S/he (Ella, el) [Yoonkook] (Wattys 2019)

Capítulo 8

Namjoon siempre a sido un chico tímido, inseguro e incapaz de decir lo que siente, sus compañeros y familia lo catalogaron como alguien con fobia social, pero no era fobia, era solo anciedad. No se sentía menos o incapaz de realizar cosas o cumplir sus metas y sueños, solo no tenía la capacidad para mantener una conversación con alguien, ni siquiera podía mirarles a los ojos. Se sentía intimidado cuando alguien le miraba por mucho tiempo, sentía como si le estuvieran retando y Namjoon era impulsivo, se la mantenía con el ceño fruncido mostrando poderío y se disfrazaba con inferioridad. Si alguien le llamaba solo ignoraba o respondía lo necesario. Pero eso era solo para mantener alejadas a las personas, ya que en realidad sentía más miedo del que parecía mostrar.

Pero existe alguien, la única persona que puede mirar los hermosos ojos de namjoon, la única persona que puede hacerlo hablar, escuchar, reír y llorar. El único que saca el lado lindo, tierno y amable de ese chico introvertido, ese es Seokjin, su mejor amigo.

Lamentable para Namjoon no es sólo un simple amigo, él lo mira de otra forma, aquel chico molesto, risueño, y entrometido que nunca se rindió hasta hacerlo hablar, se había robado su corazón, su atención, no quería hablar con nadie que no fuera él, y era celoso cuando su chico le hablaba tan dulcemente a los demás, pero había aprendido a dejarlo ser, ya que así lo conoció y de ese tipo de persona se había enamorado, era literalmente su otra mitad, esa parte que le hacía falta a su vida. Namjoon era la noche en persona, la seriedad y la defensa, mientras que Jin era su luz, su vida, alma, la risa y felicidad vuelta humano, un bello personaje que iluminaba esa noche y le daba sentido a todo, le mostraba el lado bueno y divertido se la vida, cuando el veía solo un mal paso y negatividad en su futuro, Seokjin le mostraba que no todo estaba perdido y que sí, en algún lugar y momento de su vida, había un tesoro al final del arcoiris. Y para Namjoon, él era su tesoro.

Mientras caminaba solo hacia su casa, cosa que no hacía hace tiempo ya que salía con Jin, se preguntaba si jamás podría recibir la atención deseada por parte de Jin, aveces pensaba que para Jin si trabajo con namjoon había terminado, se sentía como si solo hubiera sido un acto de caridad y que ya estaba buscando otras personas a quién ayudar. Pero jamás se había atrevido a preguntárselo, jamás se había atrevido a preguntar por qué Jin no se había portado con él como con los demás a los que ayudaba. Siempre les daba apoyo y mantiene una amistad lejana con ellos, pero de namjoon, de él no se había alejado ni el más mínimo centímetro.

No se había atrevido a confesarse, contarle a Jin la cantidad de veces que a pensado en el y que a deseado besar con intensidad sus gruesos labios, ni mucho menos ahora que había visto la mirada de su amado sobre aquella chica. Lo único que le daba un poco de paz y tranquilidad era que su amigo le había dicho que era gay. No obstante el miedo parecía no querer irse.

Llegó a su casa y saludo a su familia, subió a su habitación y a los 2 minutos recibió una llamada. Al revisar su teléfono de percató de que era el chico en el que había estado pensando.

- ¿Jinnie?

- ¡Namjoon!- la voz elevada y  chillona del contrario le hizo alejar el teléfono de su oído. - Maldición, ¿dónde estás?, llevo media hora buscándote.

- ¿A sí?, Ya estoy en casa -respondio tranquilamente, un poco abatido por qué se sentía irónico escuchar que lo había estado buscando cuando el solo había estado hablando con aquella chica. ¿Desde cuándo para Seokjin era más importante hablar con los demás que acompañar a sí amigo? Regularmente les dejaba su número o les decía que los buscaría al siguiente día, pero hoy, de seguro ni siquiera se acordó de Namjoon.

- ¿Qué?, ¿por qué no me esperaste? - seokjin preguntó con su voz curiosa.

- estabas muy agusto platicando, no quería molestarte.