Fiftieth Side

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La mañana del 25 de agosto de 1980 Suzzanne se empeñó en arrancar su achacoso ford cortina del 66, esperó a Collin y ambos rodaron en esa chatarra hacia Londres. Hicieron cinco paradas de emergencia, porque el pobre coche no parecía estar dispuesto a hacer un solo kilómetro sin asustar a sus pasajeros con ruidos misteriosos, o soltando el tubo de escape como una llamada de alerta para que dejaran de conducir. A pesar de ello, llegaron a salvo hasta la casa de Evelyne y Roger sin problemas. Los planes habían cambiado, y es que Freddie y Amanda estaban en plena mudanza de última hora.

—¡Y por fin llegáis! —les gritó Roger, que ya los había visto por la ventana y había salido a buscarles.

—¡Hola, chicos! —Evelyne apareció detrás de él en un segundo—. Roger, ayúdales con las maletas.

—No hace falta, traemos poca cosa —dijo Suzzanne sacudiendo una mano.

—Ya la has oído —Roger se cruzó de brazos, pero la rubia se apresuró a empujarlo hacia el maletero del coche.

—¿Cómo estáis? —preguntó Collin a modo de saludo. Roger le dio un par de palmadas en la espalda de forma amistosa.

—Bien, ¡pero muy ocupados! Organizar fiestas es agotador, de verdad —Evelyne cargaba con un minúsculo neceser para ayudar a su manera.

—En menudo berenjenal nos hemos metido —añadió Taylor quejumbroso agarrando una de las maletas.

—Pero si tú no estás haciendo nada, no te quejes —le riñó Ev con expresión ofendida. Aunque estuviera de guasa, Suzzanne sintió cierta frialdad entre los dos rubios. Decidió no darle importancia.

Pasaron adentro y Evelyne les trajo algo para beber. En poco tiempo Amanda llamó a la puerta y se alegró de verles allí. La muchacha ya estaba relativamente recuperada de su fractura, pero no parecía haberse deshecho de ella del todo. Al andar cojeaba un poco.

—Siéntate aquí, Mandy —Ev le echó una mano para tomar asiento.

—¿Qué tal la pierna, Amanda? —preguntó Collin, que no había tenido oportunidad de hablar con ella antes.

—Mejor, mucho mejor. Aunque me han dicho que no juegue al fútbol ni corra —bromeó ella riendo ligeramente.

—¿No te duele al caminar? —dijo Suzzanne con cierta preocupación.

—Bueno, un poquito. Pero estaré perfectamente en un par de meses más —Amanda sacudió las manos quitándole importancia.

Pasados quince minutos Freddie llegó acompañado de John y Brian, y después de los festivos saludos de rigor cenaron en un buen restaurante del centro todos juntos. Les pareció buena idea ir a algún pub a tomar copas. The Vapors con Turning Japanese movía el ambiente en el local.

—Qué bien lo vamos a pasar, todos juntitos otra vez —le dijo Evelyne con voz cantarina a Suzzi, juntando las manos y moviendo la cabeza—. Me alegra un montón que hayáis decidido quedaros tanto tiempo por aquí con nosotros.

—Sí, va a ser divertido —Suzzanne asintió sonriendo, dando un sorbo a su coca-cola sin cafeína y echando un vistazo a su alrededor. Encontró a Collin a lo lejos partiéndose de risa con Roger y Amanda.

—Oye, cuéntame —Ev dio un tiento a su brandy—. ¿Qué es de tu vida? Hace un siglo que no hablamos tú y yo, no sé nada de ti.

—Poca cosa, mi vida es muy tranquila —dijo riendo.

—Eso está bien, los dramas son agotadores. Y te lo digo como provocadora de dramas que soy —soltó una carcajada aguda dándose palmaditas en el bajo de su peinado.

—¿Algún drama reciente que me haya perdido? —preguntó la pelirroja alzando las cejas con curiosidad.

—No, la verdad —ella negó con la cabeza bebiendo de nuevo de su copa, pero no sonaba muy convincente—. Aparte de que Amanda casi se parte la cabeza por las escaleras hace cinco meses, por lo demás todo sereno.

Suzzanne creía que había algo más, pero decidió dejarlo pasar porque la rubia no parecía con ánimo de hablar más, y brindaron por alguna bobada que se le había ocurrido en el momento.

—¿Contra quién conspiráis, queridas? —Freddie se sentó con ellas con una copa de vino en la mano.

—Por una vez no estoy conspirando contra ti, que lo sepas —Evelyne apoyó la barbilla en su mano, sacudió la otra en su dirección y le sacó la lengua. No parecían haber terminado de llevarse bien nunca, esa impresión daba. Suzzanne desconocía la razón.

—¿Qué se siente sabiendo que vas a cumplir los 33 en menos de dos semanas? —Suzzanne fingió tener un micrófono en la mano, y la llevó hasta el frente de Freddie.

—¿33? Mentira —se dignó a decir con aire señorial mirando a otra parte.

—Pronto seremos todos unos viejos, es tan deprimente —dijo Evelyne haciendo un puchero.

—Habla por ti, yo no puedo envejecer. Soy eterno como el tiempo —Freddie sacó un paquete de Marlboro y un mechero e hizo una floritura con ambas manos, haciendo reír a la pelirroja.

—Bueno, bueno —Ev sacudió la cabeza con sorna—. Me voy a hacer pis, guapetes.

—Yo quiero tomar un poco de aire fresco —Suzzanne se puso de pie y se sacudió la parte de atrás del vestido.

—Te acompaño, así te hago un exhaustivo interrogatorio sobre tu misteriosa vida de liverpolita —Mercury también se levantó también antes de encender su cigarrillo y la siguió.

Los dos salieron a la entrada y se apoyaron en la pared del establecimiento. La fresca brisa resultaba muy agradable, haciendo contraste con el aire atosigante que se respiraba dentro. Freddie prendió el cigarro y dio una larga calada expulsando el humo lejos de ambos.

—Hey, extraña —dijo con una sonrisa ladeada mirando a Suzzanne—. Llevamos una eternidad sin hablar, ¿lo sabías?

—He oído muchas veces esa frase ya —ella rió un poco sacudiéndose la cabeza con una mano.

—Si es que no hay quien se mantenga en contacto contigo, querida. ¿Cómo va todo?

—Todo va bien —repitió una vez más la muchacha en aquella noche—. ¿Y a ti qué tal?

—Estupendo —dio otra calada—. ¿Todo bien con Collin?

—Muy bien —ella asintió para reforzar su respuesta—. ¿Todo bien con Amanda?

Freddie sonrió, esta vez de oreja a oreja— Muy bien.

—Me alegra oír eso —Suzzanne sonrió también, achinando los ojos.

—Esta conversación está yendo demasiado rápido, ¿desde cuándo somos un par de vecinas que se odian y que se encuentran en el super? —se quejó él resoplando de forma cómica.

Suzzanne soltó una risotada y dejó caer la cabeza contra la pared— Eso es porque ya somos mayores.

—El que debería tener la crisis soy yo, cariño —sacudió la mano que sujetaba el cigarrillo con un ademán.

—Oye, por cierto, muy buen disco The Game. Pero no de mis favoritos —Suzz alzó un dedo haciendo un mohín.

Freddie ahogó un grito y fingió una gran ofensa— ¿Cuál es tu favorito?

—Pues el primero, es evidente —chasqueó la lengua y se cruzó de brazos, riendo después—. Es el mejor.

—¡Pero no vale, nadie se acuerda del primero ya! —Freddie también rió negando con la cabeza.

—Yo me acuerdo, con eso basta —dijo Suzzanne con rotundidad.

Pasaron un rato más hablando de esto y de lo otro, y volvieron adentro con los demás. Suzzanne se había sentido completamente ausente toda la noche. Como si hubiera estado observando todo desde un tercer plano. Aun así, lo había pasado bien, pero había corroborado que no podía mantener sus sentimientos al margen constantemente, y comprendía que probablemente nadie puede hacer eso. Tal vez había comprendido un poco más sobre la vida.

KEEP YOURSELF ALIVE #3: Both Sides Now ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora