27. Noah Centineo (1/3)

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Nota: OS dividido en tres partes.

Advertencia: La temática que traté de tocar con este OS es acerca de la autoestima. Quiero recalcar que sé lo que es tener ese tipo de problemas, que no es algo que deba ser tomado a la ligera. Sin embargo, esto es ficción y, aunque la ficción se base en algo verdadero, no significa que todo lo escrito sea cien por ciento verídico. Espero que les guste y si ustedes están pasando por algo similar o alguien que conocen, busquen a alguien con quien puedan hablar sobre el tema, pueden enviarme mensaje y aunque no sea una profesional, de algo les puede servir desahogarse. 

No era la primera vez que escuchaba rumores, pero seguían doliendo cada vez más porque mi autoestima de mierda era tan frágil y vulnerable. Sin embargo, esta vez se sentía total mente diferente a todas aquellas veces.

Las paredes a mi alrededor parecían cerrarse a mi alrededor con el propósito de asfixiarme, la cabeza me daba vueltas y podía jurar que lo único que me impedía vomitar era el hecho de que no había ingerido nada desde el día de ayer. Claro que sentía aquellas gotas tibias y saladas rodar por mis mejillas, era consciente de que me estaba ahogando con mi propio llanto silencioso, pero no podía dejar de mirar la pantalla del móvil entre mis manos. Algo dentro de mí me cortaba la respiración, como si una mano invisible sujetase mi garganta mientras que otra apretujaba mi corazón con la intención de hacerlo puré.

Las voces indeseables dentro de mi mente no desperdiciaron la oportunidad para surgir del rincón más oscuro y vulnerable que cualquier persona pudiese tener, derribaron las puertas que tanto trabajo me había costado construir; como si fuesen de papel en lugar de una dura madera como creía. ¿Tan ilusa había sido?

No era la primera vez que veía fotos de mi novio en algún evento o alfombra, tampoco era la primera vez que lo veía en compañía de alguien, pero esta vez era diferente. Él se veía tan apuesto con aquel traje azul, ni siquiera la bonita máscara podía opacar el brillo de aquellos ojos avellana que tanto amaba. En cualquier otra situación hubiese sonreído al verlo en uno más de sus logros, pero la persona que mantenía sujetada a su cuerpo me impedía ver más allá del hombre que amaba.

Ella era hermosa.

Era la manera en la que ella rodeaba la cintura de Noah, posesivamente, la forma en la que él sujetaba su cintura perfecta. La mirada en los ojos de ella, reflejando un cariño que iba más allá de una simple amistad. La mirada de Noah era diferente y eso era lo que más me asustaba.

No era la primera vez que leía en Internet rumores sobre la vida sentimental de Noah, claro que no. Muchas veces había sido testigo de lo mucho que le molestaba que lo relacionasen con cualquier chica al verlos juntos (incluso si solo hubiese sido una vez), él lo odiaba y yo fingía que no me lastimaba. Sin embargo, este rumor se sentía diferente, es más, una vocecita burlona gritaba que aquello no era un rumor.

Sin darme cuenta, pronto me encontré buscándola en Instagram, queriendo saber más de ella sabiendo que mi poca autoestima desaparecería y así fue. Ella era perfecta. ¿Cómo pudo hacerme eso?

El enojo surgió repentinamente, aventé el celular en alguna parte del cuarto y me hundí en las almohadas de la cama deshecha. Sollocé cuando el olor familiar de Noah se filtró a través de mis fosas nasales, apenas ayer dormimos juntos en esta cama ¿qué sucedió? En un arrebato de niña enojada, me levanté de la cama con el único propósito de limpiar cualquier rastro de Noah de mi piel, eliminar su aroma impregnado en cada centímetro de mi cuerpo, deshacerme de la sensación de su piel cálida contra la mía. No obstante, aquella idea voló de mi mente cuando observé mi reflejo en el espejo del baño.

Mis ojos estaban hinchados y rojos, no eran nada especiales, simplemente eran de un color café demasiado simple. No brillaban, no transmitían nada. Mis facciones no eran delicadas como las de ella, inclusive podía decir que eran más toscas y burdas. Mi cabello estaba revuelto, un desastre en mi cabeza probablemente por haber pasado un tiempo considerable en la cama, pero incluso en el día a día mi cabello no era especial; un castaño común que no brillaba por cuenta propia como el de aquella chica sujeta a la cintura de Noah. Ahora podía entenderlo un poco. Me despojé de la polera azul marino, dejando al descubierto mi cuerpo, reí al darme cuenta de la verdad reflejada en el espejo. Aquella chica probablemente no tenía aquellos gorditos como yo, claro que no, a ella no le sobraría la piel que a mí me sobraba, por supuesto que no. Ella tenía un cuerpo perfecto adornado con una piel perfecta y podía apostar que sin ninguna imperfección. En cambio, mi cuerpo estaba alejado más allá de la perfección, no tenía la silueta ideal, es más, ni forma tenía. Mi piel no era perfecta pues aquellas cicatrices en forma de raíces ocupaban gran parte de mi abdomen, el cual estaba lejos de ser plano como la sociedad quería, ella no tenía tantas estrías como yo, claro que no.

—¿Es tú culpa sabes? —Le sonreí con burla a mi propio reflejo. — ¿Cuántas veces Noah te pidió que lo acompañases a sus eventos? ¿Cuántas veces no te suplicó que fueses con él? Fuiste tú la que dijo que fuese con sus amigas para que no llegara solo, tú le diste la libertad a todos los medios de comunicación de que esparcieran aquellos rumores. ¿Qué esperabas? —Apreté la mandíbula, sintiendo cómo el coraje burbujeaba en mi interior con cada palabra. — Ella es mucho más linda que tú, ella es perfecta y tú solo eres una broma de mujer. Noah se merece a alguien igual de apuesto que él, alguien a su altura y no eres tú, ¿por qué sigues con la venda en los ojos? ¡Mírate! —Le grité con desprecio al espejo. — ¿Qué vio Noah? Si está contigo es por pura compasión porque no sabe cómo deshacerse de ti, pero ya no más. Tú misma viste la foto, viste el perfil de aquella chica. Ellos se ven perfectos juntos, y tú, tú solo eres un estorbo. Nunca serás como ella, no eres bonita, eres una horrible muñeca a lado de ella, ¿no te das cuenta? Ella encaja perfectamente entre los brazos de Noah, tú no, te sobra piel, te sobra cuerpo. Te odio, tarde o temprano Noah te va a terminar odiando porque no lo dejas ir de tu miserable vida. —Limpié las lágrimas de mis mejillas con enojo. — Me das asco, mírate. ¡No haces nada por ti misma! ¿Cómo pretendes que alguien como él no se fije en alguien muchísimo mejor que tú? No haces nada por mejorar tu apariencia, una cirugía o dejar de malditamente comer. ¡Eres una cerda! ¡Te odio!

Golpeé el espejo, no sentí dolor cuando se rompió y mucho menos cuando los pequeños fragmentos de vidrió rasgaron mi piel. Este era mi peor recaída, las compuertas hechas de papel se vinieron abajo y la parte más oscura de mi persona se aprovechó de eso. Poco después me encontré bajo la regadera, sentada en los azulejos beiges del baño con las rodillas contra mi pecho mientras la fría lluvia artificial entumecía mi cuerpo. Me limitaba a ver como el agua teñida de rojo poco a poco se escapaba por la coladera, llorando sin emitir ningún sonido, dejándome a la merced de los peores pensamientos que nadie debía tener. La realidad era que había tocado fondo, y por primera vez en mi vida sabía lo que debía hacer.

...................

Sabía que Noah había llegado incluso antes de que escuchase las llaves abrir la puerta de la entrada, todas mis emociones estaban en estado de alerta a causa del inmenso nerviosismo que había tomado posesión de mi cuerpo. Estaba preparada para sentir aquel dolor emocional convirtiéndose en uno físico que me derrumbase, pero al verlo caminar con aquel traje, luciendo particularmente apuesto, tanto que literalmente me quitó el aliento en los pulmones, comprendí que aquello se llevaría una parte de mí.

Al principio Noah no se dio cuenta de mi presencia y lo agradecí pues esos pequeños segundos me permitieron grabar cada detalle de él. Era imposible, pero podía jurar que el doloroso y estridente sonido de mi corazón resonaba por todo el lugar porque mientras Noah dejaba sus llaves de la entrada, eran segundos que conducían hacia lo inevitable. Él tenía intenciones de dirigirse a la recámara que compartíamos, pero se quedó estático al ver las maletas que obstruían el paso a las escaleras. Desde mi lugar pude apreciar la manera en la que su cuerpo se volvió rígido y duro como una piedra, muy poco tiempo transcurrió antes de que empezara a mover su cabeza de un lado a otro; buscándome. Entonces se giró y, por primera vez en la noche, nuestras miradas se conectaron. Sus ojos se oscurecieron con duda y algo más que no quería descubrir porque en ese momento mi fortaleza era de papel.

—¿Qué...? — Preguntó, haciendo un ademan raro hacía las maletas detrás de él. Me levanté del sofá donde estaba sentada, fue cuando su mirada se dirigió a las vendas que cubrían mis manos. Fue tan rápido que apenas si tuve tiempo de registrar el momento en el que se acercó a mí, Noah ya estaba tan cerca de mí, con sus grandes manos envolviendo las mías mientras acariciaba lentamente las vendas. — Woah, woah, woah, ¿qué sucedió, amor?

En cualquier otra ocasión hubiese soltado una risa porque aquellos "woah" eran una parte de él que amaba con locura, pero esta vez la preocupación en su voz era notable.

—Me voy. —Traté de que mi voz se escuchase firme. Sin embargo, cuando aquellos ojos de cachorro me vieron supe mi esfuerzo había sido en vano. 

One shots (Multifandom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora