme sonriente, poniéndose de puntillas en el momento para darme un beso en los labios. Cierro los ojos, sujetándola por la cintura mientras Fiona rodea mi cuello con sus brazos. Mi lengua se enreda con la suya y puedo degustar el sabor ligeramente salado de sus labios después de haber cenado.
Sus manos se cuelan bajo mi camiseta y mi piel se eriza por la anticipación de sus actos. Desde el día de mi cumpleaños, hemos tenido más situaciones como esa y nuestra complicidad va en aumento. Deja de besarme para enterrar su cara en mi cuello y succionar mi piel, marcándola. Aparta mis manos de su cuerpo, dejándolas de forma forzada a ambos lados de mi cuerpo, intentando dominar la situación.
Tomo una respiración profunda, intentando ignorar el placer que me provoca sentir sus labios en mi cuerpo, dejando húmedos besos, y cambio nuestra posición rápidamente, dejándola contra la encimera de la cocina. Fiona protesta, visiblemente molesta por ser despojada del control del que estaba gozando. La despojo de su camiseta con rapidez, trastabillando con mis propios dedos, que intentan quitar con torpeza y ansia su sujetador, y hundo mi cara en el puente de sus pechos. Su gemido provoca que un escalofrío recorra todo mi cuerpo, haciéndome arder, mientras lamo la piel de sus pechos, dejándola con las mismas marcas que debo tener yo en el cuello.
Mi lengua juega con ella, con su cuerpo, con su sensible piel. Masajeo sus senos con cariño, haciéndola gemir mientras arquea su espalda en busca de más. Sus manos se acercan a la bragueta de mis pantalones para bajarla y acaricia toda mi longitud por encima del bóxer, haciéndome gruñir contra su piel. Aprovecho el momento y empiezo a desabrochar sus pantalones mientras ella entierra lo dedos en mi pelo.
—¿Vamos a mi habitación? —Jadea, quedándose sin aire.
Me separo de sus pechos y la miro. Tiene los labios rojos e hinchados y la piel brillante, perlada por el sudor.
Asiento con la cabeza, contestándole finalmente.
—Sí... será lo mejor.
Me relamo los labios, sintiendo la boca seca, antes de sostenerla por los muslos y auparla para que rodee mi cintura con sus piernas. Me muerdo el labio con la mirada clavada en sus pechos mientras la llevo a la habitación. Zoe, que estaba jugando en el salón con los juguetes de trapo que le ha comprado Fiona, nos sigue, pero antes de que pueda entrar en el cuarto, cierro la puerta dejándola fuera.
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𝐅𝐢𝐨𝐧𝐚 © [F #1]
RomanceLa vida puede ser una jodida perra contigo desde tu miserable infancia y seguir machacándote durante tu adolescencia y tú no podrás hacer nada para evitarlo. Eso te convertirá en un gilipollas con razones, pero a la gente eso no le importa. A nadie...