One shots (Multifandom)

15. Shawn Mendes (1/2)

Sus ojos avellana no dejaban de verla, parecía que no podía quitar su mirada de la chica frente a él.

— Shawn, deja de verme así. Estoy hablando en serio. — La chica le regañó, con un pequeño puchero en sus labios.

—¿Viéndote cómo? — Se hizo el confundido, ganándose una mirada asesina por parte de la chica.

— Como si estuviera loca.

Él no la miraba así, pero era mejor que ella pensara eso a que se diera cuenta de sus sentimientos.

— Es que lo estás. — La chica abrió la boca con indignación y para él ella no podía verse más linda. — No lo niegues, y sí, creo que estás exagerando.

—¿Exagerando? — Bufó. — ¿Ya te diste cuenta de la gran cantidad de chicas que hay afuera? Las que no se vuelvan locas conspirando cuando nos vean juntos, van a querer matarme por estar con su "bebé"

Cuando Shawn la había invitado a desayunar, nunca pensó que todo se saldría de control. Su amiga tuvo que ser escoltada para poder entrar al restaurante y eso que para ese momento todavía no se reunían muchas fans en la puerta del lugar. La ojicafé había llegado a su lado con la piel pálida a causa del alboroto por el que tuvo que pasar. A veces odiaba el hecho de ser quien era, eran muy pocas las veces que podía salir sin que alguien lo reconociera.

Y era mil veces peor cuando salía con alguien, sea una chica o un chico. Los rumores sobre su sexualidad lo estaban hartando.

— No te harán nada, pueden ser algo...uh, intensas, pero nada más.

— Shawn, ¿recuerdas que yo pertenezco a varios fandoms? — Ella lo miró, una pequeña sonrisa deslizándose sobre sus labios. — Sé que no todas son así, pero hay muchas que buscan cualquier oportunidad para tirar veneno sobre alguien que está con su ídolo. Incluso si solo son amigos o si no conocen a las personas. Se dejan cegar por el fanatismo y creen que todo es contrato o una mentira para ganar más fama.

Bien, no podía negarlo. Él tenía varios amigos del medio y siempre le decían lo mismo; todas las ocasiones que salían fotos de ellos con alguien, los fans no tardaban en sacar sus teorías o en atacar a las chicas o chicos que, a su parecer, solo buscaban fama cuando la realidad era todo lo contrario.

— Sí, lo sé. — Suspiró, dándose cuenta del lío en el que había metido a la castaña. — No pensé que esto se saldría de control.

— Hey, no es tu culpa. — Ella sujetó su mano, dándole un apretón. — No es culpa tuya que te hayas ganado el cariño de la gente y de que te quieran cuidar a su manera, sea buena o mala. Supongo que aún no me acostumbro a tu mundo, solo dame tiempo, no voy a perder a mi Shawn por eso.

Shawn Mendes estaba enamorado de esa chica. De su amiga.

Cuando la camioneta negra estuvo en frente del lugar, los dos hombres encargados de la seguridad de Shawn les indicaron que era momento de irse. El de ojos avellanas ordenó que lo más importante era protegerla, ella no estaba acostumbrada a eso y él sí.

Fue rápida la manera en la que él se colocó a espaldas de la castaña, su mano firme en la cintura de ella para guiarla entre el tumulto de gente. Shawn ni siquiera se preguntó de dónde habían salido más hombres de seguridad, pero estuvo agradecido.

Él sonrió y fue amable, disculpándose con las fans por no detenerse para una foto. La seguridad rodeándoles, formando un pequeño círculo, pero eso no fue suficiente pues llegó un punto en el sintió manos desconocidas tratando de sujetar su ropa o tocar sus brazos; cualquier parte de él.

Una mano capturó la suya y al instante reconoció aquel toque, la castaña apretaba su mano con fuerza como si temiera perderlo entre toda la gente.

En un borrón, llegaron a la camioneta. Fue hasta que estuvieron en movimiento que pudo respirar, adrenalina bombeando su corazón hasta que la vio.

— Alguien se robó mi beanie. — La castaña trató de bromear, pero la palidez en su rostro la delataba. Su cabello estaba despeinado, seguramente de cuando alguien le arrancó su beanie.

Shawn la atrajo a su cuerpo en un fuerte abrazo. Queriendo tenerla siempre entre sus brazos y protegerla, aspiró profundamente el olor de su cabello y fue cuando notó las líneas rojas en los brazos de la chica.

Ella no le dijo nada sobre eso, y sabía por qué. Ella estaba tratando de protegerlo de sentirse culpable por algo de lo que no tenía control.

Los brazos de la castaña lo apretaron más, mientras escondía la cabeza en su pecho.

Ellos eran amigos, pero ambos sentían algo más que una simple amistad. Sin embargo, Shawn nunca daría el siguiente paso y ella tampoco.

La castaña no merecía pasar por tal acoso, y él se había jurado protegerla incluso si eso significaba nunca tenerla.