IV. La Selección

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Victor acaricia mi espalda por debajo de la camiseta holgada que llevo haciendo que enseñe el hombro derecho, y siento sus besos húmedos por la clavícula enviándome pequeñas corrientes eléctricas por todo el cuerpo, haciéndome disfrutar el momento.

-Victor -Musito en su oreja, haciendo que pare de darme besos para concentrarse en mis ojos, y por un momento la mente se me queda en blanco, dejado al chico a la espera de alguna frase -Esta mañana tengo que irme al hotel con mi padre -El hace una mueca en desagrado y frunce su ceño.

-¿Porque? -Musita sobre mis labios, agarrando de la cadera, acercándome aún más a el, si eso es posible estando sentada a horcajadas sobre el -Dijiste que te quedarías por un tiempo con migo -Atrapa mi labio inferior tirando de este y soltando de repente.

-He estado dos semanas viviendo con tigo -Le recuerdo, colocando mis manos en sus hombros desnudos por la falta de una camiseta y dirigiendo mis manos a su cuero cabelludo masajeándolo como se que le gusta- Y después de que anuncien la selección tendré que estar muy al pendiente.

-Y hoy en la mañana lo anuncian -Termina por decir y bufa sobre mis labios frustrado.

-Puede que te cojan, ¿No estás nervioso?-Este niega con la cabeza y me observa los labios por un buen rato, hasta que decide juntarnos, lamiendo y chupando algo fuerte, haciéndome jadear en su boca. Provocando que sonría entre besos.

Intento mantener el centro de equilibrio y termino alineando nuestras caderas, sacándole el aliento. Veo sus ojos oscurecerse y sus pupilas dilatarse hasta que sus iris se convierten en pequeños aros redondos rodeando sus puntos negros.

Veo su lengua deslizarse con lentitud sobre sus propios labios, sus manos acunando mis curvas de las caderas mientras alza ligeramente su cabeza para rozar la punta de su nariz con la mía, en un gesto demasiado gentil. Tira de mi para acercarme más a él, la ropa empieza a estorbar cuando empezamos a sentir la necesidad de tacto y calor ajeno.

Sus manos abandonan mis caderas para dirigirse a mis glúteos, los cuales masajes con un poco de crudeza, la cual cosa me encanta. Jadeo, mordiéndome el labio al sentir sus dientes en la piel sensible de mi cuello, todo mi cuerpo reaccionando ante el contacto que me brinda.

Los dedos de Victor van más allá de mi ropa interior, mientras lame la zona del hombro hasta el cuello donde no sabia que podia ser tan sensible. Siento sus manos masajear mis glúteos sin telas de por medio y como crece debajo de mi.

Pega nuestros cuerpos, hasta que lo único que nos separa de estar en contacto piel contra piel es la molesta ropa, que siquiera quiero quitarme para no perder la cercanía. Disfruto de tirarle un poco del pelo y me encanta el jadeo ronco que me proporciona.

-Te voy a desear suerte a mi manera -Musito en su oreja mordiéndole el lóbulo, simulando pequeñas embestidas sobre su entrepierna. El echo de que su abuelo pueda pillarnos en cualquier momento lo hace aún más excitante, y creo que para él es exactamente igual.

Este me sonríe de manera egocéntrica y alza mis caderas para frotar nuestras intimidades, haciéndome retorcer sobre el. Y sonríe aún más cuando recibe la reacción que esperaba de mi parte.

Me levanto de encima, dejándole una expresión de confusión, y me dirijo casi corriendo a la habitación de este, entrando y abriendo el cajón de la mesita de noche, sacando un condón. Vuelvo a cerrar este, saliendo por la puerta, volviendo a correr por el pasillo, y cuando entro a la sala de estar de la planta de arriba me encuentro a Victor levantado del sofá mirándome con el celo fruncido.

Vuelvo a acercarme a el peligrosamente, y le empujo un poco colocando mis manos en su pecho tirándolo al sofá, y enseñándole el pequeño sobre que llevo en mi mano derecha, tirándolo encima del sofá, para poder disfrutar de tocar la piel caliente de mi novio.

Distancia [Victor Blade]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora