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Terminé de nadar y cuando salí de la alberca Adam estaba frente a mí con mi toalla, me sorprendí y me dio pena que viera mi cuerpo, ya que es completamente opuesto a su físico perfecto. Tomé mi toalla y de inmediato me envolví, sentí que me protegería un poco.

—¿Qué haces aquí?

—Pregunté por ti y me dijeron que estabas aquí.

—¿Desde qué hora estás aquí?

—Todo el rato.

—¿Por qué?

—Porque quiero saber de ti.

—Mira, Adam, si es un juego mejor regresa por donde viniste, no me interesa. —No entendía por qué con él podía ser así, si otra persona lo hubiera hecho, yo me hubiera quedado callada y soportando lo que tuviera que pasar.

—¿Qué?, yo no juego. Mejor vamos por algo de comer, nadar debe cansar.

Éste chico sabe insistir y lograr su cometido, fui a ducharme para quitarme el olor a cloro y salí con el uniforme puesto, había olvidado mi muda de ropa. Salimos de la escuela y me llevó a una pizzería, estaba como a veinte minutos de donde estábamos, el sitio era agradable, pero había muchas personas y algunos estudiantes de nuestra clase.

—¿Podemos pedirla para llevar?

—¿Pasa algo?

—No quiero comer aquí, ¿puedes pedirla para llevar?

—¿Prefieres otro sitio?

Asentí y salimos de la pizzería, Adam me observó, se percató de que algo me había incomodado, pero no dijo nada, caminamos en silencio y terminamos por comprar un helado.

—¿Por qué no te gusta que te vean conmigo?

—No es normal.

—¿A qué te refieres?

—No es normal que alguien, con tu físico, esté con alguien como yo.

—¿Como tú?

—Sí, como yo.

—Tú eres una chica, no veo el problema, además nadie me dice con quién debo estar y con quién no, soy capaz de decidir por mí, pero si tú no quieres que esté a tu lado, dilo de una vez.

—Es que no es eso, siento que todos me observan, antes de tu llegada, yo era un cero a la izquierda, sólo me veían cuando era extremadamente necesario.

—Entonces, ¿quieres que te ignore como los otros?

—Estoy acostumbrada a eso, no puedo decirte más, porque ni yo tengo respuesta a eso.

—¿Cómo puedes estar acostumbrada a eso?, por Dios, eres alguien a quien deben conocer, yo no te conozco y me agradaste, lo cual no es normal, pero me interesa ser tu amigo.

Agaché mi cabeza, no tenía palabras para decirle algo, me seguía sintiendo rara con lo que estaba pasando. Dejamos de hablar y terminamos nuestros helados, a las seis llegué a casa, le pedí tiempo para mí y para procesar todo.

A las siete y media llegó mi madre, me extrañó que estuviera tan temprano en la casa, bajé a recibirla, pero por su cara lo mejor era que regresara a mi habitación. Evite hacer ruido y me acosté en mi cama, tenía una solicitud de amistad en Facebook, revisé y era Adam, éste chico no se rendía fácil y mucho menos aceptaba un no por respuesta. Iba a rechazar su solicitud, pero antes de eso revisé su perfil, tenía bastantes fotos de viajes, fiestas, y lugares a los que jamás iría yo, bueno a los que no sería invitada.

¿Sólo yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora