No estaba previsto, pero aquí va un pequeño homenaje por su cumpleaños.
If you ask me about that feeling,
naturally, it was a one shot into my eyes.
If I hid my heart, I would've regretted it.
It's weird, we're connecting too much.
Feels like everything will go well,
but you're my friend.
In my muddy life you were like a single stem flower.
If we're together, turns into paradise
my dreams that once had no answer.
Our heartbeats are in sync.
You're getting to know my heart too.
I wanna keep this going.
I like you like I like to dance,
so you're my love.
I like the feeling of being with you.Una noche más esperándole. Una madrugada más en vela. Una vez más había olvidado mi cumpleaños.
Dediqué esas horas de soledad para añorar mi vida antes de él, una vida normal y monótona, pero una vida a fin de cuentas. Una en la que no le rendía cuentas a nadie, nadie controlaba que mi falda fuera demasiado corta o mi blusa tuviera abrochado un botón de menos. Nadie husmeaba en mi móvil y mi historial de navegación en busca de cualquier excusa para iniciar una pelea. Nadie me impedía hacer mi propia vida social, nadie me gritaba iracundo de celos por que alguien respirase el mismo aire que yo. Pero, sobre todo, nadie me golpeaba la cabeza contra la pared.
Un escalofrío recorrió mi espalda e inconscientemente me llevé la mano al lugar donde me habían puesto los puntos de sutura esa misma mañana.
Cuando él llegó a casa la noche anterior encontró la cena recién hecha, a mí vestida de punta en blanco, la casa impoluta, el partido grabado para que no se lo perdiera. Solo había olvidado una cosa.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que no te pongas esos putos zapatos? ¡Quítatelos!
-Lo siento, lo siento, fueron un regalo de mi madre, los guardaré y no volveré a usarlos.-Dije volviendo a mi estatura habitual.
-No, no vas a guardarlos.-Me los arrebató de las manos y abrió la ventana del salón.
-¡No! ¡Por favor, no!-Le agarré del brazo para frenarle, me apartó violentamente, casi tirándome al suelo.
-¡Cállate o la próxima serás tú, zorra!
Observé con impotencia cómo el último regalo de mi madre desaparecía en la oscuridad de la noche. Casi pude sentir lo que vendría a continuación, era algo inminente. Se giró hacia mí y me sujetó el pelo, tirante, guardé silencio pese a que me hacía daño.
-Me parece que pido cosas razonables y sencillas, ¿crees que me gusta hacer esto? Di, ¿lo crees?
-No...
-No, joder.-Me zarandeó, haciéndome proferir un quejido, tras lo cual me sacó medio cuerpo por la ventana, obligándome a mirar al vacío.-Esto me duele a mí más que a ti. Te estoy haciendo un favor, ¿cuándo vas a entenderlo?
El resto estaba borroso. Recordaba vagamente cómo mi cráneo colisionaba contra la pared una, dos, tres, cuatro veces, con la fuerza suficiente como para que casi perdiera del todo la consciencia. La poca que me quedaba la empañó el dolor provocado por las patadas mientras trataba de arrastrarme por el suelo, sentía la sangre empezar a manar de mi cabeza.