Twenty-Ninth Side

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Una brisa fresca se colaba por las puertas abiertas de la terraza, desde la que se alcanzaba a ver la verdosa Avenida Montaigne 25. Suzzanne estiró las piernas sobre el reposabrazos de la aterciopelada butaca mientras recibía con agrado la corriente. Escuchó la puerta del baño abrirse, pero no abrió los ojos sin perturbar su relajación. Los pasos de Collin acercándose no la sorprendieron, pero sí flash de una cámara y su inconfundible sonido.

—Apenas has hecho fotos en el Louvre y me haces una foto a mí en camisón con el pelo revuelto —se lamentó la muchacha sin acritud.

—Eres una auténtica obra de arte, no me culpes —Collin le hizo un guiño atrapando la foto del aparato y dejándola sobre la cómoda. Caminó de vuelta y se apoyó de lado en el marco de la puerta del balcón. Suzzanne chasqueó la lengua y soltó una risotada floja—. ¿Tienes hambre? Podríamos pedir algo y que nos lo traigan a la habitación.

—Es temprano aún, pero es buena idea —se desperezó un poco en la poltrona estirando los brazos con los dedos entrelazados. El brillo anaranjado de la tarde iluminaba la mitad de su rostro, y su cabello pelirrojo relucía como fuego.

Collin se agachó un poco con la cámara entre las manos y volvió a enfocar a la chica con ella. Suzzanne sonrió al objetivo.

—¿Nunca te sientes invencible un momento e insignificante al siguiente? —habló él sin vacilación, para apretar el botón justo en el momento en el que la muchacha cambió su expresión a una turbada.

—Eh, ¿de dónde sale eso? —dijo confundida tras un momento, viendo al chico riendo y aireando la nueva fotografía con una mano.

—Lo leí en una revista.

—Serás sádico —Suzzanne bufó y se cruzó de brazos llevando la vista hasta las flores de la terraza.

—Perdona, perdona —Collin se acercó a ella y le plantó un beso en la cabeza, para después mostrarle la foto tomada—. Has salido muy bonita.

—Soy fotogénica, supongo —se encogió de hombros—. Pero a ver si lees revistitas menos turbias, hombre —bufó y rió un poco.

—¿Te ha gustado venir aquí? —el joven se colocó detrás de ella abrazándola por la espalda.

—Sí, siempre he sentido curiosidad por París. Es la ciudad de la luz.

—Y la ciudad del amor.

—Sí —ella giró la cabeza para juntar sus narices—. Me lo estoy pasando muy bien.

—Yo también —los azules ojos de Collin parecieron centellear, clavados en los verdes de Suzzanne—. Eh, voy a pedir que nos traigan un buen vino y después pedimos una cena cuantiosa, ¿qué te parece?

—Me parece genial —se entusiasmó la muchacha asintiendo.

Collin le dio un beso más antes de apresurarse hasta la habitación contigua para llamar. Suzzanne se quedó sentada en la misma posición, masajeándose la frente con una mano y suspirando largamente. Preguntándose si todo aquello estaba bien.

Dio una bocanada de aire, como devolviendo adentro las energías que se le escapaban con su espiración. Sentía estar haciendo el mayor de los esfuerzos, pero no se detuvo a pensar en ello más de un segundo. Se lo prohibía constantemente, como si de una tentación inevitable se tratara. Se puso en pie de un salto, caminando en busca de su marido.

KEEP YOURSELF ALIVE #3: Both Sides Now ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora