Como si de un live action de Godzilla se tratara, el coloso apareció de la nada, río arriba, sembrando el caos, derribando puentes, intentando devorar a todo ser vivo que se cruzaba en su camino. Fue justamente en esa precisa tarde en que habíamos decidido ir al río Han a hacer un picnic todos juntos antes de volver al trabajo. No sabíamos cuándo volveríamos a tener días libres y el tiempo aún era lo suficientemente cálido como para realizar actividades en exterior. Dispusimos toda una suerte de delicias: había namul, kimchi kkakdugi, haemuljeon, dakkochi, kimbab, mandu, una fuente de dakgalbi, bossam, donkatsu, tteokbokki, sundae de calamar y pollo frito. Todo ello acompañado de soju y cerveza.
Antes de poder ver nada el suelo comenzó a retumbar, haciéndonos creer que solo eran temblores provocados por un terremoto en Japón. Pronto empezaron los gritos, las colisiones, y entonces vimos cómo una mano enorme partía uno de los puentes por la mitad, haciendo que los coches se precipitaran al agua, hundiéndose, algunas personas conseguían salir del vehículo y nadar a la superficie, otras no tenían tanta suerte. La gigantesca mano capturaba a algún desprevenido y lo zarandeaba por el aire hasta dejarlo caer en unas fauces inmensas que se abrían de par en par. El rostro era humano, pero las proporciones correspondían a las de un titán. Era una imagen atroz.
Los chicos echaron a correr superado el primer momento de shock, dejando todo atrás y sin percatarse de que yo aún permanecía allí de pie, observándolo todo, conmocionado.
El monstruo avanzó en un par de zancadas hacia el lugar en el que me encontraba, la gente huía, empujándose y pisoteándose unos a otros como una estampida animal. A ambos lados del cauce del río, desde las carreteras colindantes, se apelotonaban curiosos que grababan todo con sus dispositivos de forma morbosa.
Oí a los chicos gritar mi nombre entre la multitud, aunque el sonido me llegaba muy leve debido al ruido. Aquella mano se avalanzó sobre mí, pero un destello atravesó el espacio entre nosotros, y entonces aquel pedazo de carne se desplomó ante mí, con un tajo perfecto en la muñeca. El monstruo emitió un sonido indescriptible, escalofriante, mientras se contemplaba el muñón sangrante.
No era capaz de moverme, no dejaba de observar aquel cuerpo que volaba de un lado a otro colgado de un arnés. Pronto llegaron más, pero yo no apartaba la mirada, la seguía en cada una de sus acciones, ahí parado, como un lerdo.
Una vez el titán hubo sido reducido, la muchedumbre no tardó en despejarse y continuar con su vida como si no hubiera ocurrido nada. La conmoción había pasado, ahora solo colgarían miles de videos en las redes sociales y le otorgarían al acontecimiento todos los titulares y las noticias de última hora. Y yo seguiría buscando en todos ellos a la persona que me había salvado la vida.
Kim Seokjin
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Min Yoongi
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Jung Hoseok
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Kim Namjoon
Park Jimin
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Kim Taehyung
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Jeon Jungkook
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