KEEP YOURSELF ALIVE #3: Both Sides Now ♕

Nineteenth Side

Collin observaba desde el umbral de la puerta de la cocina a Suzzanne, que lloraba a moco tendido en el sofá viendo un episodio de Emmerdale en la televisión. Decidió caminar hasta ella y se sentó a su lado. La chica no se percató de su presencia hasta después de haber apartado un pañuelo de su rostro.

—¿Es tan triste? —preguntó él pasando su brazo derecho por los hombros de la muchacha.

—Qué va... Es el resfriado —dijo con un puchero. Terminó de enjugar las pocas lágrimas que le quedaban y apagó el televisor con el episodio finalizado y un anuncio de colonia teniendo lugar.

—No estás resfriada, sólo lo usas como tapadera para no ir a los conciertos de Queen —resolvió Collin con una sonrisa ladeada.

—No necesito una puñetera excusa para no ir —Suzzanne puso los pies sobre el sofá y usó el hombro de Collin como respaldo.

—¿Dónde están ahora?

—Glasgow.

—¿No quieres ir a verlos cuando toquen en Londres? —le acarició los rizos.

—¿Qué mosca te ha picado, Collin? —resopló con cierta desidia.

—No vuelvas a ver Emmerdale, te pone de mal humor —se burló él haciéndole cosquillas en los costados. La chica se retorció entre risas intentando zafarse.

—No estoy de mal humor, ¡estoy resfriada! —Suzzanne consiguió defenderse girando sobre sí misma y protegiéndose con los pies. Acabó poniéndolos en el regazo de Collin y apoyando la cabeza en el posabrazos del sofá.

—Ah, por cierto. Mis padres me dijeron que les encantaste. Buen trabajo con tu carita de niña buena y risilla modesta —hizo una sonrisa ladeada y alzó las cejas. Suzzanne le puso un pie en la cara negando con la cabeza.

—Yo no hago eso, estúpido —soltó una carcajada y se mordió el labio—. Tus padres son buena gente.

—Supongo —alcanzó un periódico de la mesa auxiliar a su izquierda y lo colocó entre los pies de la chica para ojearlo.

—Seguro que ellos te enseñaron a sentarte tan derecho y a leer las esquelas con una expresión abrumada —Suzzanne hizo un gesto señorial con la mano.

—Colgaban mi dedo meñique de la lámpara para que aprendiera a beber té como un auténtico inglés —respondió sin darle mayor repercusión pasando la hoja.

—No tenía ni idea de que la gente en Canterbury era tan diabólica —Suzzanne rió de forma seca para después relajar la expresión.

Collin apartó el periódico y la miró en silencio un momento y luego puso una mueca humorística— ¿Siempre fuiste tan insolente o sólo lo eres desde que estás conmigo?

—Bueno —Suzzanne se quedó reflexionando mirando a otro lado, como indagando en sus recuerdos—. Supongo que he cambiado bastante con los años. Soy una inglesa con problemas dignos del primer mundo que le han agriado la vida, ¿no es deleznable?

—Definitivamente —Collin no coartó la risa y siguió leyendo los papeles.

La chica se levantó del sofá en dirección al dormitorio, desperezándose por el camino.

—¿Que hay del concierto de Queen de Noche Buena? —preguntó Collin cuando ya casi había entrado en la habitación. Ella se giró con un mohín.

—¿Quieres dejar a esos cuatro idiotas en paz?

—Te arrepientes de haberles llamado idiotas, ¿verdad? —ladeó la cabeza mirándola con diversión.

—Luego dices que yo soy la insolente, Collin el refinado Browning. Maldito hipócrita.

—¡Sabes que quieres ir! ¿Por qué te pones así?

Suzzanne cerró la puerta con hastío. Se apoyó en ella, dejándose caer hasta el suelo. Bufó como si el peso de la casa hubiera estado sobre sus hombros hasta ese segundo. En la habitación, ya oscurecida por el fin del atardecer, se encontró una vez más con su pesada soledad, que parecía estar acechando en cada esquina hasta que se quedaba sin compañía.

Llevó la vista hasta la cómoda frente a la cama, donde descansaba el nuevo vinilo de Queen, que había salido a la venta hacía un par de semanas y sus amigos ya se habían encargado de que estuviera en sus manos con antelación. Estaba fascinada por el talento que tenían, y aún así le resultaba insufrible escucharlo sin pararlo antes de la novena pista.