Seventeenth Side

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Suzzanne caminaba por el parque Sefton, al que había llegado conduciendo sin casi darse cuenta. Quedaba lejos de su casa en Norris Green, y eso era más que apropiado para lo que deseaba hacer.

Llegó hasta un estanque algo alejado y contempló a los patos chapotear en el agua. Tomó una gran bocanada de aire. Sentía el estrés y la confusión esfumarse con el dióxido de carbono que exhalaba. Acto seguido suspiró con pesar.

—Dicen que cuando suspiras, se te escapa un poco de felicidad... —murmuró para sí misma, sólo pudiendo oírla los patos de la charca. Estiró la cabeza hacia el cielo y alzó las manos para agarrar la luz del sol entre sus dedos.

Pasados unos momentos de reflexión, fue en busca de algún lugar sombreado para cobijarse del calor. Pasando por los caminos circulares, llegó hasta un parador de tejado anaranjado y columnas blancas. Enseguida se acercó, sintiendo absurda su presencia allí y todo lo que había acontecido allí. Como si de la línea de meta se tratara, al refugiarse bajo la cubierta sus pulmones volvieron a deshincharse. Tomó asiento en una banqueta y se tapó la cara con las manos, negando con la cabeza. Agradeció la soledad para debatir consigo misma.

Ese día era su cumpleaños. Ya tenía 28 años. Eso no era lo que le causaba aquel desasosiego, o al menos no en su totalidad. Al entrar en casa, se había encontrado con una fiesta sorpresa. Estaba Collin, por supuesto, su hermana Helena, Sienna, Henry, algunos compañeros más de trabajo... Nadie más. No estaba segura de si simplemente se sentía abrumada por la conmoción que supuso toparse con aquella escena, o si era la falta de seres queridos. Pero era definitivo que algo oprimía su pecho, y la había forzado a salir despavorida de allí, montarse en el coche y conducir sin rumbo hasta donde se encontraba. Y se arrepentía. No debió hacerlo. Pero ya estaba hecho.

—Maldita cobarde, siempre huyendo.

Apoyó la cabeza en el respaldo del banco, clavando los ojos en el techo del parador. Pasó así un tiempo indefinido hasta que cayó en un sueño inevitable ahí sentada.





[...]





—¡Feliz fabuloso cumpleaños, Suzz! —exclamó Freddie con la mayor de las alegrías señalando una pequeña tartita algo deformada.

—Ya tienes 26 —Roger le pasó un brazo por mis hombros y carraspeó con una expresión socarrona—, ¿notas la llegada de las arrugas y el terrorífico paso del tiempo?

—Sin faltar, Taylor, que tiene la misma edad que yo —bromeó Brian llegando con John de la cocina. Pusieron los cubiertos y los platos en la mesa.

—Esperamos que te guste la tarta, es de nueces —anunció John alegremente.

—Tendría mejor aspecto si Roger no fuera un bruto carente de delicadeza —dijo mordaz Freddie tirándole de la oreja al mencionado.

—No pasa nada, ya me conozco el estilo Meddows —respondí sin acritud con una gran sonrisa. Extendí los brazos y les di un enorme abrazo a los cuatro—. Muchísimas gracias, chicos. ¡Pero no hacía falta nada de esto!

—¡Claro que hacía falta! —se quejó Brian empezando a cortar el pastel.

—Es tu cumpleaños, no seas idiota —soltó Roger dirigiéndose a la botella de whisky para abrirla y servir a todos.

KEEP YOURSELF ALIVE #3: Both Sides Now ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora