Aléjate de Kim

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Era potente al caminar, su aura seductora podía provocar infartos a cualquier persona en tan solo unos segundos.
La autoridad emanaba en su forma de expresarse, en su manera de vestirse o de actuar.
Sus presencia ahí era nueva para todas las personas, y a pesar de ello algunos lo conocían muy bien o al menos habían oído hablar de él.

Cabello de fuego, ojos llenos de maldad, aquellas pupilas que se movían rápido como lunático, ante cualquier cambio que se presenciara.
Movimientos cual serpiente filosa que calculaba todos los pasos de su presa.
Su presencia venenosa que mataba a cualquiera que se cruzara en su camino.
Eso era Park Jimin, un ser que vivía a la deriva, listo para dar el primer paso y asechar a su presa.

Justo como lo hizo en el momento en que vió entre todos los niños a uno en particular que llamó su atención, debido a que se distinguía entre todos los demás por ser el único en corservar aún su cabellera, roja, un rojo tan brillante y bonito que combinaba con sus mejillas coloradas.

Caminó hasta llegar a el niño, el cual le daba la espalda mientras jugaba en el suelo con un peluche, y por ello se colocó frente a él mientras observaba como aquel niño dejaba de jugar con su tigre de peluche al presenciar a alguien parado frente a él.
Vió como lentamente levantaba su carita hasta subir por completo el rostro, encarándolo.

Cuando lo vió, supo que ya había visto su rostro anteriormente.
Le sonrió con ternura, tan suave, tan enfermo.

--Hola--. Lo saludó de la manera más tranquila posible.

--Hola--. Respondió el niño frunciendo el ceño pensativo, ya después de unos segundos habló con sorpresa --¡Usted es el señor que estaba con mi hyung en el parque!--. Dijo emocionado orgulloso de haber reconocido a aquel hombre pelirrojo.

"¡Bingo!"

Jimin sonrió ya que había sido tan fácil llegar a alguien cercano a Jungkook.

--Si, me recuerdas ¿verdad?--. Preguntó con una sonrisa.
Y al ver que el niño asentía miró a  ambos lados, notando que los niños jugaban, perdidos en su mundo.
Tan ajenos a los problemas de su enfermedad, no importandoles que estuvieran calvos. Sonreían mientras jugaban. Tan frágiles, vulnerables.
Ahora comprendía el porque Jungkook los protegía tanto. Esos niños eran igual a Jungkook.
Delicado, incapaz de batallar con los problemas sólo, necesitaba de alguien más para salir adelante. Así como los niños necesitaban de medicina para salir adelante.

--Onsung, necesito que me ayudes--. Habló más serio pero sin quitarle esa faceta amable.

El niño abrió los ojos sorprendido
--¿Cómo sabe mi nombre?--. Habló evidenciando la sorpresa en sus ojitos brillantes.

--Jungkook me habló de ti--. Habló mientras acariciaba la cabeza del niño. Sonriendole tratando de darle confianza al menor. --Y necesito que me ayudes con algo. Mira he querido contactar a Jungkook, pero por su trabajo y el mío no he podido hacerlo, y ahora que venía con la esperanza de encontrarlo, no está. Quiero que me hagas el favor de decirme los días que viene aquí, y también que me digas todo lo que haga, o con quien viene...

El niño se quedó pensativo haciendo un puchero muy tierno --No creo que deba hacerlo, mi hyung dice que no debemos darle información a desconocidos--. Habló el niño mientras se cruzaba de brazos.

--Oh vamos Onsung, no soy desconocido, soy amigo de Jungkook, tú también eres su amigo ¿no?.

El niño asintió oyendo las palabras del hombre trajeado que se encontraba frente a él. Quien poco después se hincó a su altura para poder hablarle mejor.

Seré Yo (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora