7. Niall Horan 1/3

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Advertencia: Ninguna.

— Hey. —Saludé a James quien se encontraba detrás de la caja registradora. El ojiverde al verme sonrió con alivio, dejando de lado su tarea de acomodar los menús.

— ¡Qué bueno que ya estás aquí! —Exclamó. — Sam estaba comenzando a volverse loco, de verdad no esperábamos que a última hora el hijo de Lily naciera. Perdón por hacerte venir el día de tu descanso. —Se disculpó a lo que me encogí de hombros.

— No importa, además de mis jefes son mis amigos y para ser sincera, estaba comenzando a aburrirme en mi departamento. — Le resté importancia sonriéndose a James. — ¿Dónde están Layla y Matty?

— Están tomando su hora de comida, tenemos casi todas las mesas llenas para dentro de 15 minutos y ellos están aprovechando para descansar. — Contestó, regresando a su tarea de acomodar los menús.

— Voy a cambiarme, entonces. —Le avisé para después dirigirme hacia la sala de empleados.

La sala de empleados estaba hasta el fondo del restaurante, por lo que tenía que pasar detrás del mostrador —donde también se encontraba la caja y donde colocábamos los platillos antes de llevarlos a las mesas— y pasar a un lado de la larga cocina, lo que aproveché para saludar a Layla y Matty quienes se encontraban en la pequeña mesa donde los empleados solíamos comer durante el tiempo libre que se nos otorgaba.

Una vez que estuve dentro de la sala de empleados, caminé hasta mi casillero para sacar la ropa de la mochila que traía cargando en mi espalda. Una vez que terminé de colocarme la camisa blanca de manga corta con el nombre del restaurante en la parte delantera, mis pantalones de vestir negros y unos botines negros de tacón bajo; mi uniforme de trabajo. Metí rápidamente la ropa que me había quitado en la mochila, dándole un vistazo de reojo al reloj de la pared me di cuenta de que ya casi era hora de que la gente comenzará a llegar al restaurante, por lo que, en un torpe movimiento, aventé mi mochila dentro del casillero. Todo hubiese estado bien, si esa foto no hubiese salido por mi brusca acción.

La fotografía —claramente doblada y desdoblada cientos de veces— quedó boca arriba en el suelo, esa gran sonrisa blanca y esos ojos azules se burlaron de mí cuando fije mi vista en ese pedazo de papel. Sería hipócrita si dijera que ya había superado todo, que ya no me dolía pensar en él, pero eso sería mentirme a mí misma y negar la verdad. No había mentido cuando le dije a James que estaba aburrida en mi casa cuando llamó por ayuda, estaba jodidamente aburrida de llorar y de recordar todo. Estaba aburrida de revolcarme en mi propia miseria.

Era imposible, pero mientras levantaba la fotografía del suelo podía jurar que algo estaba quemando la piel de mi cuello y al mismo tiempo estaba tratando de asfixiarme. Era una completa idiota por no haber tirado el collar a la basura al instante en que todo mi cuento de hadas se desmoronó, pero a diferencia de él, yo si pensaba cumplir esa estúpida promesa porque yo la había hecho por amor. Mi mente ilusa creía que, si me quitaba el collar antes de cumplir esa promesa, me estaría traicionando a mí misma y no entendía por qué.

Había pasado exactamente un mes desde que la venda cayó finalmente de mis ojos, aunque siendo sincera todo había terminado incluso antes de eso cuando las llamadas telefónicas cesaron de su parte, cuando las excusas aparecieron y el tiempo pareció extinguirse.

Tratando de no ceder ante el fuerte impulso de llorar, cerré los ojos y comencé a dar largos suspiros para tratar de mantener a raya mis emociones. Todos tenían razón cuando decían que era alguien que lloraba muy fácil, pero si de mí dependía, eso cambiaría. Tomando una decisión, comencé a romper la fotografía en pequeños pedazos, sabía que era lo mejor que podía hacer, no podía seguir teniendo recuerdos de él si quería salir a adelante, entonces... ¿Por qué con cada corte sentía que mi corazón también estaba siendo cortado en pedazos?

— ¡Hey, cariño! —La cabeza de Matty se asomó por la puerta, abrí los ojos y lo miré tratando de formar una sonrisa en mis labios. — Ya es hora... ¿Estás bien?

— Uh, sí. —Tragué saliva en un intento por deshacer el nudo en mi garganta. —Solo estaba...uh, no importa vamos.

Milagrosamente mis piernas me obedecieron y caminé hacia el bote de basura cerca de la puerta, agradecí cuando Matty no insistió y desapareció hacía la parte delantera del restaurante. No me había dado cuenta de que mis manos se habían vuelto dos puños —podía ver como mis nudillos se volvieron blancos gracias a la fuerza— hasta que abrí mis palmas para tirar los pedazos de la foto en el bote de basura. Suspiré antes de colocar la mejor sonrisa que pude en mi rostro, era momento de trabajar.

.....

Mis pies dolían y gritaban por misericordia, la hora de la comida había sido bastante ajetreada y no veíamos la hora para que acabase. Matty, Layla y yo nos habíamos dividido el restaurante por secciones, afortunadamente la mía estaba vacía ya que según James había ese espacio para una cena privada. Bien, solo era atender una sola mesa, podía con ello.

— ¿Cuántas personas son? —Le pregunté curiosa a James.

— Si no me equivoco son ocho personas, dos niños pequeños y 6 adultos. —Gemí ante la mención de niños, no odiaba a los niños, pero tampoco los toleraba. Solamente querría y toleraba a un puñado pequeño de niños; la mayoría de mi familia. — Lo siento, pero no creo que sean unos malcriados como los de la pareja de hace una semana.

— ¿Por qué lo dices? ¿Los conoces?

— No, no realmente. Lo digo porque los adultos que vienen con ellos son famosos, creo. Algo así me dijo Sam.

Fruncí el ceño, ¿Famosos en el "C'est la vie"? El restaurante era bastante bueno, pero tampoco era de lujo.

— ¿Sabes quiénes son? — Pregunté.

— Sí, ellos son los miembros de esa boyband que volvió de su descanso... creo que la banda se llama One...

James no pudo seguir hablando porque dos familiares gritos se escucharon por todo el restaurante. Pude jurar que todo el aire desapareció del lugar, probablemente mi corazón dejó de latir en ese instante y estaba bastante segura de que mi espalda se rompería si pudiese tensarse aún más. Se sintió en cámara lenta cuando me giré sobre mis talones para poder quedar de frente a la entrada del lugar, sin embargo, no pude mirar a los dueños de esas miradas que estaban fijas en mí, puesto que dos pares de pequeños brazos me rodearon de las piernas casi ocasionando que perdiera el equilibrio. Mi mirada bajó hasta que se topó con dos cabecitas —una rubia y una café— tan familiares y que no me había dado cuenta de que había extrañado tanto hasta ahora.

La misma emoción burbujeando en mi interior, me tuvo de rodillas en segundos para poder abrazar a los dos pequeños frente a mí. Sus pequeños brazos me rodearon el cuello con tanta fuerza, como si ellos también me hubiesen extrañado horrores. Cerré mis ojos ante la cálida sensación que se extendió por todo mi cuerpo, me sentía en paz incluso si era consciente de que todo acabaría en un abrir y cerrar de ojos.

Y así fue, porque cuando abrí mis ojos fui consciente de las personas que se encontraban frente a mí —a unos metros— viéndome como si no me reconocieran, como si no pudiesen creer lo que estaban viendo. Sin embargo, mis ojos no se podían despegar de esos orbes azules que me miraban fijamente, con emociones indescifrables reflejándose en ellos.

Ahí estaba él, al que había creído que era mi 'príncipe' pero al final terminó siendo el malvado dragón. Frente a mí estaba la persona que rompió mi corazón, Niall Horan estaba a unos metros de mí, con su novia sujetada de su mano, dispuesto a seguir prolongando mi dolor.

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One shots (Multifandom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora