¿Lo ves? (Kim Namjoon)

907 32 0
                                    

No puedo parar el tiempo
y algún día de algún año ocurrirá.
Yo seré la anciana que irá a tu lado
y mis latidos se detendrán.
Yo ya sé que te ríes cuando digo
que si yo no ardo de amor muero de frío.
Pero te prometo soplar contigo
la última vela que quede en pie.
Y yo por última vez me veré en tus pupilas.
Cogeré tus manos y, antes de marchar,
con un hilo de voz te diría:
¿Lo ves? Tonto, ¿lo ves?
Cómo fuiste el amor de mi vida.

**

Te encontré por primera vez un veintidós de febrero, corría el año 2011, y han pasado ya más de diez años.

Dicen que los comienzos son siempre lo más complicado.

La vida me regaló un inicio tormentoso, lleno de angustia, dolor y muerte. Quizá debido a ello aprendí a disfrutar de las experiencias de una forma diferente, a interactuar con las personas de manera un tanto extraña. Nunca se me hizo difícil hacer amigos, ni tampoco enemigos.

Por aquel entonces todo lo nuevo era emocionante, no me paraba a pensar en lo que implicaría, en cómo afectaría a mi personalidad, a mi estabilidad emocional, cómo erosionaría las paredes de mi mente, ni siquiera imaginaba que existiera un final.

Lo realmente asfixiante, lo que aprisiona de verdad, es la toma de conciencia de la soledad, de la levedad del ser. Asusta lo poco que podemos llegar a apreciar la vida cuando no se es feliz.

Tengo por costumbre asegurar que la felicidad no es un sentimiento, sino una mera sensación pasajera que apenas dura unos instantes. Tal como viene, se va. Un sentimiento perdura durante un período de tiempo determinado, se puede ir atenuando, puede transformarse en otro sentimiento diferente, pero es constante, no cesa bruscamente. Una sensación, en cambio, es una reacción momentánea concedida por un estímulo específico. En mi humilde y probablemente ignorante opinión, la felicidad como se entiende hoy día es un mero placebo.

La soledad era algo que siempre me había asustado, quizá ese fuera el motivo por el que miraba a la muerte con tanto respeto. Yo no temía morir, pero me afligía sobremanera pensar en que, con el paso de los años, tendría que ver marchar todo lo que una vez conocí. ¿Cómo puede alguien sobrevivir emocionalmente a algo así? ¿Cómo sigues adelante acompañado únicamente de recuerdos? ¿No ha de sentirse el mundo vacío para ti? Tal vez no debería pensar en ello tan pronto, demasiado pronto. ¿Cómo llenas los espacios que te dejan? Es curioso ver que funcionamos como un aeropuerto, que nuestra vida depende de quién llega o quién se va. Esto debería ir preparándonos ante la pérdida de alguna manera, pero no es así. ¿Cuál es la diferencia entre perder a una persona por que esta se aleje de tu vida a que deje de existir físicamente, si a fin de cuentas el resultado, el impacto que tiene sobre ti, es exactamente el mismo? Supongo que se debe a las ataduras emocionales, una persona que muere no ha decidido voluntariamente separarse de ti, no es sino ese lastre sentimental el que se encarga de dificultarnos el duelo. No soy una persona religiosa, todo lo contrario, de modo que para mí no hay consuelos paradisíacos, no hay juicios morales post mortem, no hay cielos ni infiernos, solo una inmensa nada. Para mí el hecho de que la materia ni se cree, ni se destruya, solo se transforme, quiere decir que una parte de nosotros permanece inmarcesible y eterna en el universo, simplemente nunca seremos capaces de saber de qué forma.

Volviendo a mi pensamiento de que la felicidad no puede mantenerse en el tiempo, sino que es una sensación momentánea, resulta irónico por mi parte encontrar atractiva la idea de la inmortalidad.

Cuando explico mi ideal de vida eterna al mundo le resulta sorprendente, no por su brillantez, sino porque les aburre la simple idea. No me gustaría disponer de todo el tiempo del mundo para conseguir poder, ni para acumular riquezas, ni para ser siempre joven, todo lo contrario. Querría todo el tiempo del mundo para disfrutar de toda la música, el cine, la literatura y el arte que sé que nunca veré, todo lo que vendrá cuando yo ya no esté.
Quiero viajar tanto como pueda, aprender tantos idiomas como me sea posible, escuchar, ver, leer hasta que no me quede nada. Una vida no me basta para apreciar todo.

¿Es esto todo?

Matar el tiempo antes de que el tiempo te mate a ti.

Ha caído en mis manos por pura casualidad el diario íntimo de Marie Curie.
Era su forma de describir las pequeñas cosas, su forma de echarle de menos, la que ha tenido un impacto tan notorio sobre mí. Pensaba que muy probablemente fuera yo quien se equivocaba, quien sentía todo con demasiada intensidad, pero esto demuestra que no es el caso, simplemente quedamos pocos.
 Ellos dos tuvieron la inmensa suerte de que se diera una de esas casualidades –también llamadas destino- de encontrarse en el camino.
Con qué delicadeza narra su última noche juntos en su casa de campo durmiendo abrazados mientras su hija de catorce meses dormitaba en el capazo, su última cena con amigos debatiendo sobre ciencia y espiritismo, cómo le besaba los párpados, el último picnic entre los árboles de la campiña francesa durante el que ella confesaba haber entendido que la felicidad eran esos pequeños momentos y cómo a partir de entonces apreciaría todo más, cómo le nacía la entrega de lo más hondo y celebraba haber encontrado a su compañero de vida...y cómo vivió perderlo todo, cómo sobrellevó la muerte de él a la mañana siguiente, aplastado bajo las ruedas de un carruaje.

Ah, pero existes tú. Mi Mito del Andrógino.

Sin ti las noches no son noches, son simples apagones repletos de frío.

Eres el amor de mi existencia.


BTS: one shots, imagines, reactionsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora