The Gunner – Machine Gun Kelly
El apartamento de Fiona es tan acogedor como me esperaba. Las paredes son de color crema y están decoradas por pequeños cuadros con fotos suyas. Son sencillas y ni siquiera está maquillada en la mayoría de ellos. Tal vez, por eso son tan impresionantes. La simpleza jamás ha sido un defecto y Fiona es la persona indicada para demostrarlo. El sofá es gris y un par de cojines de color salmón le dan algo de vida. La decoración es sobria, pero con un toque encantador y cursi en su justa medida.
Brutus se sube en el sofá después de que Fiona le haya limpiado las patas con toallitas. Ella me mira con una pequeña sonrisa, como si esperase que hiciera algo. Frunzo el ceño, sin saber muy bien lo que espera de mí.
—¿Terrence?
—¿Sí?
—Tu sudadera y... —deja la frase en el aire.
Arqueo las cejas tras caer en la cuenta y empiezo a sentirme un poco incómodo.
—Te traeré una manta para que te tapes, no tengo calefacción.
Ella desaparece por el pasillo. Este apartamento está distribuido de una manera muy similar al mío.
Me quito la sudara tras dejar mi móvil y las llaves en la mesita que hay frente al sofá. Palpo la tela de la camiseta térmica y resoplo al comprobar que, efectivamente, está empapada. Hago una bola con las prendas y la coloco bajo mi brazo mientras me lo froto con las palmas de las manos, intentando entrar en calor. Me duelen los músculos y me es imposible controlar los temblores.
Fiona aparece de nuevo con una manta morada y me la ofrece. Al principio, noto cómo lucha contra su impulso de mirar los tatuajes de mi torso y mis brazos. Su mirada se desvía de la mía una y otra vez, pero actúo como si no fuera consciente de ello. Coge la ropa mojada.
—Siéntate, ponte cómodo —dice amablemente.
Miro el sofá y arrugo ligeramente la nariz.
—No quiero mojarte el sofá —digo volviendo a mirarla.
—¿También se te han mojado los pantalones? —Pregunta sorprendida.
Asiento. Joder, tengo el culo y las pelotas empapados.
—Un poco —miento.
—Vale... De acuerdo, voy a meter esto en la secadora y ahora nos ocupamos de eso —anuncia antes de dirigirse a la cocina. La puerta está en la otra punta del salón—. ¡Ve al baño y quítate los pantalones! —Exclama desde la cocina.
¿Que me quite los pantalones? ¿Cómo coño voy a quedarme sin pantalones?
No cuestiono lo que dice y me dirijo hacia el baño. No hay muchas habitaciones, así que es fácil suponer cuál es la indicada. Es pequeño y hay una cestita de mimbre sobre uno de los muebles con maquillaje en su interior. Aunque no parecen estar muy usados por lo que veo.
Me quito los pantalones y palpo la tela de mis calzoncillos, rezando porque estén secos. Al igual que antes, la humedad ha calado un poco en ellos, sin embargo, es mucho más soportable que llevar la camiseta. Además, no pienso arriesgarme a que también quiera ofrecerse para meterlos en la secadora. Ya no sé qué esperar de Fiona. ¿Realmente es mejor amiga de Kelsey o me han tomado el pelo? De haber sido por Kelsey, podría haberme muerto de hipotermia en la calle. Estoy seguro de que ni siquiera se hubiera ofrecido a secarme la ropa.
No se me olvida el hecho de que, supuestamente, Doug no ha podido hacerse cargo de Brutus. Aún no he hablado con él después de lo que pasó el lunes, así que no sé cómo voy a preguntarle sin ser demasiado brusco con el tema.
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𝐅𝐢𝐨𝐧𝐚 © [F #1]
RomanceLa vida puede ser una jodida perra contigo desde tu miserable infancia y seguir machacándote durante tu adolescencia y tú no podrás hacer nada para evitarlo. Eso te convertirá en un gilipollas con razones, pero a la gente eso no le importa. A nadie...